CAPITULO IX.

CAPITULO IX.

Lenguaje boriqueño.—Lengua general indo-antillana.—Dialectos.—Datos del Diario de Colón.—Su carta desde Lisboa á los Reyes Católicos.—El dialecto deMacorix.—Fray Román Pane.—Cristóbal Rodríguez.—Datos de Bernal Díaz del Castillo.—Informes del padre Raymond Breton.—Imposibilidad de los primeros misioneros para recoger el idioma indo-antillano.—Las reliquias de la lengua general de las Antillas en ríos, montañas, árboles, frutas, lugares, puertos, cabos, etc.—Lo mismo en aves, peces y objetos domésticos.—Alguna que otra palabra en los Cronistas.—Dos ó tres frases.—Error de Juan Ignacio de Armas y otros escritores en la manera de explicar las voces indo-antillanas.—El idioma indo-antillano se formó con el trascurso del tiempo, pues la separación de las tribusAruacas, que invadieron el Archipiélago era muy remota, hasta el punto de haber perdido el recuerdo de ella.—Enlace del hablaAruacacontinental y del idioma indo-antillano.—Datos á granel en los mapas.—Viajeros modernos.—Sagot.—Los hermanos Hernhutes de Zittau.—El misionero Schulz.—Enlace del hablaboriqueñay del hablacaribeinsular.—Su origen continental.—El lenguajeboriqueñoera rico en vocales y de muy dulce conversación.—El aborigen tenía una aspiración parecida á la del árabe.—La fijaron los Cronistas en las voces con una h.—Pruebas de la aglutinación y del polisintetismo.—El estudio de los restos del idioma indo-antillano nos ha dado una prueba fehaciente de que el orígen delindo-boriqueñoestá en el Aruaca de la América Meridional.

El boriqueño usaba un lenguaje en el período de aglutinación, conpolisintetismo, sin escritura que fijase sus vocablos.[213]En todo el Archipiélago antillano ocurría lo mismo; y estando el idioma en perenne fermentación, habían de producirse necesariamenteneologismos, en cada isla, que tenían que alterar en algo la común lengua.

Pictografías del taller indo-boriqueño de la Cueva de Miraflores, en Arecibo.

Por el Diario del primer viaje del Almirante vemos, que los indios que tomó Colón enGuanahanípara que le sirvieran de intérpretes, cumplieron su cometido en todas las islas del grupo de las Lucayas á que arribara el Descubridor, y también en Cuba y Haytí. El Almirante, sagaz observador, anotó en su libro de bitácora, con fecha 16 de Octubre, las siguientes palabras, comprobatorias de la unidad de lenguaje: “Los habitantes de esta isla Fernandina[214]se parecen á los de las demás, hablan el mismo idioma y tienen las mismas costumbres.” Al llegar el gran Navegante á la isla de Cuba, los enviados, ó embajadores, Rodrigo de Jerez y el judío Luis de Torres, muy versado éste en idiomas, no pudieron entenderse con el cacique delCamagiiey. El políglota Torres, creyendo que ellos habían llegado al reino del Gran Kan en el Continente asiático, habló primero al régulo cubano en hebreo, después en caldeo y por último en árabe, teniendo que apelar al intérprete deGuanahaní, el cual hizo al cacique delCamagiieyy á sus asombrados súbditos una fogosa descripción del poder de los españoles.

Luego pasó el Almirante á la isla de Haytí, á la cual bautizó con el nombre deLa Española, y prontamente entró en fáciles tratos y amistosa correspondencia con los aborígenes. Corrobora lo dicho lacarta que escribió en el mar á los Reyes Católicos, remitida desde Lisboa, en Marzo de 1493, diciéndole entre otras cosas: “En todas estas islas no vide mucha diversidad en la fechura de la gente, ni en las costumbres, ni en la lengua, salvo que todos se entienden, que es cosa muy singular.”

