IXDel vol. "Norteamericanos".

IX

Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la naturaleza la necesidad de justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla.

Los bravos olvidan.

Se nota, después de las guerras, que los que olvidan menos son los menos bravos, o los que pelearon sin justicia y viven en el miedo de su victoria.

Pueblos hay y gentes, de oro por fuera, que son una cueva de duendes insomnes por dentro.

Sólo los pueblos pequeños perpetúan sus guerras civiles.

Como bueno, caballo contra caballo, se dirimen las contiendas que arrebata al dictamen de la razón la ferocidad del hombre.

Culminan las montañas en pico y los pueblos en hombres.

El silencio es el pudor de los grandes caracteres.

La queja es una prostitución del carácter.

Aquel que es capaz de algo y muere sin que le haya llegado su hora, muere en calma, que en alguna parte le llegará. Y si no llega, bien está; ya es bastante grande el que es capaz de serlo.

En una República, un hombre que no vota es como en un ejército un soldado que deserta.

En el egoísta hay más personalidad, visible al menos, que en el desinteresado; pero sólo en el desinteresado hay verdadera grandeza.

Denuedo vence a denuedo.

A los hombres les importa más, a los hombres que llegan con el deseo a donde no les llega el patriotismo, les importa más quedar primero que salvar la patria.

No es lo mismo, por cierto, pelear donde el enemigo se ha preparado para resistir que donde tiene que acudir imprevista y precipitadamente.

Ni hombres ni hechos derivan grandeza permanente sino de su asimilación con una época o con una nación.

No hay faena más complicada y sutil que la del gobierno, ni cosa que requiera más práctica del mundo, sumisión y ciencia.

El genio es conocimiento acumulado.

Por toda suerte de condiciones habrá sido útil pasar, para ser benigno y justo, según diferentes normas, con los hombres de todas condiciones.

Han de tenerse en grado igual sumo la conciencia del derecho propio y el respeto al derecho ajeno; y de éste se ha de tener un sentimiento más delicado y vivo que de aquél, porque de su abuso sólo puede venir debilidad, y del de aquél puede caerse en despotismo.

Todo lo que vive se expresa.

Lo que se contiene se desborda.

Tiene artes increíbles la lisonja.

Los talentos, para ser eficaces, han de reunir en sí ambos sexos; el hombre, que invade; la mujer, clemente.

Obscurecerse es bien, si así se evita ensangrentar la patria.

A ciertos actos no es dado el ser entendido por ciertas mentes.

La grandeza lastima a los que no son grandes.

Se han de poner las esperanzas en lo que no se pierdan; jamás en hombres, escurridizos como las serpientes.

Los pueblos yerran en las horas de crisis que les turban el juicio; pero, en reposo, es admirable su justicia; ven el hecho, el carácter, el peligro, como entre nubes; pero lo ven; y si por el odio, el interés o el amor, suelen extremar o desviar sus opiniones, es lo más común que las tengan justas y seguras.

La Tierra tiene sus cráteres; la especie humana sus oradores. Nacen de un gran dolor, de un gran peligro o de una gran infamia.

Los oradores, como los leones, duermen hasta que los despierta un enemigo digno de ellos.

Sólo resisten el vaho venenoso del poder las cabezas fuertes.

El espíritu despótico del hombre se apega con amor mortal a la fruición de ver de arriba y mandar como dueño, y una vez que ha gustado de este gozo, le parece que le sacan de cuajo las raíces de la vida cuando lo privan de él.

No mueren nunca sin dejar enseñanza los hombres en quienes culminan los elementos y caracteres de los pueblos; por lo que, bien entendida, viene a ser un curso histórico la biografía de un hombre prominente.

En la elevación de cada hombre, por más que pueda parecer injusta y casual, hay causas fijas y de gran cuantía, ya residan por fuerza original en el encumbrado, ya dominen por fuerza nacional en el pueblo que los encumbra.

Todo gobernante representa, aun en las formas más extraviadas y degradantes del gobierno, una fuerza activa y considerable, visible u oculta; y cae, cualesquiera que sean su poder y aparato legal, cuando esta fuerza cesa, o él cesa de representarla.

No hay en los pueblos cosa más real que sus gobiernos.

Las repúblicas tienen, como excrecencias de su majestad y gusanos de su tronco, sus callejuelas y sus pasadizos; y así como en las horas de tormenta el instinto seguro del pueblo le lleva a elegir por guía el águila que cruza con más serenidad el aire, sucede en las horas de calma, cuando las águilas reposan, que las ambiciones, hábiles de suyo y agresivas, se entran por donde duerme la verdadera grandeza, que sólo da cuenta de sí cuando un peligro digno de ella viene a despertarla.

