CANTO VIGESIMO-OCTAVO.

En este canto te trata de la toma y robo del puerto de Santos y San Vicente y de los insultos y maldades que allí hizo el Capitan Tomas Candish, Señor de Mitiley, y Capitan General de la Reina de Inglaterra.

En este canto te trata de la toma y robo del puerto de Santos y San Vicente y de los insultos y maldades que allí hizo el Capitan Tomas Candish, Señor de Mitiley, y Capitan General de la Reina de Inglaterra.

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Si solo viene el mal, decir se sueleBien vengas mal; mas siendo acompañado,Mas grave es el segundo, y aun mas dueleEl golpe, cuando viene redoblado.La carne mas machuca, y mas la muele,Por hallar el lugar ya maculado;Y al fin duran las penas y cuidados,Cuando los males ton mas frecuentados.La presa de Candish ya recontada,Que hizo en el navio de la China,Tuvièramos por bien, si de llegadaEn su tierra parára; mas caminaDe vuelta, con muy gruesa y bella Armada;La línea atravesando, determinaTomar tierra brásilica, y llegandoLa costa toda iba demarcando.Tomó algunos navios en la costa,Y entre ellos á un Marquina, que ha venidoDe Potosí con plata, por la posta,Por gozar de la nata, que ha tenidoAquel trato, aunque á él le entrára en costa,Que mucha mercancia le ha cogidoCandish: con solos negros le dejaba,Con que viviendo, rico se juzgaba.Aquí tomó un piloto, que le guia:Jorge Luis le llama. Como vidoEl Inglés, que piloto ya teniaA su gusto, y la tierra ha conocido,Y que tomarla bien le convenia,A su almirante Gallo ha cometidoCon el piloto el caso; los dos fueronA Santos, y en el puerto se metieron.Paz, paz, entran diciendo con voz alta,El nombre Don Antonio, y apellidoInvocan, que no hizo alguna faltaA su negocio: luego el afligidoY triste pueblo, viendo como faltaLa fuerza, á su diccion quedó rendido.Un mancebo murió, que resistia:Machado lo causó, bien se decia.Era juez entonces un Machado,Y dicen, que bien pudo, si quisiera,Que del Ingles no fuese saqueadoEl pueblo, y el mancebo que salieraCon arco y flechas de otros ayudadoBien fuera, si Machado no impidiera,Y en breve mucha gente se juntára,Con que el Ingles victoria no cantára.Mas viendose el Ingles favorecidoCon palabras de amor y fingimiento,Despues de haber el mozo mal herido,Caido muerto, dice muy contento."Ninguno quiero sea aquí ofendido,Ni tal me pasára por pensamiento,Que solo proveernos de comidaPretendemos pasando de corrida.Con esto aquella gente miserableEn la iglesia se estaba; el adversarioLa cerca, ya es el caso irreparable:Entrando, matar quiere allí al vicario,Y á un fraile, caso horrendo y detestable,Que el templo profanando el temerario,Imágenes, reliquias de consuelo,Con irrision echaba por el suelo.Prendió los principales, demudandoA todos cuantos pudo aquella hita,Las casas por el suelo derribando,Las tablas, y madera y palos quita:Y luego por la tierra caminando,En San Vicente se entra, dando grita;Asuélalo también en un momento,En esto entra Candish con gran contento.Estando en esta isla apoderado,Procura embarcación muy convenienteHacer, porque tenia buen recado,Y aparejo hallaba entre la gente.No habia el mes tercero bien pasado,Y acaba su bajel cumplidamente,Veinte remos por banda le ha metido,Con que Candish se halla enriquecido.Aquesta embarcacion deja entenderseEl fin con que Candinh la fabricaba,Para poder con ella bien meterseEn puerto: que tomar imaginabaAlguna tierra, dó pueda valerse,Y aquesto su designo le guiaba;La fama por la costa se estendia,Que para el Argentino la hacia.Del rio de Genero ha despachadoA priesa Salvador de Sá Correa,Diciendo, como á Santos ha tomado,El Ingles: que la cosa se proveaAllá en el Argentino con cuidado,Que vá nuestro enemigo de pelea:Allega un navichuelo y dá el aviso,Y vuélvese á Genero de improviso.Vereis en Buenos Aires discernirseEl caso con diversos pareceres,Procura cada cual escabullirse,Llevándose consigo sus haberes.Al fin han procurado convenirseEn que salgan los viejos y mugeres,Y frailes y muchachos del poblado,Y que á la mira quede allí el soldado.La mísera hacienda recogidaA prieta, de tropel y sin concierto.En carros y carretas fué metida,Que huir, todos dicen, es lo cierto.La tierra adentro salen de corrida,Dejando los soldados en el puerto,En