CENA QUARTA DEL SEGUNDO ACTO.En que Escalion va á casa de Dolosina á le llevar los diez escudos de parte de Selvago. Los quales la dexa habiendo con ella acabado que entenderá en aquellos negocios, quedándose asimesmo esa noche en casa de la vieja con una su criada llamada Libina. Introdúcense:ESCALION. — DOLOSINA. — CLAUDIA. — LELIA. — LIBINA.
En que Escalion va á casa de Dolosina á le llevar los diez escudos de parte de Selvago. Los quales la dexa habiendo con ella acabado que entenderá en aquellos negocios, quedándose asimesmo esa noche en casa de la vieja con una su criada llamada Libina. Introdúcense:
ESCALION. — DOLOSINA. — CLAUDIA. — LELIA. — LIBINA.
Esc.Ahora que ya Flerinardo se ha entrado á su aposento, quiero ir á casa de Dolosina con el recaudo de Selvago, ca mejor se negociará agora que de mañana, y áun podria ser que del porte de los diez escudos tuviésemos buena cama hasta el alba. Buen acuerdo es éste; alto, via á caminar por esta calle, pues será á ménos peligro. Bien está, que ya veo la puerta, y á Dios si están acostadas; mas poco se perderá en que llame, pues venimos con provecho. Tá, tá.
Dolosina.¿Hija Lelia, hija Lelia? corre presto, por tu vida, mira quién llama á talhora á la puerta, y si es el mercader de quien te dixe hoy.
Lelia.Madre señora, si es él, más vale que vaya á le abrir Claudia que yo.
Dol.Bien has dicho; vé pues, Claudia, mira quién es.
Claudia.Ya voy, madre, mas por mi salud, que en el llamar más semeja al bachiller desta mañana que al que decis.
Dol.Sea quien fuere, asómate á esa fenestra y vello has.
Claud.¿Quién está allá baxo?
Esc.Gente de paz es, señora Claudia; abrid á Escalion si sois servida.
Claud.¡Válale el demonio al desuella caras! ¿y qué quiere á tal hora? Madre, Escalion es, ¿mandas que abra?
Dol.Vé, hija, que no se pierde cosa; veamos qué demanda es la suya.
Claud.Entra, señor Escalion, y sube si fueres servido.
Esc.¡Oh perla, y cómo eres graciosa! mas dime, ¿está Hetorino y la madre en casa?
Claud.Señor Escalion, él hoy se partió fuera de la ciudad; la madre está arriba; sube si eres servido.
Esc.A ella he yo menester, señora; por tanto allá subo. Muy buenas noches,señora Dolosina, y á la compañÃa y todo.
Dol.Muy buenas te las dé Dios, hijo Escalion; ¿qué es lo que mandas en mi pobre casa, que ya sabes que todo está á tu mandar?
Esc.Madre señora, cierto negocio provechoso que se ha recrecido; mas primero que dél te dé cuenta, quiero que me digas quién es esta hermosa doncella, que por la ley del cuaderno, muy bien me ha parecido.
Dol.¡Ay traidor, cómo se te van los ojos tras la carne nueva! Bien dicen que la tal aplace; mas sábete que es doncella bien quitada de todo ruido, que me ha rogado que la tenga aquà en mi casa algun tiempo recogida, que por ser huérfana de padre y madre, sin algun arrimo de pariente, fuérale trabajoso pasar en su honra la vida, que, mal pecado, tenemos un mundo tal, que las semejantes, estando solas, poca seguridad tienen de las malas lenguas y perversas intenciones, de que se sigue que la mala llaga sana, y la mala fama mata; que lo uno está en causa propia, y lo otro en ajena lengua.
Esc.¿Cómo es su gracia?
Dol.Libina.
Esc.Pues á fe de gentil-hombre, que si la señora Libina por suyo me recibiese, queno perdiese en ello cosa, ántes se podria alabar que tenÃa señorÃo sobre quien no consentiria que su chapin abajase á ménos.
Dol.Hijo Escalion, muy contrarias van tus palabras de lo que yo te he dicho; mas si te parece, dime á qué fué tu venida, porque es hora que dés la vuelta y acá nos recojamos.
Esc.Madre, á solas lo quiero haber contigo, por tanto mira dó quieres que sea.
Dol.Entraos, hijas, en esa pieza miéntras hablamos dos palabras. Ya está hecho, bien puedes decir tu recaudo.