Al regresar Colón á España se llevó diez indígenas, de los cuales algunos sirvieron de intérpretes en la segunda aventurada empresa; sabiéndose por ellos, en virtud de los diálogos tenidos con las mujeresboriqueñas, cautivas recogidas en la isla de Guadalupe, que los indioscaribeseran belicosos y antropófagos.[215]Al llegar la expedición colombina al puerto de Navidad, las indias deBoriquén, recogidas á bordo, concertaron su fuga con el hermano del caciqueGuacanagarí, lo que efectuaron por la noche. Estos datos prueban, que usaban una misma lenguayucayos,haytianosyboriqueños.

En el Memorial que dió el Almirante al piloto Antonio de Torres, en la Isabela, á 30 de Enero de 1494, para entregar á los Reyes Católicos, léese: “Como esta gente platican poco los de la una isla con los de la otra, en las lenguas hay alguna diferencia entre ellos, según como están más cercaó más lejos.”[216]. De manera que, según confirmabael mismo Colón, por experiencia propia, entre las lenguas no había más que algunadiferencia. En el Archipiélago existía, por lo tanto,un idioma general; y con motivo del aislamiento insular, y los neologismos, se iban formando losdialectosyucayo, siboney, haytiano, boriqueño y jamaiquino. En La Española, en el departamento deMacorix, se hablaba un dialecto que lo llegó á dominar Fray Román Pane. La lengua general, ó común, de la isla de Haytí, según Las Casas, únicamente la sabía bien un marinero de Palos de Moguer, llamado Cristóbal Rodríguez.

Hemos probado, con la tradición histórica, la más pura que poseemos, como los indios intérpretes de Colón se comunicaron muy bien con los indígenas de las islas Lucayas y con los de Cuba, Haytí y Boriquén. Respecto á Jamayca, concluyente será también la prueba. Refiere Bernal Diaz del Castillo[217], que al desembarcar con Juan de Grijalba en la isla de Cozumel “vino una india moza, de buen parecer, é comenzó á hablar la lengua de la isla de Jamayca... é como muchos de nuestros soldados é yo entendimos muy bien aquella lengua, que es la de Cuba, nos admiramos é la preguntamos cómo estaba allí.” Resultó, que el naufragio de una canoa de pescadores de Jamayca la había llevado á la isla de Cozumel. Queda, pues, plenamente comprobado nuestro aserto, de un idioma general en el Archipiélago antillano, con la excepción de las islas ocupadas por losCaribes. Y respecto á estas islasdeBarlovento, refiere el padre Raymond Breton, en su Diccionario caribe-francés, contado á él por jefes indios de la isla Domínica, “que cuando la conquista de las islas, el jefe caribe había exterminado todos los naturales del país, reservando solamente las mujeres, las que siempre han guardado muchas cosas de su lenguaje.”[218]

Ahora bien, esta lengua común indo-antillana, así como sus derivados ó dialectos, se han perdido. Las órdenes religiosas, que dominaron en las Antillas mayores, no pudieron dedicarse á conservarlos, mediante vocabularios y léxicos, como tuvieron la gloria de hacerlo en otras partes de América. La brega del desarrollo de la conquista y el pugilato de las ideas, de si debía continuar el indioencomendadoó dársele absoluta libertad, entorpecía la acción cristiana de los misioneros, cuanto más la labor literaria de estudiar y conservar el idioma indo-antillano: máxime cuando los Domínicos se inclinaron á favor de los indígenas y los Franciscos en pro de los Encomenderos: rivalidad que les obligó á enviar sus representantes ante el Rey. No pasó así en el Continente, ni en las Antillas menores. Pasada la perturbación del choque de dos razas antitéticas, y sometidas casi todas las Indias, las misiones pudieron trabajar en paz y dedicar sus hombres inteligentes al estudio de las lenguas de los aborígenes.

Al padre Raymundo Breton, de la Orden de Predicadores, debemos poder estudiar la lenguaCaribe.Al domínico Santo Thomás y al jesuita González Holguín el conocimiento de laKechúadel Perú. A los manuscritos de los misioneros de Bogotá la lenguaChibcha, que hoy nos da á conocer Uricoechea[219], así como la de losPaosó indios de tierra adentro de Colombia.[220]Al jesuita Bertonio[221]debemos laAymara.A los misioneros Vega, Valdivia, y Santisteban y al jesuita Andrés Febres[222]somos deudores de tener el idiomaAraucano, de Chile. A los padres Anchieta[223]y Figueira[224], y al limeño Ruiz de Montoya elTupí-Guaraní.[225]A los misioneros de la Guayana francesa elGalibi, que hoy Celedon, Brinton, Coudreau y Crevaux nos han dado á conocer mejor. A los franciscanos y jesuitas de Méjico elAztecaóNahuatl.[226]Y así sucesivamente. Por todas partes las misiones recogieron el lenguaje de los indios. Tan sólo los indo-antillanos, por las razones anotadas, quedaron imposibilitados de legar á la posteridad su dulce idioma.