En un país de pensamiento, sólo por las sorpresas de la guerra puede subir un hombre inculto al poder.

No hay espectáculo, en verdad, más odioso que el de los talentos serviles.

Quien lisonjea, manda.

Domina a los hombres el que aparenta servirlos, y tiene más seguro el mando aquel que no deja ver que lo desea, ni lastima la ambición, orgullo o decoro de sus émulos con el espectáculo de su presunción o soberbia.

Dos que han pecado juntos, son eternos amigos.

Cuando todas las noblezas se han obscurecido en el hombre, aún es capaz de la pasión de amigo, y se encarniza en ella, como para probarse que no es enteramente vil.

Si hay algo sagrado en cuanto alumbra el Sol, son los intereses patrios.

No hay viles mayores que los que miran exclusivamente los intereses de la patria como medios de satisfacer su vanidad o levantar su fortuna.

Jamás debe apartarse de los cuidados públicos, ni en los momentos de mayor paz, la gente honrada.

No debe abandonarse por descuido lo que habrá de reconquistarse luego a gran costa.

No hay furia mayor que la de los caudillos rivales de un mismo partido.

Hay pocas cosas en el mundo que sean tan odiadas como los hipócritas.

El decoro encalla donde la intriga sale ilesa.

Donde se plantan pudres no hay que esperar olores.

El que viola el derecho, la paz y la independencia de la casa ajena, es como un bandido y rufián de las naciones, a la que lo de cesárea y omnipotente no quitaría la mancha de criminal y de villana.

Quien ha sabido preservar su decoro sabe lo que vale el ajeno, y lo respeta.

El talento la naturaleza lo da y vale lo mismo que un albaricoque o una nuez; pero el carácter no; el carácter se lo hace el hombre; y con su sangre lo anima y colora, y con sus manos lo salva de tentaciones que, como sirenas, le cantan; y de riesgos que, como culebras, lo vahean.

El carácter sí es motivo de orgullo, y quien lo ostenta, resplandece.

Como mármol ha de ser el carácter: blanco y duro.

¿Qué es, por desdicha, la política práctica, más que la lucha por el goce del poder?

El lenguaje es humo cuando no sirve de vestido al sentimiento generoso o la idea eterna.

Los partidos desdeñosos con quienes los solicitan, acaban por solicitar a quienes los desdeñan.

El necio sólo confía en los meros poderes naturales.

Cada condición lleva consigo, como todo lo que existe en lo material o espiritual, una cantidad igual de vida o muerte.

Al poder se sube casi siempre de rodillas. Los que suben de pie son los que tienen derecho a él.

Todo lo que no sea virtud pura es a la larga apoyo deleznable en política.

De cada nuevo hervor sale más bello el mundo.

El ejercicio de la libertad conduce a la religión nueva.

¿A qué sino a desconfiar de la eficacia de la existencia han de llevar las religiones que castigan y los gobiernos tétricos?

Donde la razón campea florece la fe en la armonía del Universo.

El hombre crece tanto, que ya se sale de su mundo e influye en el otro. Por la fuerza de su conocimiento abarca la composición de lo invisible, y por la gloria de una vida de derecho llega a sus puertas seguro y dichoso.

Cuando las condiciones de los hombres cambian, cambian la literatura, la filosofía y la religión, que es una parte de ella.

Cada sacudida en la historia de un pueblo altera su olimpo.

La entrada del hombre en la ventura y ordenamiento de la libertad produce, como una colosal florescencia de lirios, la fe casta y profunda en la utilidad y justicia de la Naturaleza.

La salud de la libertad prepara a la dicha de la muerte.

Cuando se ha vivido para el hombre, ¿quién nos podrá hacer mal, ni querer mal?

La vida se ha de llevar con bravura y a la muerte se la ha de esperar con un beso.

En vano concede la Naturaleza a algunos de sus hijos cualidades privilegiadas; porque serán polvo y azote si no se hacen carne de su pueblo, mientras que si van con él, y le sirven de brazo y de voz, por él se verán encumbrados, como las flores que lleva en su cima una montaña.

Los hombres son productos, expresiones, reflejos. Viven, en lo que coinciden con su época o en lo que se diferencian marcadamente de ella; lo que flota, les empuja y pervade; no es aire sólo lo que les pesa sobre los hombros, sino pensamiento; esas son las grandes bodas del hombre: sus bodas con la patria.

Hay palabras de instinto, que vienen sobre el mundo en las horas de renuevo, como los huracanes y las avalanchas; retumban y purifican, como el viento; elaboran sin conciencia, como los insectos y las arenas de la mar.