Esc.Madre señora, has de saber que de parte de Selvago, único amigo de mi señor Flerinardo, á tà soy venido, que te ruega excesivamente que luégo de mañana á su posada te llegues, que será cosa bien de tu provecho, á lo que, de mi oido, por lo bien que te quiero, dixe que alguna cosa comigo adelantada te enviase, lo qual fué tan cumplidamente como su generosa persona demanda, por tanto ves aquà diez escudos de presente que te envia, y largos ofrecimientos de futuro si remedio en su fatiga pusieres, que á lo que yo imagino es de amor; por tanto, mira qué me respondes, que cierto tú lo debes hacer, pues provecho no pequeño dello se te seguirá.
Dol.Aunque, hijo Escalion, ya tenÃa por mà de no ponerme en semejantes tratos, por rogármelo tú al presente, yo mudaré mi propósito concediendo en tu ruego; y á lo que dices que por mà heciste, yo lo tengo en soberana gracia, y quedaré obligada á ser presta en todo lo que te cumplirá.
Esc.Pues, señora, entre otras mercedes que de tà espero, es una, que hables por mà á Libina, esta doncella que aquà tienes, que cierto della estoy muy pagado, y si no recibiese algun favor serÃa puesto en toda congoxa.
Dol.Porque veas, hijo, lo que te amo, yo haré por tà lo que por mi padre fuera escusado, por tanto reposa un poco, que yo te tornaré alegre, porque sientas qué es hacer placer á la madre Dolosina, que lo sabe muy bien pagar con el doblo. ¿Hija Libina?
Libina.¿Qué es lo que mandas, señora?
Dol.Quiero de tà tanta gracia que hables á este señor y le quieras, que en ello no perderás cosa.
Lib.Por mi salud, madre señora, que en otra cosa puedes mandar, que eso es bien escusado.
Esc.Haz, señora Libina, lo que la madre te ruega, que juro por los temidos barbotes de Pluton, de te servir bien y lealmente, fuerade lo que tu valor vale, porque he sabido que eres quitada de semejantes tratos.
Lib.Gentil hombre, poca necesidad tengo al presente de vuestros servicios, por tanto mudad vuestro propósito; y de vos, madre, estoy, y con razon, bien afrentada, que sabiendo mi condicion me probais con tales palabras.
Dol.Ea, hija, haz lo que te digo, que yo fiadora, que dello no quedes pesante.
Lib.Por mi vida, madre, que es en vano; ¡cómo! ¿y asà habia de poner mácula en mi fama? Jesú, tal no me mandeis, que moriré de pesar.
Esc.Madre, asà Dios te dé buena postrimerÃa, que no cesen tus palabras en mi favor, y toma la capa mia, porque miéntras más se escusa, más su amor me abrasa.
Lib.¿Qué te dice ese señor de secreto? que, por mi fe, su pensamiento es en vano.
Dol.DÃceme que se tiene por bienaventurado en tener tales pensamientos, que al fin piensa que tu crueldad será contra él amansada.
Lib.SÃ, sÃ, sÃ; dichoso él, como cera de todos santos, no se vaya de por ese camino; espéreme en pié, que yo le aseguro que de tal pecado no lo acusen.
Dol.Bien veo yo, hija Libina, ser estofuera de tu condicion; mas has de mirar que te lo ruego yo, que algun dia me habrás menester, que aunque te sea cuesta arriba, bien habrás oido que mano besa hombre que la quirrie ver cortada, quanto más que yo conozco de tà que no querrias que lo fuese la suya.
Lib.Por mi vida, madre, que no estás en lo cierto, que si no mirase á no darte á tà enojo, ya de aquà me habria partido por no oir tales razones.
Dol.Pues por mi salud, que aunque más santa te muestres, que has de recibir de nosotros fuerza; alto, hijo Escalion, vén comigo, que yo la dexaré donde haya menester las manos.
Lib.¡Ay madre! ¿por que me haces tanto mal?
Dol.Por tu bien es, hija.
Lib.¿Qué mucho ganar es hacer placer á este gentil hombre?
Dol.Agora quiero, hijo, que delante de mà la abraces para ver dónde llega tu diestra.
Lib.Ya en brazos de un toro de Xarama le vea yo, que corre siete leguas tras una moxca.
Dol.Haz, hijo, lo que te digo.
Lib.No será él tan desmesurado.
Dol.¿En mesuras me mirais? Alto, que en esta cárcel aprisionados quedaréis, sin esperanza de que hasta el alba quedeis libertados, que yo me llevo la llave.