Quedan únicamente las reliquias de esta lengua general del Archipiélago. En Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico se conservan muchas palabras indo-antillanasen ríos, montañas, árboles, frutas, lugares, puertos, cabos, etc. Lo mismo en aves, peces y objetos de uso doméstico. En los mismos Cronistas hemos hallado algunos vocablos con su correspondencia en castellano y hasta alguna que otra frase. La mano del tiempo conserva estos despojos como margaritas perdidas de un rico joyel. Las hemos ido recogiendo pacientemente para que nos ayudaran á descubrir el origen del pueblo indo-antillano. Y efectivamente, gracias á ellas y á la Filología hemos podido ver claramente que el autóctono de las Antillas procedía del Continente meridional, esplicándonos perfectamente el proceso evolutivo de las tribusAruacasen las isla, perdida ya la memoria de su inmigración.

El escritor cubano don Juan Ignacio de Armas opina[227], que no ha existido un idioma general en las Antillas, lo cual está en abierta oposición con lo que nosotrosafirmamos, apoyándonos en el estudio de los Cronistas. Es verdad, que las Antillas sonislas desparramadas en el Océano, como dice el señor Armas; pero ésto no fué un impedimento para que fueran pobladas por individuos procedentes de unas mismas tribus y de idéntico origen étnico; y después mantuvieran siempre entre sí ciertas relaciones, con el auxilio de sus canoas. El dialectomallorquíny el dialectocatalán, proceden de la lengualemosinay á pesar de estar separadas las islas Baleares de Cataluña, los dos dialectos conservan la unidad de la lengua madre.

No faltan, en nuestros días, quienes digan, por ejemplo, quelucayo, viene de la dicción castellanacayo; que los españoles vieron las chozas de los indígenas en forma deconoy las llamaronconucos; quecaneyprocede decana;maízse origina enmahizo; y los vocablosajíycaciquevienen del árabe;cocuyoyseboruco, del latín;AnacaonayBaracoa, del vascuence, etc. Los que de tal manera opinan abrevan en las fuentes de Juan Ignacio de Armas. Manera muy socorrida y original de hacer semejantes estudios etimológicos en voces, que algunas están corrompidas por el uso, y otras presentan similitud de sílabas idénticas y de pronunciación parecida con voces de nuestros idiomas.

Vamos á echar por tierra semejante modo de razonar con tres ejemplos. Esos mismos etimologistas, al leer nuestra geografía boriquense y hallarse la palabraCaguas, dirían enfáticos, que esta voz procede indudablemente de la castellanaagua. Al hojear la historia de Méjico y tropezarse conCuernavacaasegurarían firmemente, que se trata de un vocablo compuesto de dos voces castizascuernoyvaca. Y al oir á nuestros campesinos llamar á un fruto del paístallote, rotundamente sostendrían, que el neologismo se había originado en el genuino y castellanotallo. No teniendo en cuenta al hacer tales afirmaciones, que los conquistadores y pobladores de Indias adaptaban á su idioma los vocablos indígenas como mejor les parecía y más fácil se les hacía su pronunciación.