La religión venidera y perdurable está escrita en las armonías del Universo.

Los hombres abandonan a los que se deciden a vivir sin adularlos.

El mejor modo de servir a Dios es ser hombre y cuidar de que no se menoscabe la libertad.

El amor de una mujer joven trastorna a los ancianos, como si volviera a llenarles la copa vacía de la vida.

La piedad es el sello de las almas escogidas.

Cuando la Naturaleza escribe "Grandeza", escribe "Ternura".

El que la nación educa, si no aprende para vil, debe dar la flor de su trabajo, la flor de su vida, a la nación.

Los hombres pueden levantar puentes más fácilmente que levantar almas.

Los hombres gustan de comer y de dormir, y se entretienen en cortarse las alas y en ver caer al polvo sus mejores plumas, en vez de ceñírselas a los hombros, como para tenderlas vía del Cielo.

Dos madres tienen los hombres: la Naturaleza y las circunstancias.

Dan de sí las épocas nuevos hombres que las simbolizan.

Ya no fabrican los hombres en el fondo del río, sino en el aire.

Cada siglo que pasa es un puñado más de verdades que el hombre guarda en su arca.

Cuando el hombre ha vaciado su espíritu, puede ya dejar la Tierra.

Una mujer buena es un perpetuo arco iris.

El soldado es el único que puede cometer crímenes sin deshonrarse.

Dentro de la maldad se crean virtudes relativas.

Sólo saca de sí su fuerza entera el que vive en la arrogancia interior de ser querido.

No hay fraternidad más temible en las repúblicas que la de los militares, por cuanto, a más de fortalecerse por el interés común, viene de hechos heroicos que apasionan con justicia a los pueblos y hacen conmovedora y sincera la unión de los que los realizaron juntamente.

La muerte engrandece cuanto se acerca a ella; y jamás vuelven a ser enteramente pequeños los que la han desafiado.

El triunfar no está en ser, sino en lucir.

La guerra es poética y se nutre de leyendas y asombros.

La guerra no es serventesio repulido con ribete de consonante y encaje de acentos.

La guerra es oda. Quiere caballos a escape, cabezas desmelenadas, ataques imprevistos, mentiras gloriosas, muertes divinas. Quiere héroes que sepan echar la vida al aire, como el matador echa al brindar el toro la montera.

La muchedumbre humana es aún servil y ama al que vence.

El alma humana es como una caja de colores que, al sol de la gloria, resplandece.

Los cráneos están llenos de colores.

El hombre ama lo centelleante y pintoresco.

La caballería es como el gerifalte de la guerra moderna, en caer cuando no se la espera, en venirse con la presa en los dientes, en recogerse cuando lo quiere el cazador.

El valor crece a caballo. En el caballo hay gloria.

El mejor modo de hacerse adorar por los soldados, es no sacrificarlos sin necesidad y pelear a su cabeza.

Hay batallas sin sangre; batallas en que la sangre corre donde no se ve.

Los que desdeñan el arte son hombres de estado a medias.

La paz es el deseo secreto de los corazones y el estado natural del hombre.

Los defectos nacionales, como las virtudes, son elementos políticos.

Puesto que hay tanto hombre-boca, debe haber de vez en cuando un hombre-ala.

El deber es feliz, aunque no lo parezca, y el cumplirlo puramente eleva el alma a un estado perenne de dulzura.

El amor es el lazo de los hombres, el modo de enseñar y el centro del mundo.

Se debe enseñar conversando, como Sócrates, de aldea en aldea, de campo en campo, de casa en casa.

La inteligencia no es más que medio hombre, y no lo mejor de él.

No sabe de la delicia del mundo el que desconoce la realidad de la idea y la fruición espiritual que viene del constante ejercicio del amor.

El juicio madura la sensibilidad.

En lo corpóreo, como en lo del espíritu, la salud es indispensable a la belleza, y ésta, en el hombre como en el mundo de que es suma, depende del equilibrio.

La ciudad extravía el juicio, el campo lo ordena y acrisola.

Antes se aplaudía al gladiador que mataba, y ahora al que salva.

La vida es un himno.

La muerte es una forma oculta de la vida.

El sufrimiento es menor para las almas que el amor posee.

La vida no tiene dolores para el que entiende a tiempo su sentido.

Del mismo germen son la miel, la luz y el beso.

Cada estado social trae su expresión a la literatura, de tal modo, que por las diversas fases de ella pudiera contarse la historia de los pueblos con más verdad que por sus cronicones y sus décadas.

No puede haber contradicciones en la Naturaleza.

¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable a los pueblos?

Hay gentes de tan corta vista mental, que creen que toda la fruta se acaba en la cáscara.