Esc.Madre señora, ten cuidado de mi negocio.
Dol.Sà tendré, hijo; huelga, que siendo tiempo yo te llamaré.
Claud.Señora madre, ¿qué se hizo de Libina y Escalion?
Dol.Sabe, hija, que allá los dexo encerrados en la pieza de los huéspedes.
Lel.¿Dióte alguna cosa?
Dol.¿Y qué me habia de dar, Lelia? ¿No soy más obligada á la amistad que tiene con mi marido Hetorino, que á interes alguno?
Lel.No lo digo porque recibas pena, madre, sino que pensamos Claudia y yo, quando llamó á la puerta, que fuese alguno de nuestros huéspedes, y cayó la suerte á Libina, que dello estaba bien descuidada.
Dol.Andá, locas, Ãos acostar, que vuestro san Martin os vendrá otro dia.
Lel.Ya vamos, madre, quédate á buenas noches.
Claud.Por tu fe, Lelia, que nos lleguemos callando al aposento donde sus mercedes están; veamos las razones que entre sÃpasan, pues él es tan taimado y ella no peca de necia.
Lel.En Dios y en mi conciencia que me lo quitaste de la boca, que, como dicen, si bebo, en la taberna, si no, huélgome en ella; ya que esta noche estamos vacantes, tomarémos un rato de pasatiempo oyendo las bravosidades que entre sà tendrán.
Claud.Pues sea con mucho tiento, no sientan la celada que les tenemos puesta.
Lel.¿No le oyes, Claudia? ¿no le oyes al necio cómo se lamenta?
Claud.Óyete, no lo sientan, que al cabo estoy.
Esc.Por Dios, señora Libina, que no creyera que tan cruda habias de ser para quien tanto como yo te quiere, especialmente en lugar tan aparejado á batalla de amores, en que solos estamos; no, señora, por tu vida, no seas de tal condicion, sino concede en mi voluntad, que yo te aseguro que no te pese despues de habello hecho.
Lib.Donoso está, por mi vida, yo le digo que se vaya y él descalzóse las bragas; mas decid, hombre de bien, por vuestra fe, ¿qué servicios ó qué dones he de vos recebido para concederos vuestro ruego? ¿qué conocimiento de mà teneis, que asà pensais? hoy venido y cras garrido. Pues prométoos queno se hace la boda de hongos, sino de buenos florines redondos, ó servicios, que en tanto los estimo, y por tanto os podes tener por dicho que de mà al presente no habréis más de lo habido.
Esc.Señora, si miras la buena voluntad que desde que te vi te he tenido, á más me eres obligada.
Lib.Deso comerémos, por vida de mi agüelo; pues hágoos saber, hermano, que en más estimo un real de plata que quantas voluntades hay en el mundo, que no sé que color tienen.
Esc.Pues te muestras contra mà tan zahareña y no quieres hacer lo que te digo, una cosa de tà quiero que no me sea negada, la qual es que de tu voluntad, con que al presente seré contento, me dés una docena de besos.
Lib.Xó que te estriego; por mi vida, que le solteis el freno y escopirá, ó le asgais de la barba y deciros ha mil gracias; axó, niño, dalde un tres, que dos merece; ya los diablos le besen, que no tienen mocos.
Lel.¿Pasa por tal cosa Claudia?
Claud.En verdad no lo creyera si ciento de á caballo me traxeran por testigos; en Dios y en mi conciencia, mayor asno enalbardado que éste no se halle en toda Arcadia, aunque el pastor Argos con sus cien ojos le fuera á buscar.
Lel.Por mi salud, que tienes razon, que de verdad yo acá fuera en oirlo tengo el mayor empacho del mundo.
Claud.Pues yo no, sino que parece que lo sueño, ca se ha oido éste es en toda la ciudad por muy valiente y desenvuelto tenido; y verdaderamente dicen que en donde se piensa que hay tocinos no hay estacas, pues tan cobarde y atado al presente se muestra.
Lel.Asà es, hermana Claudia, el vulgo inconstante, que lo bueno en malo y lo malo en bueno suele mudar, dando á unos fama de santos y graves varones, y no siendo vero lo que dice el pandero, tienen en su pecho una hedionda piscina encubierta; y por el contrario, otros, por hipócritas y malos tenidos, tienen su tribunal y asientos por electos en la eterna beatitud.
