CANTO VIGESIMO-SEXTO.

En que se trata de la junta que hizo Ibitupuá, y asaltos que los suyos dieron en tierra del Perú: del acuerdo del Audiencia de los Charcas, y de un temblor terrible en Lima.

En que se trata de la junta que hizo Ibitupuá, y asaltos que los suyos dieron en tierra del Perú: del acuerdo del Audiencia de los Charcas, y de un temblor terrible en Lima.

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No vemos ser seguro á lo presenteCurar de proveer sin advertenciaA lo futuro y tiempo subsecuente;Mayormente que vemos en presenciaPronosticarse el caso que está ausente:Y así mirarlo todo es providenciaA nuestro Dios Eterno atribuida,Que de un fin toca al otro sin medida.El de Toledo, dije, como habiaPor coger á D. Diego hecho guerraAl indio guaraní, que residiaMetido en la aspereza de la Sierra.Saliendo con su intento se volvia,Sin dejar sosegada aquella tierra,Mas antes con razon mas levantada,Por ver aquesta parte acobardada.Ibitupuá, el astuto y cauteloso,Con ánimo feroz junta, pregona,Y manda, como hombre poderoso,Que venga en general toda persona.El ser tenido ya por dadivoso,Y que á trabajo alguno no perdona,Le hace al guaraní venga contentoA la presente junta y llamamiento.Con gente acompañado, y pecho fieroA la junta ha venido Condurillo,El viejo Tabobá, gran carnicero,Tambien alegre viene con su aillo:Marucaré, su antiguo compañero,Procura con sus fuerzas de seguilloCon toda la demas canalla fiera,Que vive por la Sierra, y Cordillera.En un prado apacible y muy ameno,Ibitupue tenia aparejado,De flores olorosas todo lleno,Y de muy frescas aguas rodeado.Tendidos por la yerba, y por el heno,Se comenzó el convite, y ha duradoDesde el hora de prima, hasta nona;Mas ninguno escapó sin maza y mona.Habia mucha caza regalada,Perdices, pavas, aves muy sabrosas,Venados, avestruces, que saladaSu carne es buena y sana, muy gustosa;Y dulces frutas, que hay una apropiadaA guinda, yaracaes olorosas,Guembes, ivaviraes en gran suma,A rodo los pescados, como espuma.El vino de maiz y de algarroba,De molles, y de murta bien obrado,Seguro que bebian casi arroba,Que media á cada cual le estaba dado.Uno habla en latin, el otro troba,Otro habla español y vascongado;Mas todos para un fin se concertaban,Y aunque borrachos, todos atinaban.Ibitupue habló de esta manera,Aunque hecho botija y grande cuero:"Metidos en la fuerte Cordillera,Ni Rey, ni Roque hay, por muy guerreroQue sea, que nos pueda echar afuera:Yo solo, con un solo compañero,Me atrevo á defender siempre la entrada,Aunque venga el Perú de mano armada.""Lo que conviene agora que se haga,Pues que el Virrey se puso á darnos pena,Que cada cual por sí se satisfaga,Segun su coyuntura fuere buena.Quien muerte dar pudiere no dé llaga,Y salga cada cual con buena estrenaAl camino, á vengarse por sus manos,Matando estos soberbios castellanos.""Yo tengo nueva cierta como vieneDoña Maria de Angulo, y Da. Elvira:La muerte merecida bien la tiene."El arco demandó, una flecha tira,Diciendo: "Justo es mi fama suene."A dó cae la flecha el indio mira:Agüero es: que si cae bien derecha,Su cosa tiene el indio ya por hecha.Al punto que tiró, viendo en el sueloLa flecha estar en alto levantada,Los indios levantaron hasta el cieloLa voz, que es su costumbre muy usada:Ibitupue, ya libre de recelo,Con muy soberbia voz apresurada,"Perezca, dice, luego la memoriaDel cristiano, y conózcase mi gloria."Aun no acababa bien estas razones,Y un indio cano viejo se levanta,Que aunque en la junta estaba, y escuadrones,Su vida es diferente y aun espanta.El caso que diré yo sin ficcionesSerá, que aunque mi musa en verso