La poesía que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues ésta les proporciona el modo de subsistir, mientras que aquélla les da el deseo y la fuerza de la vida.

El alma sólo se complace en lo bello y grandioso.

La libertad debe ser, fuera de otras razones, bendecida, porque su goce inspira al hombre moderno—privado a su aparición de la calma, estímulo y poesía de la existencia—, aquella paz suprema y bienestar religioso que produce el orden del mundo en los que viven en él con la arrogancia y serenidad de su albedrío.

La libertad es la religión definitiva. Y la poesía de la libertad el culto nuevo. Ella aquieta y hermosea lo presente, deduce e ilumina lo futuro, y explica el propósito inefable y seductora bondad del Universo.

El que vive en un credo autocrático es lo mismo que una ostra en su concha, que sólo ve la prisión que la encierra y cree, en la obscuridad, que aquello es el mundo; la libertad pone alas a la ostra. Y lo que, oído en lo interior de la concha, parecía portentosa contienda, resulta a la luz del aire ser el natural movimiento de la savia en el pulso enérgico del mundo.

El átomo que crea es de esencia divina.

El acto en que se crea es exquisito y sagrado.

El hombre debe abrir los brazos, y apretarlo todo contra su corazón, la virtud lo mismo que el delito, la suciedad lo mismo que la limpieza, la ignorancia lo mismo que la sabiduría; todo debe fundirlo en su corazón, como en un horno.

Dese fuerzas a los hombres, en vez de quitarles con lamentos las pocas que el dolor les deja.

X

El alma humana tiene una gran necesidad de blancura. Desde que lo blanco se oscurece, la desdicha empieza.

La práctica y conciencia de todas las virtudes, la posesión de las mejores cualidades, la arrogancia de los más nobles sacrificios, no bastan a consolar el alma de un solo extravío.

Ni a las mujeres está bien eso de cubrirse la frente, donde está la luz del rostro.

Cuando se padece mucho no se desea un beso en los labios, sino en la frente.

Hay algo de tenebroso e inquietante en esas frentes cubiertas.

Gustan siempre los jóvenes de lo desordenado e imprevisto.

Mejora y alivia el contacto constante de lo bello.

Conviene tener siempre delante de los ojos, alrededor, ornando las paredes, animando los rincones donde se refugia la sombra, objetos bellos, que la coloreen y la disipen.

Hay cierto espíritu de independencia en el pecado, que lo hace simpático cuando no es excesivo.

Pocas son por el mundo las criaturas que, hallándose con las encías provistas de dientes, se deciden a no morder, o reconocen que hay un placer más profundo que el de hincar los dientes, y es no usarlos.

Todos aquellos placeres que no vienen directamente y en sazón de los afectos legítimos, aunque sean champaña de la vanidad, son acíbar de la memoria.

Tiene el sueño pesado, en cosas de grandeza, y sobre todo en estos tiempos, el alma humana.

¿Qué es la música, sino la compañera y guía del espíritu en su viaje por los espacios?

Sólo los que persiguen en vano la pureza, saben lo que regocija y exalta el hallarla.

La conversación con las damas ha de ser de plata fina, y trabajada en filigrana leve.

Los estudiantes son el baluarte de la Libertad, y su ejército más firme.

Las universidades parecen inútiles, pero de allí salen los mártires y los apóstoles.

Una mujer sin ternura ¿qué es sino un vaso de carne, repleto de veneno?

XI

El hijo de un pueblo esclavovive por él, calla y muere.Todo es hermoso y constante,todo es música y razón,y todo, como el diamante,antes que luz es carbón.Cuando al peso de la cruzel hombre morir resuelve,sale a hacer bien, lo hace y vuelvecomo de un baño de luz.¡La eternidad de los hombreses la gran pena del mundo!El verso, dulce consuelo,nace alado de dolor.El suelo triste en que siembran lágrimasdará árbol de lágrimas.La culpa es madre del castigo.Copa de mago que el capricho tornaen hiel para los míseros, y en férvidotokay para el feliz. La vida es grave,y hasta el pomo ruin la daga hundida;al flojo gladiador clava en la arena.No es hermosala fruta en la mujer, sino la estrella.La tierra ha de ser luz, y todo vivodebe en torno de sí dar lumbre de astro.¡Sólo las flores del paterno pradotienen olor!¡Sólo las ceibas patrias, del sol amparan!Como en vaga nube por suelo extraño se anda.De carne viva y profanadas frutasviven los hombres, ¡ay! ¡mas el proscriptode sus entrañas propias se alimenta!Grato es morir; horrible vivir muerto.