He aquí las pruebas de nuestro aserto. En la relación ó extractode una carta que escribió el conquistadorDiego Velazquez, teniente de gobernador en Cuba, á SS. AA. sobre el gobierno de ella, el año de 1514[228], se lee el siguiente párrafo, donde se ve claramente queCaguases palabra indo-antillana: “Y que de todo lo susodicho fué capitán un indio de la isla Española, criado intérprete del caciqueYacahiiey, que se decíaCaguax, el qual ya es muerto.” Y para comprobar que el mismo vocablo es boriqueño, véase la distribución hecha por Ponce de León de los caciques y labranzas del Boriquén, en 1510, para ocurrir á los gastos de la incipiente colonia, y se verá que el caciqueCaguax, con su ranchería junto al ríoTurabo, correspondió en venta á Francisco de Robledo y Juan de Castellanos.[229]

Para asegurarnos que la dicciónCuernabacano es más que la evolución y cristalización castellana, por corruptela, de un vocablo mexicano, léase la tercera carta de Hernán Cortés al Emperador Carlos V.[230], y en ella se verá designar una población con el nombre deCoadnabaced. Y el capitán Bernal Diaz del Castillo anota en sus célebres crónicas:[231]“é otro día fuimos camino de otro mejor é mayor pueblo, que se diceCoadalbaca, é comunmente corrompimos ahora aquel vocablo é le llamamosCuernabaca”. Otros escribíanQuanabuac; siendo el verdadero nombre aztecaQuahaunahuatl.

Y respecto á quetalloteno viene detallo, como erróneamente induciría á creer la similitud de sílabas,desaparecen las dudas con la lectura del siguiente párrafo, que también recogemos del mismo Bernal Diaz del Castillo, y que revela el origen mexicano de la palabra. Refiere el capitán narrador, que después de la batalla de Otumba “ibamos muy alegres, é cogiendo unas calabazas que llamanayotes, é comiendo é caminando hacia Tlascala.”[232]. Y cuando refiere el mismo autor, el viaje en que acompañó á Hernán Cortés á la exploración de Honduras, anota: “hallamos cuatro casas llenas de maíz é muchos frísoles, é sobre treinta gallinas, é melones de tierra, que se dicenayotes.” Con el trasiego de voces y dicciones de las islas antillanas al Continente americano, y vice versa, se importó el vocablo dicho, aplicándolo al fruto delsechium edule. Y deayotesderivaron los pobladores,chayotes,tayotes, y finalmentetallotes.[233]

En cambio, tales etimologistas tendrían por indígenas, por no encontrar dicción ortográfica ú ortológica homóloga, á las palabrasplátano, cuando es griega;dita, que procede del latin;zafra, que es arábiga;cobija, siendo castellana;fotuto, de origen italiano;guarapo, que viene del quechúa; etc. Todo lo cual nos indica, que en el campo de las investigaciones etimológicas de las voces indo-antillanas es preciso entrar con pie tardo y suma precaución, para no caer en sensibles equivocaciones.

Si el color rojo de la piel le da derecho al americano indígena para constituir untipo étnico, untronco, el polisintetismo único de sus lenguas coadyuvafirmemente al sostenimiento de esa tesis. No se debe confundir la aglutinación con el polisintetismo: de aquel se viene á este: y sólo las lenguas indo-americanas son polisintéticas.[234]

Los indo-antillanos procedentes de las tribusAruacasdel Continente meridional habían perdido la noción de este origen: lo que es una prueba fehaciente de que esa separación era de fecha muy remota. Desprendimiento de tribus, que con el trascurso del tiempo, dió nacimiento al pueblo indo-antillano y á una lengua propia. El suelo es un gran factor en la génesis de un pueblo. Los idiomas necesitan la lenta acción del tiempo para crearse. Véase, como el español, el francés, el lemosín y el italiano han ido derivándose del latín. De igual modo el habla general indo-antillana se fué formando en las islas del Mediterráneo Colombino, conservando, empero, enlace filológico con elAruacacontinental.

El lenguaje es la imagen fiel de la realidad y deja huellas profundas por donde quiera que pasa. Sobre los territorios de Venezuela vamos á investigar algunas de las huellas del lenguaje de losAruacasy á interpretarlas en harmonía con los restos del habla indo-antillana, que poseemos, lo que probará su enlace.

