CAPITULO V.
Nuestras investigaciones sobre losAruacas.—El pueblo deAruacayen Tierra Firme.—Datos filológicos:yayaéiguana.—Exploración de Ordaz.—Los pacíficosAruacasy los belicososCaribes.—Datos aducidos por Cristóbal Colón.—La intrusión de Cedeño en la gobernación de Ordaz trajo la perturbación en Costa Firme.—Mal ejemplo de los conquistadores disputándose un fortín.—El alzamiento general.—Destrucción deAruacayy guerra á sangre y fuego.—La cacería de indígenas para sostener las cuadrillas mineras de San Juan y Santo Domingo, y la pesquería de perlas en Cubagua.—Jamás volvió el indio de Tierra Firme á una franca paz, como al principio, porque las expediciones de Ojeda y Guerra fueron también atropelladoras.—Los Oficiales Reales de Santo Domingo dieron lugar á todos estos errores—Informe de Zuazo.—Informe y sentencia de Rodrigo de Figueroa.—LosAruacastenían la misma alimentación que los indo-antillanos y aplicaban los mismos vocablos á sus vituallas.—Los naturales de las islas Trinidad y Cubagua también eranAruacas.—La guerra trajo el error y la confusión.—Aplicación de epítetos al capricho.—Los pacíficosAruacasocuparon primero á Venezuela y Colombia é iban siendo suplantados por los belicososCaribes.—La Filología confirma esta tesis.
¿Qué datos fehacientes podemos tener para opinar que los indios deBoriquénprocedían de las tribusAruacasdel Continente meridional de la América? Veamoslos.
Caney. Canoa pequeña.
La primera noticia sobre losAruacasla encontramos en Oviedo.[106]El conquistador Diego de Ordaz, nombrado gobernador de Paria por el emperador Carlos V., remontó el río Orinoco, en 1532, y llegó á un pueblo que los naturales llamabanAruacay. ¿Dónde estaba situada esta aldehuela indígena? No lo dice el historiador Oviedo, pero nosotros podemos determinarla gracias á los trabajos y mapas de Codazzi y Schomburgk. Este poblejoaruacaestaba emplazado cerca del actual pueblo venezolano de San Rafael de Barrancas. En el ángulo formado por la confluencia de los grandes cañosMacareoyManamo, frente á una islilla, que los indígenas llamabanYaya, y cerca de la cual está la actual isla deTórtola, que los nativos denominabanIguana. Empezamos por recoger estos dos datos, que nos suministra la Filología:YayaéIguana, son dos vocablos, que encontramos en el lenguaje boriqueño y en el indo-antillano general.[107]
Refiere el cronista Oviedo, que los naturales deAruacayy todos sus vecinos vinieron de paz en seguida ante el conquistador, pero que Diego de Ordaz los trató muy mal. Los atropellos de la soldadesca y la caza establecida para obtener indios y llevarlos á La Española y San Juan al laboreo de las minas ocasionó el alzamiento total de la costa de Paria. LosAruacastuvieron que unirse á sus mortales enemigos losCaribes, para rechazar á los conquistadores. De este hecho surge la confusión de creer algunos escritores que todo el pueblo indígena venezolano eracaribe. Y no hay tal cosa. Todavía en nuestros días pueden encontrarse lospacíficosAruacasrepresentados por losGuaraúnosde los deltas del Orinoco; y con el mismo nombre deAruacasse hallan también en la sierra de Santa Marta, de la República de Colombia. Estos indígenas son los despojos de un gran pueblo, que, en el período del Descubrimiento, venía ya de derrota en derrota bajo el formidable empuje de los audaces y cruelesCaribes, acabando de sucumbir en la servidumbre á que lo sometió el conquistador con susEncomiendas, nutridas con la cacería de hombres en Tierra Firme. Bondadoso elAruacase acogió al lado del invasor, buscando en los nuevos hombres, apoyo y alianza para hacer frente á su terrible é irreconciliable enemigo elCaribe.