El hijo de un pueblo esclavovive por él, calla y muere.Todo es hermoso y constante,todo es música y razón,y todo, como el diamante,antes que luz es carbón.Cuando al peso de la cruzel hombre morir resuelve,sale a hacer bien, lo hace y vuelvecomo de un baño de luz.¡La eternidad de los hombreses la gran pena del mundo!El verso, dulce consuelo,nace alado de dolor.El suelo triste en que siembran lágrimasdará árbol de lágrimas.La culpa es madre del castigo.Copa de mago que el capricho tornaen hiel para los míseros, y en férvidotokay para el feliz. La vida es grave,y hasta el pomo ruin la daga hundida;al flojo gladiador clava en la arena.No es hermosala fruta en la mujer, sino la estrella.La tierra ha de ser luz, y todo vivodebe en torno de sí dar lumbre de astro.¡Sólo las flores del paterno pradotienen olor!¡Sólo las ceibas patrias, del sol amparan!Como en vaga nube por suelo extraño se anda.De carne viva y profanadas frutasviven los hombres, ¡ay! ¡mas el proscriptode sus entrañas propias se alimenta!Grato es morir; horrible vivir muerto.

El hijo de un pueblo esclavovive por él, calla y muere.

El hijo de un pueblo esclavo

vive por él, calla y muere.

Todo es hermoso y constante,todo es música y razón,y todo, como el diamante,antes que luz es carbón.

Todo es hermoso y constante,

todo es música y razón,

y todo, como el diamante,

antes que luz es carbón.

Cuando al peso de la cruzel hombre morir resuelve,sale a hacer bien, lo hace y vuelvecomo de un baño de luz.

Cuando al peso de la cruz

el hombre morir resuelve,

sale a hacer bien, lo hace y vuelve

como de un baño de luz.

¡La eternidad de los hombreses la gran pena del mundo!

¡La eternidad de los hombres

es la gran pena del mundo!

El verso, dulce consuelo,nace alado de dolor.

El verso, dulce consuelo,

nace alado de dolor.

El suelo triste en que siembran lágrimasdará árbol de lágrimas.

El suelo triste en que siembran lágrimas

dará árbol de lágrimas.

La culpa es madre del castigo.

La culpa es madre del castigo.

Copa de mago que el capricho tornaen hiel para los míseros, y en férvidotokay para el feliz. La vida es grave,y hasta el pomo ruin la daga hundida;al flojo gladiador clava en la arena.

Copa de mago que el capricho torna

en hiel para los míseros, y en férvido

tokay para el feliz. La vida es grave,

y hasta el pomo ruin la daga hundida;

al flojo gladiador clava en la arena.

No es hermosala fruta en la mujer, sino la estrella.

No es hermosa

la fruta en la mujer, sino la estrella.

La tierra ha de ser luz, y todo vivodebe en torno de sí dar lumbre de astro.

La tierra ha de ser luz, y todo vivo

debe en torno de sí dar lumbre de astro.

¡Sólo las flores del paterno pradotienen olor!

¡Sólo las flores del paterno prado

tienen olor!

¡Sólo las ceibas patrias, del sol amparan!

¡Sólo las ceibas patrias, del sol amparan!

Como en vaga nube por suelo extraño se anda.

Como en vaga nube por suelo extraño se anda.

De carne viva y profanadas frutasviven los hombres, ¡ay! ¡mas el proscriptode sus entrañas propias se alimenta!

De carne viva y profanadas frutas

viven los hombres, ¡ay! ¡mas el proscripto

de sus entrañas propias se alimenta!

Grato es morir; horrible vivir muerto.

Grato es morir; horrible vivir muerto.

XII

Cuando el amor o el entusiasmo llora,se siente a Dios, y se idolatra y ora....Cuando se muereen brazos de la patria agradecida,la muerte acaba, la prisión se rompe;¡empieza, al fin, con el morir, la vida!...Cuando la gloriaa esta estrecha mansión nos arrebata,el espíritu crece,el cielo se abre, el mundo se dilatay en medio de los mundos se amanece.¡Mata, déspota, mata!¡Para el que muere a tu furor impío,el cielo se abre, el mundo se dilata!Nadie inculpe jamás a los sedientossin calmar con el agua sus afanes:nadie inculpe jamás a los hambrientossino acabando de ofrecerles panes.¿Quién sabe en los placeres lo que llora?¿Quién conoce la sangre en la sonrisa,y el odio en el amor, y la doloraen el bullente fondo de la risa?Mujer, y flor, y llanto se fecundanen hijos, en aroma, en musgo, en flores,y el universo terrenal inundancon la savia vital de los amores.¡Espíritu, a soñar! Soñando, crecela eternidad en ti, ¡Dios en la altura!El Cielo y el Infiernohermanos son, hermanos en lo eterno....¿Cuándo el martiriono fué en la frente la mejor corona?Ceder es dominar: sé siempre tierna:¡jamás serás vencida!...¡Doma potrosy fieras, la caricia!...el dolor, como la nieve,mantiene en fuego el corazón que enfría.¡Oh, qué dulce es morir cuando se muereluchando audaz por defender la patria!Hombre incompleto es el hombreque en su estrecho ser se pliegay sobre la tierra madresu estéril vida pasea,sin besos que lo calientenni brazos que lo protejan.