Al gran río venezolano llamaban los CaribesOrinoco. Los Aruacas le llamabanHuyaparí. Pero esta voz aparece ya corrompida en los cronicones de la Conquista. La mayoría de los vocablosaruacasde Venezuela, que se conservan, ha permutado la letraben la letrap, por accidente fonético; y también la letranen la letrar. Cosa muy natural en un lenguaje cuyas voces no estaban fijadas en escritura alguna.Huyaparíes, por lo tanto, corrupción deHuyabaní, es decir,lugar de mucha agua. Explicación filológica:Huyporjuy, equivalente águay, exclamación de sorpresa, como si dijéramoshé aquí!Ya, sitio ó lugar, poryara. Por polisintetismo no aparecen dosyen el vocablo, ni elradeyara. Igualmente sucede enbaporbana, grande, mucho.Ní, agua. El vocablo que estudiamos, sin la encapsulación polisintética, sería,Huy-yara-bana-ní, ó seaHuyyarabananí. Y con el polisintetismoHuyabaní, corrompida la palabra enHuyapari.

El nombre deMaracapanaes corrupción deMaracabana, es decirMaraca-bana, equivalente áHigiiera grande. El vocablomaracaestá en los lenguajes boriqueño y aruaca aplicado á un mismo objeto, á unahigiiera, vacía de su endocarpio y demás sustancia interior y llena de pedrezuelas, que la hacen una sonajera, y que servía á los indígenas de instrumento musical. De modo que la provincia deMaracapanaera, traducido al español, el territorio deHigiiera Grande. Así tenemos en Puerto Rico, por ejemplo,Sabána Grande, para designar un pueblo puertorriqueño, habiendo unido al vocablo indioSabána, llano, con la voz españolagrande. Hoy, ya no se pronuncia la palabra india con el acento en la penúltima sílaba, sino que se ha hecho la voz esdrújula, confundiéndola con la castellanaSábana. En Cuba tenemos tambiénXagua la Grande: una voz indígena con una española. Esto nos recuerda la construcción de los vocablos greco-latinos.

Maracaiboes palabraaruacay sus raices todas están en el lenguaje boriqueño. El vocabloMaracaibosignificalugar de higiierayagua. Explicación filológica:Maraca, higüera;iporní, agua;boporabo, lugar. La palabra, sin la encapsulación polisintética esMaracaniabo. Y con el polisintetismoMaracaibo.

Aruaca, tal como se encuentra consignado el vocablo en los cronistas, es una corrupción deAragua. De este modo se encuentra la palabra original de aquel gran pueblo enclavada aún en su tierra por distintas partes, designando una islilla de la desembocadura del Orinoco, también en uno de los caños del Delta y en su desagüeen el mar, en un río y en unas sierras. Ha prevalecido más, en las crónicas, el vocabloAruaca; y por eso, lo hemos usado en lugar del legítimoAragua. Los lectores no muy versados en estos asuntos creerán que nosotros cambiamos nombres para facilitar la explicación filológica. Y no hay tal cosa. Estas transformaciones en las palabras son muy corrientes; así como la elipsis de letras y sílabas, y la metátesis.Zaragozaprocede deCesárea augusta;Limanace deRimac; y en nuestra propia islilla y muy moderno tenemos el vocabloCialesaplicado á un pueblo del interior y es corrupción de esLacy, apellido de un célebre general español, fusilado en Palma de Mallorca.

Estudiemos ahora filológicamente la palabraAragua; y tendremosaraporyara, sitio, lugar; ygua, como sufijo equivalente áhe aquí; como si dijéramos:he aquí sitio. En nuestro lenguaje moderno,el hogar,la patria. Cuando Pelayo, después de derrotar á los moros, bajó de Covadonga al llano é inició la reconquista del suelo español, su gente le preguntó dónde fundaban población y el caudillo contestó:ubi edo, que quiere decir en latín,donde estoy: de ahí procede el actualOviedo.

Cumaná, provincia dearuacas, significa,Lugar llanoygrande: decuporcuaócoalugar;ma, llano; ynáporbanagrande. YCumanacoavocablo derivado de Cumaná.Cumaná-coa, sitio de Cumaná.

Cariaco, palabra aplicada á un golfo y á un río, quiere decirLugar de agua.Caporgua, he aquí;riporní, agua; yacoporcoa, lugar. La metátesis deacoporcoaes frecuente.