Teniendo en cuenta lo ya anotado, oigamos al cronista, y veremos como del relato de los mismos historiadores van surgiendo losdospueblos antagónicos precolombinos. Dice Oviedo: “Tornando á la historia, el gobernador Diego de Ordaz, é su gente, entendieron en la pacificación de las tres provincias, que se dijo de suso, Curao, Tuy é Baratubarú; é porque los indios de Baratubarú, en un pueblo que tienen quatro leguas deAruacay... no quisieron dar casabí á ciertos christianos... fué Ordaz allá con gente é hizo otra crueldad, é los indios vinieron de paz y él los recibió. Paresciera mejor perdonarlos, pues no habían herido ni muerto ningún christiano, é traerlos á concordia é buena amistad, que no mostrarse tan riguroso con gente que á él se vino desarmada. Hízolos meter en un bohío é allí los mandó poner á cuchillo, é porque algunos dellos por escapar de muerte se escondían entre los otrosmuertos, hizo poner fuego al bohío para asegurar su sospecha é que ninguno quedase con vida. Así fueron quemados más de cien indios, é tomando las mujeres de estos para hacer casabí, é repartirlas por las casas del pueblo deAruacay, donde fueron llevadas prisioneras.”[108]
Nótese, que estos indígenas venezolanos no habían herido, ni muerto, ningún español. Recuérdese lo que decía Cristóbal Colón de la mansedumbre de losyucayosde las islas Bahamas y de la bondad del caciqueGuacanagaríy su gente, cuando tan lealmente le auxiliaron en el naufragio de una de las carabelas, la Santa María, ocurrido frente á Haytí, en el primer viaje. Fijémonos también en que el conquistador Velázquez se apoderó de la isla de Cuba sin pérdida de un solo hombre, porque losSiboneyesno hicieron mayor resistencia al conquistador, y el caciqueHatüey, que los impelía á la guerra y al combate erahaytianoy tal vez de sangrecaribe. Los indios de Boriquén y los de Trinidad eran más flecheros que los de Cuba y Santo Domingo, porque ya se encontraban en lamarcade la invasión caribeña, y la lucha por la existencia les obligaba á ser guerreros. Creemos más: opinamos que entre ellos había ya jefes de orígen caribe.Caonabó, el destructor del fuerte de Navidad, en Quisqueya, era de procedencia caribe; y es de aceptar que el valienteGuarionex, soberano delOtoao(Utuado), que atacó é incendió áSotomayoren las cercanías de Aguada, lo fuera también. En SantoDomingo había otro cacique llamadoGuarionex, también luchador. Los indios de Trinidad habían avanzado hasta usar rodelas y flechas envenenadas, como los caribes. Sabido es que la guerra es un medio de progreso y que los combatientes suelen tomar unos de otros el modo de pelear y la clase de armas. En lamarcaó frontera también suelen los pueblos mezclar su sangre, por enemigos que sean, porque el amor se impone imperiosamente. Lo positivo es que lo mismo los indios deBoriquén, que los de Trinidad y Costa-Firme recibieron, en un principio, á los españoles de paz: y que el alzamiento en una y otra parte, lo originó el abuso y atropello de los conquistadores. Oviedo y Las Casas están contestes en este punto.
Después de la inútil matanza deBaratubarú, en Tierra Firme, Diego de Ordaz remontó el Orinoco unas doscientas leguas y se encontró con losCaribes, que, aún siendo en menor número, no tuvieron miedo en combatir y hacer frente. Los indios seríanunos setenta con arcos, flechas, macanas y rodelas. Los españoles,seis de á caballo y cien de á pie. La caballería atacó por retaguardia á los indígenas. Los Caribes pelearon con bravura é intrepidez. No se rindió ninguno. Hubo doce españoles heridos. Ordaz, viendo lanueva clase de gentecon quien tenía que habérselas, regresó desconsertado al poblejo deAruacay, donde fué siempre bien recibido por sus pacíficos habitantes.
Aruacayse componía de 200 bohíos redondos grandes. El régulo principal se llamabaNaricaguay tenía á sus órdenes nueve caciques. La alimentaciónde esosAruacasera, además de caza y pescado, el casabe hecho de la harina de la yuca brava, preparada de igual modo que lo hacían los indo-antillanos;y tenían las mismas viandas y frutas, aplicándoles los mismos nombres á las batatas, boniatos, maíz, guayabas, guanábanas, hicacos, tunas, piñas, jobos, etc. La bebida se componía de casabe ó maíz fermentado. Vese, pues, que los indígenas deAruacaytenían las mismas costumbres y modo de vivir que los boriqueños y daban los mismos nombres á sus productos agrícolas, porque eran indudablemente tribus de igual origen.
Del relato de la expedición de Diego de Ordaz se deduce claramente la existencia también en los territorios de Venezuela de los dos grandes pueblos antagónicos y enemigos irreconciliables, losAruacasy losCaribes. Ordaz no pudo pactar con losCaribes; y haciéndoseguaitiao(amigo) de losAruacasfundó, mucho más arriba de la aldehuela indígenaAruacay, una población de españoles, que se llamó la villa de San Miguel de Paria; y dejando allí un destacamento hizo rumbo al Océano.