canta,Escribo la verdad de lo que he oido,Y visto por mis ojos y servido.El viejo con modestia así decia,Pidiendo que atencion le sea prestada."Sabed, hermanos mios, que veniaUna hija que tengo, muy amada,De guardar mi ganado el otro dia,Con una cruz muy bella agraciada;Y yo le pregunté ¿qué cruz es esta?Y oid de la doncella la respuesta.""Estando recogendo yo el ganado,Ya que la obscura noche se acercaba,Mi corazon en alto levantado,En el criador de todo contemplaba,Y habièndole en mi pecho gracias dado,Por ver como doncella me guardaba;Un hombre se me puso por delante,De bella compostura y bel semblante.""El hombre me habló désta manera:""Doncella, pues que á Dios con pecho llanoAdóras, determina estar enteraEn tu virginidad, que el SoberanoDe ti se acordará en la hora postrera.""Diciendo esto tendió su diestra mano,Y dióme aquesto cruz, de quien yo creo,Que es don de mi descanso y mi deseo."[89]"Esta mi hija, dice por momentos,Que Dios se ha de enojar, si á los CristianosHacemos mal, y damos descontentos,Y que antes los queramos como á hermanos,Recibiendo sus Santos Sacramentos."Apenas ha hablado, y los insanosVencidos de sus malas pretensiones,Al viejo dieron muchos bofetones.El gran cacique, dice en su tianaQue al viejo dejen yá, porque delira,Y su hija es doncella muy liviana,Y que á invenciones toles siempre aspira.Cesóle de herir el Chiriguana,Que estaba ya encendido en pura ira,Que no dudo yo cierto, sino fueraPor el cacique, en breve allí muriera.Al fin, por loco viejo le dejaron,Y su junta con fiesta celebrada,A sus tierras y casas se tornaron,Con la cosa en la junto concertada.Y luego en los caminos asecharonLa gente que pasaba desmandada,Y crudo sacrificio cada diaDe la gente española se hacia.A frailes y soldados, que salianDe Santa Cruz, mataron crudamente,A chácaras y valles se venian,Adonde cautivaban mucha gente:De suerte que el estrago que hacianCausaba gran temor al mas valiente.Hernando Salazar entrar procura,Y oid una desdicha y desventura.Despues de aquel dislate y alzamiento,Que en la Asumpcion, digimos, fué imputadoA Mendoza, se hizo un casamiento,En que con Doña Elvira (degolladoSu padre) un caballero de talentoCasó, Nuflo de Chaves fué llamado:Hombre feroz, valiente y animoso,Y nada de peligros temeroso.Aqueste á Santa Cruz poblò primero,Y á los Charcas salió, dó la obedienciaDe lo poblado dió este caballero,Al Presidente, Oidores de la Audiencia.Entre los indios era carnicero,Por donde le pagaron su impacienciaEn Boitimí, que el pueblo así se llama,Al pié de un alto cerro de gran fama.Añapureyta el cerro tiene nombre,[90]A donde el Diablo canta, decir quiere.No osa en él subir cualquiera hombre,Que que el sube, de espanto, dicen, muere.Y porque, si mas digo, no se asombreQuien cosas de admirar aquí leyere,No quiero mas decir de aqueste perro,Y creo que en callarlo poco yerro.Viuda Doña Elvira, pues, y sidoDe Don Diego el dislate ya contado,Con su madre al Perú hubo salido,Que así por el Virrey les fué mandado.A España el de Toledo siendo ido,A Santa Cruz volver han procurado:Hernando Salazar lleva la guiaDe los treinta que van en compañia.En un paso se ponen peligrosoLos indios Chiriguanos en celada:El español del daño recelosoNo fué, que si supieran la emboscada,No fuera el mal suceso tan dañoso.Mas no siendo la cosa bien pensada,Sucede contra el voto, y lo pensado,Y luego se atribuye al triste hado.El buen hado es Divina Providencia,Servir el hombre á Dios con mucho tino,Poner en todas cosas diligencia,Y no faltar en medio del camino.Si Salazar tuviera la advertenciaQue aquí digo, bien cierto yo imaginoQue no murieran