Los que deseen ahondar más en este estudio pueden tomar un mapa de Venezuela y verán inmediatamente por doquiera una serie de nombres aplicados á islas, golfos, ríos, valles y montañas, cuyas radicales y componentes son los mismos del lenguaje indo-antillano.Seiba,Guayabal,Guayo,Cocuisa,Yguana,Yaya,Sipao, porCibao,Guarico,Guariquén,Yaruma,Guanaja,Caguas,Guiria, etc., son vocablos que se encuentran también en el lenguaje boriqueño; procedentes desde luego delAruaca; palabras que es lógico congeturar pasaron del Continente meridional al Archipiélago antillano, porque también se encuentran entre los haytianos, quisqueyanos, siboneyes y boriqueños.

Debemos al doctor Sagot[235]y á los hermanos Hernhutes de Zittau[236]y especialmente al misionero Theodoro Schulz[237]bellísimos trabajos lenguísticos sobre el lenguajearuaca. Como es natural, la acción del tiempo trascurrido, desde que las tribus que invadieron las islas se separaron de las tribus continentales, tal vez muchas centurias, ha originado cambios radicalísimos con el fermento cuotidiano del vocablo en un pueblo del períodoneolítico, hasta el punto de formarse un habla propia, el lenguaje indo-antillano.

El vocablo indígena, según la filiación nacional del escritor que lo anota, sufre también cierta variante.Un simple ejemplo dará la prueba de lo que indicamos. La sílabagua, oida por un inglés, anotará en su carterawa; si la recoje un francés, escribirágoua: si un alemánwa; y si un español ó portuguésgua. Así los exploradores, según la educación fonética de sus oidos y el valor de las letras en sus respectivos idiomas, han hecho los Vocabularios de las lenguas indias.

Todavia encontramos en los trabajos de Sagot, Hernhutes de Zittau y Schulz las palabrascabuya,calichi,burén,conuco,hamaca,maisí,siba,ní,ají,maraca,canoa,iguana,manaca, y otras muchas significando lo mismo que en el lenguaje boriqueño. Así, pues, la Filología viene á ayudar á las crónicas y relaciones de Colón, Ojeda, Las Casas, Oviedo, Bastidas y Rodrigo de Figueroa, para dilucidar, quelos indo-antillanos autóctonos descendían de losAruacasdel Continente meridional.

Vamos á probar también, con el auxilio de la Filología, que el puebloboriqueñotenía común origen continental con el pueblocaribede las islas de Barlovento; á pesar de ser dos pueblos, que se odiaban á muerte; y cuya odiosidad y estado de perpetua guerra trajeron á las islas, desde el inmediato Continente, donde sus antepasados vivieron de igual modo.

Ahondemos en las oscuras profundidades de la prehistoria de cada uno de ellos. Los boriqueños llamaban á su dios tutelarzemí; pues igual denominación le aplicaban los caribes antillanos. El Padre Raymond Breton[238]escribechemij: pero estachdebe pronunciarse comozóc. La j final es la consecuencia del vocablo en fermentación fonética: hoy mismo oimos decirMadrí,Madrid,Madriz, y es corrupción del latinoMadritum, que á su vez lo es deMatritum, laMantua Carpetanorumde los romanos. De modo que los dos pueblos, el boriqueño y el caribe, para significar sudios penateconservaba aún la misma palabra, traida indudablemente del Continente inmediato.

Los boriqueños llamaban á su curandero augurbohique. Los caribes lo mismo. Los cronistas escribenboyez. Pero es, sin duda alguna, el mismo vocablo ya corrompido.Bo-y-ezequivale perfectamente ábo-hi-ques. El tiempo trascurrido desde la separación de estas tribus, iba imprimiendo eltransformismo fonético en la morfología de las palabras: tanto es así, como que tuvieron lenguas completamente diferentes, y en el mismo Continente meridional infinidad de dialectos.

Los caribes llamaban á su dios protector, según el mismo padre Raymond Breton[239],Icheiri; según el padre Labat[240],Akambú; y según Champlain, Laborde y Souvestre[241]Loucuo. Opinamos, que estos tres vocablos son originados del primitivoYukáguaraní, al igual que el haytianoYukajúy el boriqueñoYukiyu.