centinela estan de noche y dia,Y cada cual igual temor tenia.Llegué yo á esta sazon en mi navioDe allá de la Asumpcion con poca gente;El pueblo se holgó y tomó brio,Y á sus casas volvieron de repente.Candish con su pujanza y poderíoDe Santos sale un dia alegremente,Y acá en el Argentino hacen vela,Que mucho su venida se recela.Mas él parte de Santos recta via,El Magallan Estrecho demandando,Y tanto el Sur le sigue y combatía,Que vuelve popa via ya arribando.El Almirante el árbol dá y rendíaEn frente el Argentino, procurandoLas fuerzas contrastar del fuerte viento,Mas él no le ha dejado con su intento.A mi los naturales, preguntadosSobre esto, muchas veces me dijeron,Que vieron dos navios anegados,Y en un punto de vista los perdieron,Con lenguas fueron bien examinados,Los indios que esto á mi me refirieron,Y dicen, que escapó solo una nave,Que vuela por los aires como un ave.Esta fué de Davis, muy entendido,Que á vuelta del Estrecho se ha quedadoCon tres naves, las dos se han sumergidoQue cosa alguna dellas no ha escapado:De su saber Davis bien se ha valido,Y del temor las fuerzas ha sacado,Escapa con la maña mas que pudoDe aquel contrario tiempo, fuerte y crudo.Aquel barco que dije, de GenéroAviso habia traido al Argentino,Tornar ha procurado de ligero,Queriendo aprovecharse en el camino:Que es grande la codicia del dinero,Y al hombre fuerza haga desatino:Salió del rio Genéro, mas la hadaA priesa corta el hilo á su husada.En él iban algunos pasageros,Que llevaban su pobre mercancia:Don Pedro y don Francisco, caballeroDe Estepa, que es lugar de Andalucía.Piloto, con maestre y marineros,Mas no como en tal caso convenia,En tomar se engañaron el altura,Principio cierto de su desventura.Comienzan á virar, pues, engañados,Pensando que embocaban por el rio,Mas iban muchas leguas apartadosVencidos de su loco desvarío.En costa y tierra dieron desrumbados,A la fuerza entregados del gentío:Una ola á D. Pedro le ha volado,Y el mar profundo y bravo le ha tragado.Los demas pasageros han salidoA tierra, su miseria lamentando.La gente indiana, luego como vidoQue se iba este negocio aderezandoEn su pró, al encuentro han acudido,Y en breve á los Cristianos se acercando,Comienzan á prenderlos, y matabanA los que defenderse procuraban.Charruas es la gente que aquí habita,Que ha hecho grande estrago en los cristianos:Es gente muy cruel y muy maldita,Tambien ha hecho presa en luteranos.Está de estos Charruas otra mitaDe indios de este nombre, mas cercanos;En Buenos Aires tratan y contratan,Y allá nos llevan cosas que rescatan.Aquestos nos digeron que tenianLos otros tres cristianos por cautivos,Y que ellos del rescate tratarianDe aquellos que hallasen estar vivos,Y que luego á nosotros los traerian.Nosotros en aquesto compasivos,De cosas les henchimos bien las manos,Deseando librar nuestros hermanos.El cobertor quité yo de mi cama,Porque un cacique bien se ha aficionado;Echamos por el pueblo una derrama,Y en breve gran rescate se ha juntado.Entre los indios corre bien la fama,Que el rescate es muy rico y muy preciado,Los cautivos trageron á gran priesa,Por gozar del rescate y la promesa.¿A quien no ha de causar esto mancilla,Si tiene de cristiano sentimiento,Que no quedó de toda la cuadrillaAlguno, mas que tres; pues el tormentoQue pasan, y la pena, quien decillaPodrá? que á mi en pensarla ya el alientoMe falta, y la pluma desflaquece,Y mi lengua turbada, se entorpece.Tragéronnos los tres en carnes puras,El uno sacerdote, y dos soldados;[93]A todos se les dieron vestiduras,Y fueron lo posible reparados.Contáronnos sus tristes desventuras,Juzgándose por hombres bien librados,En haber escapado con la vida,Habièndola tenido por perdida.En que trabajos mete la codicia,Y el procurar ganar la plata y oro,Y mas cuando fortuna le es propicia:Aquel que vá juntando gran tesoroNo siente el sin ventura la malicia,Los males, sobresaltos, pena y lloro,Que le es fácil lo que es dificultoso,Con fin de conseguir su fin gustoso.Está el Señor de Mitiley en estoTan triste, que mil vidas cierto diera,Por no ver el suceso tan funestoDel Armada lucida que él tragera:Pues vuelve de arribada muy de prestoAdonde estuvo ya la vez primera,Pensando rehacerse y no ha podido,Segun en lo siguiente es referido.