nueve, que pensandoNo haber peligro, iban caminando.La gente va marchando, pero viendoQue los tristes, que fueron delanteros,Murieron, del negocio se temiendo,Quisieran hallar todos agujeros.Salazar desmayò que va rigiendo;Desmayan los soldados compañeros,Que tantas flechas ven venir lloviendo,Que la tierra con ellas van cubriendo.Fenece aquí la triste su triste hora,Cubierta de mil flechas y arpones:Doña Maria de Angulo, causadoraDe motines, revueltas y pasiones,Amiga de mandar, y tan Señora,Que con todos tramaba disenciones:Su nieta Doña Elvira, mal herida,Quedaba entre las yerbas escondida.Doña Elvira su madre con receloProcura por su hija; pero viendoQue no parece, grita hácia el cielo,Sus dorados cabellos descogiendo.Sotelo revolvió con grande duelo,Y entre los Chiriguanas se metiendo,Sacaba á la doncella, aunque llovianLas flechas ya sobre él que le cubrian.Tras ellos la victoria van gozososLos bárbaros, siguiendo grande trecho:Como corderos mansos temerosos,Los nuestros el huir por gran provechoJuzgaban: mas los indios codiciososDel interes, curaron muy de hechoA partido venir con los cristianos,Y así se les hinchieron bien las manos.Doña Elvira en aquesto el todo ha sido,Que con dulces palabras les hablaba,Y como en la Asumpcion hubo nacido,La lengua Guaraní bien pronunciaba.Al fin con interes se han convencido,Y el rescate con sobra se les daba,De suerte que cesaron de la guerra,Y ayudan á pasar el agra Sierra.Sabido acá en los Charcas, fué acordadoHacer guerra cruel al Chiriguana:El caso de esta suerte se ha ordenado,Que el Presidente tiene buena gana;Y asì con grande ardid al que es soldadoLa voluntad en esto bien le gana,Y hácele merced en cuanto quiera,Porque entre en la jornada y cordillera.Don Lorenzo Suarez FigueroaSalió de Santa Cruz, que es de la Sierra:Hombre de grandes prendas, y de loa,Y que merece mas que aquella tierra.Con gran solicitud pone la proa,Queriendo al Chiriguana hacer guerra.Es General de toda la campañaDe Còrdoba la Llana en nuestra España.El Conde del Villar en esto vienePor Virrey, y pensaron que hicieraLa guerra; empero, dicen, le convieneDejarse de esta guerra y cordillera,Que nuevas de Francisco Drake tiene,Que viene muy pujante en gran manera.Diráse en su lugar, porque es flagelo,Que por castigo envia Dios del Cielo.Con esto estaba el Conde tan medroso,Que solo de escribirlo tengo miedo:Parece aqueste caso milagroso,Que estaba el Perú todo, decir puedo,Sin contento, sosiego, ni reposo,Y estábase el ingles allá muy ledo.Juicios son de Dios muy encumbrados,Y no de todos hombres alcanzados.El Virrey al Callao va, y se aplicaA hacer á gran priesa un grande fuerte:Con muchos el negocio comunica,Mas no responden todos de una suerte;Por esta causa el Conde no fabrica,Que tiene gran deseo que se acierte;Y toma en la consulta allí la mano,Y habla de esta suerte un Trugillano.Don Luis Sotomayor "¿de que aprovechaEl fuerte, dice, en tierra, donde puedeTomar el enemigo cualquier trecha,Sin que en manera alguna se le vedeDel fuerte? Lo mejor es, que bien hechaLe sea, con la gente que aquí quede,La guerra al enemigo, si viniere,Con fuerza lo mejor que ser pudiere."Estando desta suerte recelososDe Francisco, sucede ¡O cosa extraña!Un caso entre los casos temerosos,De Dios castigo, y muestra de la sañaQue tiene con los hombres flagiciosos.La mar salió de curso, y así bañaEl puerto del Callao, y la marina,Y gran parte del pueblo cae con ruina.Bramaba con bramidos la mar brava,La obscura y triste noche entristecia,Las crines y cabellos erizaba,El alma y corazon amortecia;El sexo femenil que lamentaba,En aprieto y angustia