Cuando el amor o el entusiasmo llora,se siente a Dios, y se idolatra y ora....Cuando se muereen brazos de la patria agradecida,la muerte acaba, la prisión se rompe;¡empieza, al fin, con el morir, la vida!...Cuando la gloriaa esta estrecha mansión nos arrebata,el espíritu crece,el cielo se abre, el mundo se dilatay en medio de los mundos se amanece.¡Mata, déspota, mata!¡Para el que muere a tu furor impío,el cielo se abre, el mundo se dilata!Nadie inculpe jamás a los sedientossin calmar con el agua sus afanes:nadie inculpe jamás a los hambrientossino acabando de ofrecerles panes.¿Quién sabe en los placeres lo que llora?¿Quién conoce la sangre en la sonrisa,y el odio en el amor, y la doloraen el bullente fondo de la risa?Mujer, y flor, y llanto se fecundanen hijos, en aroma, en musgo, en flores,y el universo terrenal inundancon la savia vital de los amores.¡Espíritu, a soñar! Soñando, crecela eternidad en ti, ¡Dios en la altura!El Cielo y el Infiernohermanos son, hermanos en lo eterno....¿Cuándo el martiriono fué en la frente la mejor corona?Ceder es dominar: sé siempre tierna:¡jamás serás vencida!...¡Doma potrosy fieras, la caricia!...el dolor, como la nieve,mantiene en fuego el corazón que enfría.¡Oh, qué dulce es morir cuando se muereluchando audaz por defender la patria!Hombre incompleto es el hombreque en su estrecho ser se pliegay sobre la tierra madresu estéril vida pasea,sin besos que lo calientenni brazos que lo protejan.

Cuando el amor o el entusiasmo llora,se siente a Dios, y se idolatra y ora.

Cuando el amor o el entusiasmo llora,

se siente a Dios, y se idolatra y ora.

...Cuando se muereen brazos de la patria agradecida,la muerte acaba, la prisión se rompe;¡empieza, al fin, con el morir, la vida!

...Cuando se muere

en brazos de la patria agradecida,

la muerte acaba, la prisión se rompe;

¡empieza, al fin, con el morir, la vida!

...Cuando la gloriaa esta estrecha mansión nos arrebata,el espíritu crece,el cielo se abre, el mundo se dilatay en medio de los mundos se amanece.

...Cuando la gloria

a esta estrecha mansión nos arrebata,

el espíritu crece,

el cielo se abre, el mundo se dilata

y en medio de los mundos se amanece.

¡Mata, déspota, mata!¡Para el que muere a tu furor impío,el cielo se abre, el mundo se dilata!

¡Mata, déspota, mata!

¡Para el que muere a tu furor impío,

el cielo se abre, el mundo se dilata!

Nadie inculpe jamás a los sedientossin calmar con el agua sus afanes:nadie inculpe jamás a los hambrientossino acabando de ofrecerles panes.

Nadie inculpe jamás a los sedientos

sin calmar con el agua sus afanes:

nadie inculpe jamás a los hambrientos

sino acabando de ofrecerles panes.

¿Quién sabe en los placeres lo que llora?¿Quién conoce la sangre en la sonrisa,y el odio en el amor, y la doloraen el bullente fondo de la risa?

¿Quién sabe en los placeres lo que llora?

¿Quién conoce la sangre en la sonrisa,

y el odio en el amor, y la dolora

en el bullente fondo de la risa?

Mujer, y flor, y llanto se fecundanen hijos, en aroma, en musgo, en flores,y el universo terrenal inundancon la savia vital de los amores.

Mujer, y flor, y llanto se fecundan

en hijos, en aroma, en musgo, en flores,

y el universo terrenal inundan

con la savia vital de los amores.

¡Espíritu, a soñar! Soñando, crecela eternidad en ti, ¡Dios en la altura!

¡Espíritu, a soñar! Soñando, crece

la eternidad en ti, ¡Dios en la altura!

El Cielo y el Infiernohermanos son, hermanos en lo eterno.

El Cielo y el Infierno

hermanos son, hermanos en lo eterno.