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En este canto se cuenta la gran victoria que tuvieron los portugueses contra el Sr. de Mitiley, y de la pérdida y desbarate de su Armada.

En este canto se cuenta la gran victoria que tuvieron los portugueses contra el Sr. de Mitiley, y de la pérdida y desbarate de su Armada.

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Tener bravos encuentros de fortuna,Contrastes, baterias y debates,Estar con esperanza el alma algunaDe conseguir victoria en sus combates,Efectos son que causa la importunaCon sus revoluciones y dislates,Que no puede fortuna estar estable,Que consiste su ser en ser mudable.¿Quien libre podrá ser de esta señora,Sin que obligado sea de ordinarioComo cautivo, Reina Emperadora,A serle de contino tributario?Ya dándole las gracias de hora en hora,Por el bien recibido, ya al contrarioJuzgándola por loca y por insana,Ingrata, fementida, cruel, tirana.Tomas Candish, que estaba tan pujante,A la rueda pensaba que teniaDe aquesta gran tirana, mas constanteQue á su poca fijeza convenia:Mas ella se le vuelve en un instanteTan contraria á su vana fantasía,Que causa que su vano pensamientoA las vueltas se vaya con el viento.Viniendo, como dige, de arribada,Pensando entrar en Santos, toma tierraTres leguas mas atras: siendo avisadaLa gente sale á priesa de la sierra:En la falda formaron emboscada,Ardides necesarios en la guerra.El Luterano viene descuidado,Pensando que será bien hospedado.Salieron veinte y cinco en una lancha,Con fin de que podrian refrescarseEn tierra, por la playa grande y ancha,Para de su fatiga repararse:Empero nuestra gente los desmancha,Y al tiempo que volvian á embarcarse,Comiénzanles á dar gran bateriaCon fuerte y muy espesa flecheria.Un mancebo á la lancha acude luego,Y por la mar adentro la metia,Nadando por el agua, y pega fuego,Que en breve por la lancha se encendia.El Luterano está de miedo ciego,El Cristiano con fuerza acometia;Rodaban los ingleses por el suelo,Que ayuda á los cristianos Dios del Cielo.Cebáronse los indios de tal suerte,Que no se contentaban dar flechazos,Y así dan al Ingles muy cruda muerte,Matándole con crudos macanazos.Aquel que se mostraba ser mas fuerte,En un punto le hacen mil pedazos,De veinte y cinco, dos solos vivieron,Que viéndose perdidos se rindieron.El uno de ellos era cirujano,Grandísimo filosofo y latino,Mostraba ser en obras muy cristiano,Que yo traté con él muy de contino.El otro era mancebo cortesano,En mi nave de Santos este vino;Entrambos se quedaron en la costa,Que les hace en comer el Rey la costa.Los indios á los muertos les cortaronLas cabezas, y viérades la gritaCon que la fiesta alegres celebraronDe su victoria santa y muy bendita.A Santos con su triunfo se tornaron,Un dedo lleva un indio, que le quitaA un ingles, que anillo en el teniaDe fino oro, con piedra de valía.Vispera de San Pedro ha sucedidoEl suceso jocundo y placentero.Candish, que está del hecho entristecido,Presume de vengar el desafuero:Escribe en una carta, que el partidoQue quiere, es que le den un caballero,Si es vivo, de valor y noble sangre,Sino que tomará al pueblo por hambre.Entre los veinte y tres ha sido muertoDe un conde el hijo amado que tenia:Aquesto allí se supo en aquel puerto,Y que à Candish volver no conveniaSin él, porque el morir le estaba cierto,Segun el padre, conde, le queria.Por esta causa allí cartas escribe,Y á fuego y sangre á todos apercibe.Mas viendo que sus retos son en vanoLa vela dá Candish