Analicemos el vocabloYcheirique trae el padre Breton:Ycheiri—Ychei-ri—Yquei-ri—Y-ki-ri—Yu-ki-ru—Yuki-yu—Yukiyu, el dios bienhechor de Boriquén.

Veamos la dicciónAkambú, del padre Labat,Akambú—Akam-bú—Ya-kam-jú—Yukajú, el dios bienhechor de Haytí. Ya hemos visto en el Capítulo VII de este libro, como el dios de Haytí,Yukajú, y el dios de Boriquén,Yukiyu, proceden del dios guaraníYuká.

Descompongamos el vocabloLoucuoóLuquode los escritores franceses Champlain, Laborde y Souvestre.[242]Lu-qu-o—Yu-ku-o—Yu-ki-o—Yu-ki-ú—Yukiyu, el dios bienhechor de Boriquén.

Al espíritu maléfico llamaban los boriqueñosJurakán, y lo mismo los caribes insulares y los chaymas, tamanacos, cumanagotos, rucuyanos ygalibis continentales, con pequeñas variantes fonéticas. A los fantasmas perjudiciales llamábanles, unos y otros,maboyas. Y designaban, al igual, al padrebaba, á la madrebibí, á su planta alimenticiayuca, al pancasabí, al solgüey, á la lunanonum, al ríotuna, á su embarcacióncanoa, á su cama colgantejamaca, á sus bebidas fermentadasuikúyxixá, y al cántarocanarí.

Estas voces no podemos decir, que las tomaron los unos de los otros en su trato, comercio ó continuadas guerrillas, pues son palabras fundamentales al lenguaje de toda tribu. Opinamos, que el conservarlas en una y otra habla, revelan que ambos pueblos las han traido de muy lejos, tomadas de una fuente común. Y esta fuente ha debido estar en las tribus originarias, antes de sus respectivas emigraciones del Continente meridional á las islas; porque allí se conservan muchos de esos vocablos todavía y los recogen los viajeros modernos en sus vocabularios; más ó menos desfiguradas las palabras por la acción del tiempo, y la fonética del idioma del viajero. Así pasa con la radical guaraníisignificandoagua; en unos pueblos la encontramos convertida enní, en otrosdiy en otrostí, ó con otras vocales ó consonantes agregadas.

Cuando se separaron esas tribus primitivas, allá en la noche de los tiempos pre-colombinos, opinamos nosotros que aún eran nómadas en Tierra Firme. Asegura Ihering[243], siguiendo á Schleicher[244], que el pueblo ario, en la época en que el pueblohijo se le separaba, había vivido por lo menos diez mil años. Y que en ese tiempo había llevado una vida vegetativa en un ínfimo grado de cultura y civilización, sin conocer la agricultura, ni los metales, usando hachas de piedra y lanzas de madera.

Igual debió haber ocurrido con el puebloGuaraníen la América meridional, en sus primitivos tiempos, dando origen á innumerables tribus, que se iban extendiendo á lo largo de las riberas de los ríos y por sus afluentes, penetrando en los extensos valles, para no entenderse luego; y, cuando los intereses materiales de la vida fueron encontrados, hacerse cruda guerra de exterminio, en la lucha por la existencia. Por eso, alasentarseen las islas las tribus que cruzaron el mar, empezó en ellas la necesidad de nuevos vocablos para aplicarlos á las cosas nuevas; y entonces elcaribeinsular llamó á su chozatubana, cuando elaruacainsular, que le había precedido en la ocupación del Archipiélago antillano ya la había llamadobojío. Y cuando el indo-antillanoaruacatuvo necesidad de agrandarla, llamóbarbacoaá la ampliación del rancho y elcaribela denominóajupá. En cambio, vemos que á sus embarcaciones continuaron llamándolascanoasunos, ycanuaslos otros; y al marbagualos de Boriquén ybalanalos de las islas de Barlovento.