...¿Cuándo el martiriono fué en la frente la mejor corona?

...¿Cuándo el martirio

no fué en la frente la mejor corona?

Ceder es dominar: sé siempre tierna:¡jamás serás vencida!

Ceder es dominar: sé siempre tierna:

¡jamás serás vencida!

...¡Doma potrosy fieras, la caricia!

...¡Doma potros

y fieras, la caricia!

...el dolor, como la nieve,mantiene en fuego el corazón que enfría.

...el dolor, como la nieve,

mantiene en fuego el corazón que enfría.

¡Oh, qué dulce es morir cuando se muereluchando audaz por defender la patria!

¡Oh, qué dulce es morir cuando se muere

luchando audaz por defender la patria!

Hombre incompleto es el hombreque en su estrecho ser se pliegay sobre la tierra madresu estéril vida pasea,sin besos que lo calientenni brazos que lo protejan.

Hombre incompleto es el hombre

que en su estrecho ser se pliega

y sobre la tierra madre

su estéril vida pasea,

sin besos que lo calienten

ni brazos que lo protejan.

XIII

Se hacen versos de la grandeza, pero sólo del sentimiento se hace poesía.

Es ley que honren y acaten a los poetas que no pasan, reyes que pasan.

Conocer diversas literaturas es el mejor medio de libertarse de la tiranía de algunas de ellas.

Embellecer la vida es darle objeto.

Salir de sí es indomable anhelo humano, y hace bien a los hombres quien procura hermosear su existencia, de modo que vengan a vivir contentos con estar en sí.

No hay para odiar la tiranía como vivir bajo ella.

Los hombres aman en secreto las verdades peligrosas, y sólo iguala su miedo a defenderlas, antes de verlas aceptadas, a la tenacidad y brío con que las apoyan luego que ya no se corre riesgo en su defensa.

La sátira es el homenaje que la medianía celosa paga siempre al genio.

El amor al arte aquilata al alma y la enaltece.

Sobre el placer de poseer lo hermoso, que mejora y fortifica, está el placer de poseer lo hermoso, que nos deja contentos de nosotros mismos.

Alhajar la casa, colgar de cuadros las paredes, gustar de ellos, estimar sus méritos, platicar de sus bellezas, son goces nobles que dan valía a la vida, distracción a la mente y alto empleo al espíritu.

Se siente correr por las venas una savia nueva cuando se contempla una nueva obra de arte.

La tristeza pone en el alma prematura vejez.

No hay nada más temible que los apetitos y las cóleras de los ignorantes.

Un libro, aunque sea de mente ajena, parece cosa como nacida de uno mismo, y se siente uno como mejorado y agrandado con cada libro nuevo.

Manda sólo, y mandará siempre de veras, el que haya traído consigo de la naturaleza el derecho de mandar.

Un cajista es un hermano; y como el brazo de los autores, que deben cuidar y mimar bien sus brazos.

La herencia en la vida animal es la transmisión de los elementos de una existencia determinada de un individuo a otro.

La vida es sutil, complicada y ordenada, aunque parezca brusca, simple y desordenada al ignorante.

La vida es una agrupación lenta y un encadenamiento maravilloso.

El genio es simplemente una anticipación: prevé en sus detalles lo que otros no ven aún en sus líneas mayores, y como los demás no ven lo que ve él, lo miran con asombro, se fatigan de su resplandor y persistencia, y lo dejan a que se alimente de sí propio, y sufra.

Las obras de los grandes creadores en arte están hechas de manera que, salvo el obscuro color que les da el tiempo, parecen obras de ahora: es que los grandes creadores ven lo eterno en lo accidental; por lo que sus obras perduran.

Cuando un pueblo se divide, se mata.

El ambicioso ríe en la sombra.

Literatura no es otra cosa más que expresión y forma, y reflejo en palabras de la Naturaleza que nutre y del espíritu que anima al pueblo que la crea.

Leer una buena revista es como leer decenas de buenos libros.

Preocupar a los pueblos exclusivamente en su ventura y fines terrestres, es corromperlos, con la mejor intención de sanarlos.

Los pueblos que no creen en la perpetuación y universal sentido, en el sacerdocio y glorioso ascenso de la vida humana, se desmigajan como un mendrugo roído de ratones.

Quien no comulga en el altar de los hombres, es justamente desconocido por ellos.

Mal va un pueblo de gente oficinista.

Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él.

Emplearse en lo estéril cuando se puede hacer lo útil; ocuparse en lo fácil cuando se tienen bríos para intentar lo difícil, es despojar de su dignidad al talento.

Todo el que deja de hacer lo que es capaz de hacer, peca.