desconfiado.San Sebastian, que es isla allí cercano,Tomar por rehacerse ha procurado:No está lejos de allí un Lusitano,Salvador de Correa, muy honrado,En nombre de Filipo en el Genéro:Y oidme lo que hizo el caballero.Al punto que se supo que surgidoHabia en esta isla el enemigo,Con un pecho y valor ennoblecido,(Que de servir al Rey es muy amigo,Segun yo siempre en él he conocidoY soy en muchas cosas buen testigo)A su hijo despacha por la postaCon gente, por la mar y por la costa.Tan bien lo hizo el hijo, que llegandoDó estaba el enemigo descuidado,En un punto le cerca, escopetandoDe suerte, que á gran priesa se ha embarcado.La vuelta de la mar iba tomando,Y treinta y cinco muertos le han quedado,Con que queda Correa, el mozo, ufano,Y mas con ver que huye el Luterano.Salió Candish de aquí con crudo duelo,Cubierto de dolor y grande llanto.Con priesa procuraba de ir de vuelo:Al Almiranta llega con quebranto,Que viene desmanchada y sin consuelo:Al puerto van, llamado Spiritu Santo;Con lanchas y bateles echa gente,Y él quédase en la mar acá de frente.Al tiempo del entrar, gran bateríaDe los fuertes les dieron y flechazos:La gente indiana armaba gritería,Los nuestros, sin parar, arcabuzazos.Vencidos de la espesa flechería,Y de los fuertes tiros y balazos,Huyen los ingleses que quedaron,Que ciento y diez los nuestros les mataron.Del un fuerte los nuestros han salido,Metiéndose en un grande y alto mato:Los ingleses al fuerte han acudido,Del otro fuerte vienen al rebato,Del mato vuelven ya con alarido;Duró la cruda guerra grande rato,Cayendo los ingleses luteranosSin muerte, ni herida de cristianos.De aquellos que se huyen en llegando,El General Candish cuatro ha ahorcado,Otros cuatro se vienen, que velandoEstuviesen las boyas ha mandado.Huyéronse á nosotros, procurandoEscapar con la vida; que enojadoEstá Candish, por ver el desbarateQue hicieron, por dar aquel combate.No les mandó Candish que acometiesenLos fuertes; que sondasen solamenteLes dijo, y que luego se volviesen,Porque él despues entrára con su gente;Y como lo contrario ellos hiciesen,Y de ello sucediese el mal presente,Estaba en pura cólera metido,Y ageno de juicio y de sentido.No hay quien le consuele; porque estabaCualquiera de ellos tal, que no sabiaSi aquello era verdad ó lo soñaba,Si fuese vana ó loca fantasía:Así que cada cual por sí llorabaY á solas cada cual por sí plañía.Candish, que mas lo siente, sus pasionesPregona, publicando estas razones."Maldito sea aquel día en que nacidoYo triste fuí, que nunca yo naciera,O yá, que yó nací, que perecidoAl punto que nací luego yo fuera:O ya que no lo fuí, el encrudecidoY hondo mar en sí me recogiera,Y no viera yo aquesta desventura,Teniendo tan dichosa sepultura.""¿Qué tengo de hacer, triste, mezquino,Como podré soldar yo quiebra tanta?Si allá á Inglaterra yo camino,Habrálo de pagar esta garganta:Pues ¿dó puedo tomar otro camino?Que tierra, mar y cielo ya me espanta:Porque no vienes muerte cruda ingrata,Si darme quieres vida, aquí me mata."Alzando á priesa el ancla mar afuera,De un bordo y otro anda entristecido:La noche sobreviene muy ligera;El almirante, viendose perdido,No curando de seguir mas su bandera,Dispara como ha sido anochecido,Y viendose Candish desamparado,Las velas popa via ha velejado.Davis, dije, volvia de arribadaEn su nave; las dos fueron abriendo,Y á pique fué la gente supultada,En el fondo al infierno descendiendo.Al Isla Grande viene, así llamada,Davis, que cruda sed ya padeciendoVenia con su gente: aquí ha surgido;Y oíd lo que en la isla ha sucedido.Aquí saltaron quince á refrescarse,Con fin de meter agua en el navío,La gente que allí está, cura emboscarse,Con ayuda tambien de algun gentío.En ellos dan, al tiempo que embarcarseNo pueden, ni huir del poderíoDe los nuestros; de suerte que murieronLos trece, y á los dos vivos cogieron.Davis se retirò y va huyendo,Sin saber de Candish ni la Almiranta.Así se fué esta Armada deshaciendo:La costa la victoria bella canta,Las gracias siempre á Dios de ella haciendo;Que tal victoria admira, y aun espanta;Que bien parece ser de Dios venida,Por el Glorioso Pedro merecida.¿Quien duda que San Pedro, como vidoSu templo de los malos profanado,Pues fué de su Señor el elegidoPor, cabeza y pastor de su ganado,Que no dijo:—"¿Señor, porque has queridoA tu pastor dejar desamparado?Mira que está en oprobio tu rebaño,Remedia, buen Jesus, tan crudo daño."De aquellas once mil, una cabezaLos ingleses tambien en aquel diaA mal echaron! ¡Santa y rica pieza!¿Quien duda á Dios la Virgen le diría,"La injuria á vos, Señor, bien se endereza,Y contra vos el mal se cometía,Pues sois para vengarla poderoso,Destruya vuestra diestra al flagicioso."La figura de Dios crucificado,Que en la iglesia y altar devota estaba,A quien el enemigo ha desgarrado,Y de ella con oprobio se burlaba,Pues representa á Dios Verbo Encarnado,¿Quien duda al Padre Eterno se quejaba,Y dice: "aunque Cordero muy benigno,Perezca ya este espíritu maligno?"Tambien los viejos claman, suspirando,Los mozos allí miran hácia el cielo,Las damas y doncellas lamentando,Cubrian con sus lágrimas el suelo:Los tiernos machachuelos sollozando,Publican su dolor y desconsuelo,Por esto fué Candish desbaratado:Que el justo nunca fué desamparado.Al corazon humilde y doloroso,Envuelto en contricion, nunca aborreceEl Alto; y al que vé menesterosoDe su socorro, bien le favorece:Pues ¿quien no habia de estar allí llorosoEn Santos, dò la causa tanto creceCon robos, destruccion y cautiverio,Flagicios, tiranias, improperio?Por mis ojos yo ví, de á pocos dias,A Santos, con su isla, que robadaPor este Candish fué, y las vaciasY pobres casas, gente lastimada,Me daban á entender por muchas viasAquella tiranía celebradaAllí, contra dos pueblos lusitanos,Cuando de ellos triunfaron luteranos.Allí vide las fuerzas derribadas,Las torres y los altos edificios;Allí vide las casas derrocadas,Y sacadas las puertas de los quicios:Por madera en el fuego son quemadas,Y tuvieron por grandes beneficiosLos que enhiestas en pié hallan sus casas,Porque las mas estaban hechas brasas.No me hizo admirar aquesta ruina,Que el cazador que entra por un coto,La caza mata, toda cuanta atina;Y el soldado que vé al campo roto,Del alto abajo todo desollina:Mas pena me dió el ver que aquel pilotoQue tengo referido, lusitano,En el puerto á Candish metió de mano.Aqueste merecia ser quemado,Y el Capitan, que preso le teniaEn Santos, donde estuvo á tal recado,Que huyendo se fué donde ha querido:Mirad lo que hará aqueste pecado,Pues le tiene el Demonio pervertido,¡Y no querrá, mi Dios, que tal delitoLo ponga yo en memoria por escrito!Aquí quiero dejarlo, prometiendoEn otra parte cosas muy gustosas,Que estoy en mi vejez yo componiendoDel argentino reino. HazañosasBatallas, que el Dios Marte vá tegendo,Conquistas y noticias espantosas.Lo que he dicho y dijere en mi escritura,Sumito al Santo Oficio y su censura.

que se contienen en la

del


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