El lenguaje indo-antillanoaruacaera rico en vocales y demuy dulce conversación, al decir del gran Almirante.[245]Nuestro aborigen tenía una aspiración por estilo de la de los árabes y los cronistas españolesla fijaron en sus anotaciones mediante la letrah. Este signo puesto por los historiadores en las palabras indo-antillanas tiene su valor fonético lo mismo al principio del vocablo que interpuesto en él; aunque nosotros, hoy día, no la pronunciamos en algunas palabras que han pasado al uso común, y en otras sí. Aún conservamos los vocablos indo-antillanosbohío,bihao,dahao,duho,pitahayay otros más, escritos conh, para fijar la aspiración india, y que se pronuncianbojío,bijao,dajao,dujoypitajaya. En la Carta de Colón escrita en el mar, cuando regresaba el Descubridor de su primer viaje, y que envió desde Lisboa, en Marzo de 1493, á Barcelona, donde se encontraban los Reyes Católicos, se lee: “A la primera isla que yo fallé puse nombreSan Salvador, á conmemoración de Su Alta Majestad, el qual maravillosamente todo esto ha dado: los indios la llamanGuanayaní.”[246]. Después, se ha escrito siempre por los cronistasGuanahaní. Vése por la cita, que hacemos, que Colón trató de fijar con unaygriega la aspiración india. Que los conquistadores se fijaron en este modo de hablar de los indo-antillanos lo confirma Pedro Mártir.[247]

No existe nada en la naturaleza que tenga más vida que las palabras; y para llegar á poseer tal vitalidad ha debido el lenguaje estar en un estado de fluctuación ó indecisión hasta llegar á constituir un verdadero organismo. Hoy podemos admirar la diversidad que existe en el modo de expresarse, por medio de las palabras, entre unos y otros pueblos;pero, con un detenido examen, se pueden señalar los jalones de una marcha evolutiva, llegando hasta encontrar las tres grandes divisiones del lenguaje: el monosilabismo, como en el chino; la aglutinación, como en el malayo; la incorporación, como en el basco ó éuskaro; el polisintetismo, propio de las lenguas indo-americanas; y la flexión, correspondiente á los idiomas indo-europeos y semitas.

El lenguaje indo-antillano,por lo poco que conservamos de él, debemos considerarlo en el período de aglutinación y polisintetismo. Había atravesado el monosilabismo, ó primer medio que los hombres han tenido para comunicarse sus afectos, sus necesidades y sus ideas, prescindiendo de la mímica y de la onomatopeya.

He aquí una frase del lenguaje indo-antillano. Solicita de amores un haytiano á una india, estando ésta en un templo católico: la india lo rechaza con las siguientes palabras:Teitoca, teitoca, teketa cynatu guamíkení, que significa:Estate quieto, estate quieto, que el señor de tierra y agua se enojará mucho. El enamorado indio le contestóGuaibá, cynatu makabuca guamíkení, que quiere decir:Véte, ¿qué me importa que el señor de tierra y agua se irrite?

En la frase citada se comprueba la aglutinación enteitoca, estate quieto;guamíkení, señor de tierra y agua; ymakabuca, qué me importa.[248]

De la aglutinación pasó el lenguaje indo-antillano, como todas las lenguas indo-americanas, alpolisintetismo. Un ejemplo de polisintetismo en castellano tenemos enustedporvuesa mercedy enhidalgoporhijo de algo. En el lenguaje boriqueño tenemosGuayamaporGuayarama[249], enCanuy, el actualCamuy, porCanuaní[250], yGuanajibo[251], porGuasabánaniabo.

En las investigaciones del lenguaje indo-antillano todo es tinieblas; no nos queda un dialecto siquiera, que pueda servir de apoyo para rectificar nuestros estudios. Unicamente palabras sueltas, ya designando un árbol, una comarca ó un río, ya el nombre de un cacique, alguna que otra palabra recogida por los cronistas y dos ó tres frases. Todo estolo hemos recopilado con paciente labor. No para reconstruir un lenguaje, lo cual es imposible; pero sí para el estudio y averiguación de sus raices, temas y desinencias. El estudio de los elementos de un vocablo es el estudio de la formación de la palabra. Esta labor nos ha dado el rico fruto de poder fijar el origen delindio boriqueño; su diferenciación del caribe insular; su primitiva procedencia de tribusaruacas; y el entroncamiento delcaribey delaruacaen elguaraníde la América meridional.


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