mas ponia,Lágrimas, y sollozos, y gemidos,Suspiros, gritos, llantos, alaridos.En poco estuvo el Conde de perderse,Y al fin salió, huyendo el aposento,A Santo Domingo vá á refugiarse,Dó llevan de la iglesia el Sacramento;Despues por mas seguro guarecerse,En el campo la noche hizo asiento:Y oid lo que pasaba en esto en LimaQue solo referirlo causa grima.Es Lima una ciudad, bella, galana,De edificios hermosos y graciosos,Apenas vereis casa sin ventana,Los altos por de fuera no vistosos,Que cubiertos están á estera vana;De dentro empero son maravillosos,Que como nunca llueve por semejas,No curan de poner sobre ellos tejas.Con quietud se vive, y en consuelo,Sin pena, sin dolor y sin tristeza,Que no dura jamas el triste duelo,Que es Lima del Perú flor y belleza.Sereno está, apacible y claro el cielo,En un ser uniforme y gran firmeza,Y aunque ha habido temblores muchas veces,Mas ha sido el ruido que las nueces.Empero en este trance tan terribleExceden ya las nueces al ruido:Negocio al parecer muy increible,Que hace salga el hombre de sentido.A muchos pareció ser imposibleHaber por natural acontecido,Sin que causa secreta interviniese,Y con rigor la mano intrometiese.A prima de la noche muy obscura,La ruina sucedió con temblor crudo;No está ni puede estar casa segura,Ni el hombre defenderse con escudo,Si Dios, que es propia guarda, no procuraGuardarnos; pues aquesto solo pudoDejar de aquesta suerte castigadaA Lima con su gente amedrentada.Cayéronse las casas mas lustrosas,Los templos, y las mas ricas capillas,Que allí muestra las manos poderosas,Y hace muy mayores maravillas.El alto donde hay fuerzas belicosas,En freno quebrantando las mejillasDe aquellos que procuran alejarseDe su divino bien, y no acercarse.A Lucifer soberbio, jactancioso,Que á la mañana fresca relucía,Al infierno en tinieblas temeroso,Condenado en perpetuo Dios le envía.Aquel rico avariento codicioso,Allá desea gustar del agua fria:El poderoso Rey fué convertidoEn bestia, y heno y yerbas ha pacido.A la bendita Virgen soberana,Espejo de humildad y de purezaLa vemos por la fé como mañana,Y aurora, coronada de belleza.A Lázaro se dió de buena ganaEl prémio de su pobre y vil pobreza,Al manso Rey David dió Dios el cielo,Que manso fué, aunque Rey, en este suelo.Al fin pues el temblor que voy contandoLas casas desbarata mas fornidas.Echando por el suelo, y derrocandoLas torres muy hermosas y lucidas;A las calles se salen suspirandoLas damas, de temor amortecidasQuedaban, que era lástima mirarlas,Y mas que no hay quien pueda consolarlas.Quedó de este temblor tan arruinada,Y tan perdida Lima, que poniaEspanto nuevo en verla mal parada.Que piedra sobre piedra no tenia.Hallábase en la calle sin posadaQuien bella casa antes poseía,Y todos, como dicen, á la lunaQuedaron en la prueba de fortuna.Cual hizo habitacion con una estera,El otro con un toldo pone tienda,Y con una tristeza lastimera,Recoge lo que puede de su hacienda;A todos parecía la hora postrera.Madeja muy revuelta era sin cuenda,Y el cabo no se halla, aunque se busca,Que todos andan hechoschacorrusca.El Visorrey se vá con los OidoresA San Francisco, y hacen el AudienciaEn toldos, que aposentos los mejoresTuvieron muy menor la resistencia.Dejemoslos aquí, frailes menores,Metidos en clausura y obediencia,Que Candish andaba agora muy envueltoEn el Estrecho y sur, y el diablo suelto.

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Como el Capitan Tomas Candish, señor de Mitiley, salió de Inglaterra, y atravesò el Estrecho de Magallanes, y tomò tierra en la Puna y Paita en el Perú, y de vuelta tomó un navio que venia de la China.