El avaro es el tipo esencial del egoísta; el héroe es el tipo esencial del altruista.

La vida espiritual es una ciencia, como la vida física.

Las cualidades de los padres quedan en el espíritu de los hijos como quedan los dedos del niño en las alas de la fugitiva mariposa.

La individualidad es el distintivo del hombre.

El que desentierra una ciudad merece más aplausos que el que la devasta.

Sólo hay en nuestros países una división visible, que cada pueblo, y aun cada hombre, lleva en sí, y es la división en pueblos egoístas de una parte, y de otra generosos.

Títulos dan los reyes; pero de ennoblecimiento de alma, ninguno mayor que el que se saca de los libros.

Las ideas purifican.

Venir a la vida usual después de haber estado del brazo con ellas por bajo de los árboles o por espacios azules, es como dar de súbito en el vacío.

¿Criticar qué es, sino ejercer el criterio?

La aristocracia intelectual viene de pensar y de padecer.

El arte no es venal adorno de reyes y pontífices, por donde apenas asoma la cabeza eterna el genio, sino divina acumulación del alma humana, donde los hombres de todas las edades se reconocen y confortan.

El que ajuste su pensamiento a su forma, como una hoja de espada a la vaina, ese tiene estilo.

El verso se improvisa, pero la prosa no; la prosa viene con los años.

Las épocas de construcción, en las que todos los hombres son pocos; las épocas amasadas con sangre y que pudieran volver a anegarse con ella, quieren algo más de la gente de honor que el chiste de corrillo y la literatura de café, empleo indigno de los talentos levantados.

La gracia es de buena literatura; pero donde se vive sin decoro, hasta que se le conquiste, no tiene nadie el derecho de valerse de la gracia sino como arma para conquistarla.

La literatura verdadera está en la observación de los tipos originales, y en la expresión fiel e intensa de lo que el autor ve dentro y fuera de sí.

Escribir no es cosa de azar, que sale hecha de la comezón de la mano, sino arte que quiere a la vez martillo de herrero y buril de joyería; arte de fragua y caverna, que se riega con sangre, y hace una víctima de cada triunfador; arte de cíclope lapidario.

El sacrificio es un placer sublime y penetrante.

El desinterés es la ley del genio y de la vida.

Los pueblos son como los árboles, que no los conoce bien, ni sabe de los injertos que les puedan convenir o dañar, sino quien los conoce desde las raíces.

Quien en sí condensa un pueblo, es digno de figurar entre los que van a su cabeza.

Ningún espíritu extraordinario ama por sí, sino por no causar dolor a los que le han hecho la merced de quererlo.

La tierra está llena de espíritus. El aire está lleno de almas.

El que de su pueblo reniegue, de las propias alas de su cerebro y entrañas de su entendimiento sea, como un ladrón, privado.

Los que se limitan a copiar el espíritu de los poetas de allende, ¿no ven que con eso reconocen que no tienen patria, ni espíritu propio, ni son más que sombras de sí mismos, que de limosna andan vivos por la tierra?

Por cada siglo que los pueblos han llevado cadenas, tardan por lo menos otro en quitárselas de encima.

En este mundo no hay nada de verdadero más que la nobleza y la hermosura.

No es posible vivir en la tragedia perpetua, ni sin ella.

Contra la verdad, nada dura; ni contra la Naturaleza.

Un libro es estopa y espuma si no arranca naturalmente del carácter.

FIN

PUBLICACIONES(Dirigidas por Carlos de Velasco.)

I. Revista mensualCuba Contemporánea.

II.Biblioteca de "Cuba Contemporánea".

Vol. I:Pensando en Cuba.Por José Sixto de Sola.

III.Biblioteca "La Cultura Cubana".

Vol. I:Granos de Oro. Pensamientos seleccionados en las obras de José Martí. Por Rafael G. Argilagos.

(A este volumen, y en la misma Biblioteca, seguirán libros de José Antonio Saco, Rafael M. Merchán, Luz y Caballero, Enrique Piñeyro, el Padre Varela, etc., etc.)

PROXIMAMENTE

Libros de: Enrique José Varona, Manuel Sanguily, Antonio S. de Bustamante, Dulce María Borrero de Luján, José de Armas, A. Hernández Catá, Luis Rodríguez-Embil, Bernardo G. Barros, José Antonio Ramos, Max Henríqnez Ureña, Emilio Bacardí, Mariano Aramburo, Mario Guiral Moreno, Raúl de Cárdenas, Julio Villoldo, etc., etc.

Nota del Transcriptor:Errores obvios de imprenta han sido corregidos.Páginas en blanco han sido eliminadas.


Back to IndexNext