Claud.Clara y manifiesta verdad es ésa; mas calla un poco, verémos en qué paran los trajes, qué responde Escalion á lo dicho.
Esc.¡Oh pesar del horrendo dragon domado por el fuerte Belorofonte! ¿y cómo Ãa de ser verdad que con tus cruezas y desvÃos has de dar la muerte al más temido varonde toda Europa? no será, sino que yo llame á la madre, que me dexe salir á tomar venganza de quantos delante se me pusieren, pues de quien me causó el enojo no conviene.
Lib.Ce, señor, por tu fe, no hagas tal cosa, sino llégate acá, dime si há mucho que me conoces.
Esc.¡Oh, Dios sea loado, que me dices que á tà me llegue!
Lib.Por mi vida, que ya dello me pesa. Ce, señor, por vuestra vida, que os tengais en vos, que no soy de las que pensais.
Esc.¡Oh qué blanco pecho que tienes, señora Libina! Juro por las que en la cara tengo, que mejor no le vi en toda mi vida, aunque por mis pecados he visto muchos; pues la delicadez dél es de olvidar, sino que me parece tomar en las manos mantequillas de Guadalajara.
Lib.De verdad que con razon dice el proverbio, mete el gallo en el muladar y saldrá heredero, ó lo que más le conviene, al judÃo, dalde un palmo y toma cuatro. ¿Cómo, y tal ha de pasar, gentil hombre? teneos allá, que por los huesos de mi madre (que pudren) he de dar voces como una loca.
Esc.Señora mia, pÃdote de gracia que me digas, si fueres servida, cómo de tu gentileza podré gozar, y toma de mà quanto quisieres, que de verdad te digo que me tienen tus amores muerto.
Lib.Ya no os moristes vos, marido, por falta de caperuzas, que siete tenÃades en vuestra arca.
Esc.¡Oh pesar del mundo malo! ¿y que esté yo rabiando por tu causa, y tú diciéndome gracias? por tu fe, no seas, señora, de tal condicion, que me harás hacer una locura que llegue á orejas del turco.
Lib.Agora, si tú por mà hacer quieres una cosa, yo concederé en tu ruego; mas en otra manera será escusado.
Esc.No tardes, pues, en me lo decir, que, por el gorjal de Sant George, ántes será hecho que dicho, y si es cosa de armas y tengo de castigar algun atrevido, á mà por un cabo, y á que tangan por él por otro, puedes enviar.
Lib.No es lo que piensas, sino que me hagas haber once varas de anascote para un manto, y seda con que guarnecello, y serás luégo sano; y no pienses que con otro hiciera esto, que cierto no es ansÃ, que si no mirase tu gentileza y que me tienes buen amor, por mi salud, fuera bien escusado, por ser yo persona tan quitada de semejantes tratos.
Esc.¡Válale el demonio á la coxita remilgada, y qué palabras suelta! juro por mi verdad, que por ella se debió decir: pico de once varas, y con qué guarnecelle.
Lib.¿Qué dices entre dientes, señor? ¿parécete caro? Pues dilo presto, que podrá ser, si te detienes, haber vuelto el propósito.
Esc.Digo, señora, que pudiéndome mandar un caso de honra, me afrentas en pedirme una nonada.
Lib.Con eso seré yo contenta.
Esc.Pues ¿cómo será, que no lo tengo aqu�
Lib.Más dias hay que longanizas; tráelo tú, que luégo serás pagado.
Esc.Señora Libina, ves aquà cuatro reales para en señal, y yo te prometo, á fe de quien soy, de te los enviar mañana.
Lib.No querria que me burlases.
Esc.Bien parece que no me has contratado mucho, pues dubdas en mi palabra.
Lib.Agora, señor, muestra, que yo te fio; mas, por mi vida, que te sosiegues un poco, que la noche es larga.
Esc.Asà es menester, señora, para quien ha de caminar largo y dormir en ella.
Claud.¿No ves, Lelia, lo que pasa, y cómo ha sabido Libina traer el agua á sumolino haciéndole creer del cielo cebolla y que era una religiosa?
Lel.Cierto es entendida, y ya se tiene cuatro reales para el pico de la cañada.
Claud.Ansà me parece; mas si tuvieres por bien entrémonos en nuestro albergue, que ya tienen sus mercedes pausa, y lo de aquà adelante es más para gustallo de presencia que para oirlo de léjos.
Lel.Es bien acordado, sea luégo.