Como el Capitan Tomas Candish, señor de Mitiley, salió de Inglaterra, y atravesò el Estrecho de Magallanes, y tomò tierra en la Puna y Paita en el Perú, y de vuelta tomó un navio que venia de la China.

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La pérfida de sí misma olvidada,De la insigne y famosa Inglaterra,Isabela, la Reina depravadaEn la Fé (que con Cristo nos encierraEn el aprisco y choza consagrada)Procura en tanto grado hacer guerraA nuestro gran Filipo, que cuajadoEl mar trae de corsarios su mandado.A un Tomas Candish, muy orgulloso,Con armada despacha, pretendiendoQue fuese como Drake venturoso:A tiempo fué, que vide estremeciendoDe temor al Perú, y receloso.De Chile vá la nueva discurriendo;Pensabamos ser Drake el que venia,Y tal era la fama que corria.Entre soldados, gente desalmada,Por trisca se decia, que sabidoDe Drake, sea la nueva bien llegada:Quizá que mudaremos el vestido,Que nuestra profesion no está estimada,No andando el enemigo embravecido;Viniendo, pues, aqueste Luterano,Podrános suceder dichosa mano.Yo vide en Chuquisaca alborotadaLa cosa, y el Audiencia despachandoA Lima ván correos; resguardadaLa costa, presto fué gente juntando,El Conde del Villar, de mano armada,Con muchas prevenciones, procurandoGuardar al gran Señor su tierra sana,Aunque venga la Reina Luterana.[91]Aquí dejar agora yo no puedoDe decir, y tocar muy brevementeUna maldad diabólica, y enredoQue el demonio fragó entre aquella genteIndiana; que en pensarlo solo quedoConfuso, y agenado de mi mente:Que una carta á los ingleses escribieron,Y en ella estas razones le dijeron."Ilustres mis Señores Luteranos,Venid, porque os estamos esperando,Que queremos serviros como á hermanos,Vuestras cosas contino sustentando."Estas cartas vinieron á las manosDe la justicia, el caso procurando;Los indios que hallaron ser culpados,Publicamente fueron castigados.Tomas Candish pasó bien el EstrechoMas no tomó jamás en Chile puerto,Que piensa de hacer mejor su hechoHallando algun navio sin concierto.Guiado de interes en su provecho,De la costa el camino lleva ciertoAl puerto Arica, mal fortalecido;Y oid como la cosa ha sucedido.En este tiempo estaba gran riquezaDe barras en la playa, y por el llanoLa gente acude luego con presteza,Y viendo que surgia el Luterano,Sacaron fuerzas, todos, de flaqueza,Pensando de probar allí la mano:Los hombres con las armas acudieron,Las mugeres tambien allí salieron.De sus paños y tocas las banderas[92]Al aire desplegaban á menudo:Las mismas que salian las primerasTornaban á salir, y nunca pudoEl Ingles entender estas quimeras;Que guarda Dios, si quiere, sin escudo,Y donde él no envía sus favores,Enbalde son humanos guardadores.A no caer el Ingles en el engaño,Que causan con banderas y alboroto,Hiciera en aquel puerto mucho daño,Y fuera el miserable puerto roto.Milagro fué, sin duda, y caso estrañoEstarse el enemigo algo remotoDe tierra por tres dias, contemplandoLo que está nuestra gente maquinando.Al cabo de tres dias, recelosoDe que la gente está fortalecida,Levó ferro con furia deseosoDe hallar dó pillar en su corrida.Por el parage pasa, presuroso,De Lima, dó la cosa conocida,El Conde del Villar á Pedro AranaTrás èl envia con gente muy lozana.El enemigo yendo navegando,Y tomando un navio en el camino,Aquello que le agrada mas robando,Al piloto llevarle le convino.A la Puná su rumbo enderezando,Que allí lleva su proa, y su designo,Llegó estando todos descuidados,Por donde fueron presto saqueados.En Guayaquil en arma se pusieron,Sabiendo que el Ingles allí ha llegado;A la Puná en breve descendieron:Tambien en Quito el caso relatado,Capitan y soldados proveyeron;Y habiendo á la Puná todos llegado,Las dos cabezas mal se concertaban,Por donde mas erraban que acertaban.De Guayaquil Reinoso habia salido,El cual por el Virrey allí mandaba;De Quito el que salió ha pretendidoMandar aquí, diciendo, que llevabaDel Audiencia poder, dó fué elegido:Así la cosa á tuerto se guiaba.Tengamos, dice, el uno aquí sosiego:El otro, dice, marchen todos luego.Con toda su tardanza al fin llegaronA la Puná, dó estando descuidadaLa gente inglesa, ellos comenzaronA darles una grande rociada;Mataron veinte, dos les cautivaron.La gente inglesa así desbaratada,Recogese huyendo á una montaña,Los nuestros se estan quedos en campaña.De los navios jugando artilleria,El enemigo á los nuestros daño hace,Con su grave, importuna bateria,En breve nuestro campo se deshace.A lo alto de un cerro se subia,De lo cual al Ingles mucho le place,Que viendo á los cristianos retirarse,En su lancha procuran embarcarse.Quemó aquí un navio el LuteranoDe los tres que traia, y á gran priesaSe leva á la mañana muy temprano,Y á Paita sin parar presto atraviesa.Al Piloto echa en tierra de su mano,A los de Paita enviando su promesaDe seguro, mas ellos no quisieronConcierto, sino al monte se huyeron.Saltó el Ingles en tierra, y al pobladollegó con furia cruel y repentina;Y como le ha hallado despoblado,Con su rábia diabolica y malignaA una Santa Cruz ha escopetado,Robando lo que halla allí, camina.El piloto quedó allí abscondido,Que al alto con los nuestros se ha subido.Arana, que venia muy pujanteCon dos fuertes y bellos galeones,Con una veloz lancha de delante,Allega á Manta. Salen escuadrones:(Pensando ser ingles) en un instanteCien soldados estaban chapetones,Cincuenta vaqueanos, que AlvaradoAl punto los ofrece de buen grado.Arana le responde, que su manoY diestra sola basta con su genteContra el poder y fuerza del tirano,Que no quiere socorro de presente.La costa corre toda el Luterano,Arana se volvió muy diligente,Aunque de nueva España se le enviaAviso de que está en una bahia.Candish, muy á su gusto á dar carenaSe mete en la bahia, que le place,Sin temer de que cosa le dé pena,Refresco toma, y agua y leña hace.Su gente de dolor quita y agena,Con la ocasion presente se rehace,Y en la primera al viento vela dando,La costa de la China va bojando.De vuelta de la China, muy cargadaEncuentran una nave de tesoro:A su diccion y mando fué entregadaCon suspiros, y lágrimas y lloro.En breve ha sido toda despojadaDe sedas, brocateles y fino oro.Un clérigo allí viene enriquecido,Que en verse así robado, está afligido.De su plata y tesoro codicioso,Con ánimo tambien de hacer hechoDe memorable fama y honroso,Al peligro constante puso el pecho:A sus amigos dice: "poderosoCon vosotros me siento y satisfecho,Si quereis ayudarme, mis hermanos,Contra aquestos soberbios luteranos.""Probemos, si os parece bien la mano,Y en tiempo que del sueño esten vencidos,Acuda cada cual á su tirano,De suerte que la muerte adormecidosLos coja, con favor del Soberano:Pues son sus enemigos conocidos,Favor nos dará Dios, pues que bien puede,Para que con la vida nadie quede."No pudo ser secreto este concierto,Alguno al capitan lo ha revelado,Y como fué en fuerte hora descubierto,Al clèrigo de un mastil ha colgado.Volvióse sin tomar Candish mas puerto,Habiendo todo el Orbe rodeado,Y entró en Inglaterra poderoso,Muy rico, muy contento y muy gozoso.La Reina luterana, como vidoEl valor de Candish y su ventura,Y el Diablo que tambien su tela ha urdido,Despachan á Candish, el cual procuraDe la ocasion ya ser favorecido:Parécele gozar la coyuntura.Salió de Inglaterra con pujanza;Diré lo que sucede en otra estanza.

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