Fijémonos ahora en la descripción que hizo el Almirante de los naturales de la costa de Paria, en Costa Firme. Este relato se conserva en la obra del hijo del Descubridor.[109]Refiere el historiador, que una canoa con tres indios se acercó á las carabelas para indagar quienes eran ellos, que los indígenas fueron conducidos á la presencia del Almirante, quien los agasajó, regaló y envió á tierra, en cuyasplayas se divisaba una gran multitud de indios. Visto el recibimiento cariñoso que tuvo á bordo la primera canoa, inmediatamente se vió el mar cubierto de almadías, y empezó desde luego el canje de objetos. El indio trocaba sus cosas,que eran como las de las islas descubiertas antes, por las chucherías que querían darles los españoles. Hemos subrayado esta última frase de Colón por lo confirmativa que es de nuestras opiniones. Y el gran Explorador genovés anotó en sus apuntes, que aquellos indios no tenían rodelas ó tablachinas, ni yerba envenenada para las flechas. Gente más tratable aún que los de La Española. Algunos indígenas traín unos espejillos de oro[110]al cuello y también perlas en brazaletes y collares. Colón recogió á bordo seis de estosAruacas, para hacerlos intérpretes; y siguió viaje costeando hacia Occidente; y antes de llegar al canalBoca de la Sierpetorció el rumbo hacia el Norte, admirando el cultivo de los campos y las rancherías de indios. Pasó el canalBoca del Dragóny llegó á la islilla llamadaCubagua, donde obtuvo de los pacíficos naturales hermosísimas perlas á cambio de cascabeles y otras baratijas. El Almirante encontró todos los indios de aquellas costas tan pacíficos y buenos, que los consideró por sus atenciones y zalamerías hasta importunos. Los halló más blancos que cuantos había visto hasta entonces, de gentil presencia, mejor cara y los cabellos cortados al nivel de la mitad de la oreja.Todos estos indígenas á que hace referencia el célebre Explorador genovés eranAruacas.
Cuando Antonio Cedeño, en 1530, fué desde Puerto Rico á tomar el cargo de Gobernador de la isla de Trinidad, desembarcó primero en Costa Firme, en las tierras del caciqueTuripari, quien le recibió de paz y fué con él á Trinidad, donde puso á dicho Gobernador en muy buena amistad con el caciqueMaruaná, uno de los régulos de aquella isla, acompañándole además á las rancherías de otros cuatro caciques. No quiso Cedeño poblar aquella ínsula de su gobernación y regresó al inmediato Continente, á la aldehuela deTuripari, levantando un fortín de madera á una legua de distancia del aduar del régulo indio y dejando allí un pequeño destacamento español.
Este fortín vino á ser la manzana de la discordia entre aquellos conquistadores. Cedeño no tenía derecho á poblar en Tierra Firme. Su concesión real se limitaba á la gobernación y colonización de la isla de Trinidad. Diego de Ordaz, que ya hemos citado más arriba como explorador del río Orinoco, había obtenido en la Corte cédula del Emperador para ser Gobernador de Paria. Al ir á tomar posesión de su gobierno fué Ordaz muy bien recibido por los indígenas, hasta el punto, que aprovechando sus buenas disposiciones de amistad y cordialidad, bautizó unos ochocientos indios. Al encontrarse Ordaz con el fuerte levantado por Cedeño hizo presente sus derechos á aquella gobernación; y dejando en él una fuerte guarnición, marchó á explorar el Orinoco. Ya hemos hablado de esta expedición al gran río, quedió por resultado encontrar áAracuayy toparse con los indomablesCaribes.
Diego de Ordaz, hombre rico, esperaba de España otra armada, que había ordenado preparar á su teniente Alonso de Herrera. Esta escuadrilla había llegado á la isla deCubagua, para secundar la acción de Ordaz; pero las autoridades de esta islilla, que marchaban de acuerdo con Antonio Cedeño, hombre también rico y Contador por S. M. en Puerto Rico, le avisaron del violento ataque de Ordaz al fortín de Paria. Cedeño, que era tan impetuoso en sus medidas como Ordaz, tomó sus resoluciones y dió sus órdenes reservadas. Y cuando Diego de Ordaz, regresando de su expedición al alto Orinoco, hizo rumbo al Océano y quiso reconocer áCariaco, al llegar áCumaná, el fuerte de S. M. en este sitio le largó un par de tiros, con pólvora solamente, en señal dealerta, y no le permitió saltar en tierra, ordenándole pasara de largo á recalar áCubagua. En Nueva Cádiz, capital de esta islilla, estaba preso Alonso de Herrera, y al llegar Ordaz lo hicieron prisionero también y lo enviaron á La Española, bajo partida de registro. El atropellado Gobernador de Paria marchó á España á querellarse á S. M. contra Cedeño y en la travesía sucumbió.
Este desacuerdo entre los conquistadores, hasta el punto de llegar á batirse á sangre y fuego, no debió pasar desapercibido para los indígenas, á juzgar por lo que vamos á referir. Cedeño envió veinte y cuatro soldados y una mujer á Trinidad, los que fueron bien acogidos por los caciques; pero, á los ocho días fueron todos muertos. La carabela fondeadaen la costa pudo cortar las amarras y en ella se salvaron tres españoles y una negra; fugitivos que fueron á recalar áCubagua. Desde esta islilla se dió aviso inmediatamente á Cedeño, que se encontraba en Puerto Rico. Activó sus aprestos el perturbador Cedeño y llegó á Trinidad con ochenta hombres y un caballo; desembarcó de noche, sorprendió al cacique principal, puso fuego al cacerío indígena y pasó á cuchillo á todos sus habitantes. Se salvaron algunas mujeres y niños, porque se acogieron á las inmediatas maniguas. Diez días estuvo el terrible Cedeño recorriendo la isla; y no hallando gente que pasar al filo de su espada, ni tampoco suficientes bastimentos, se embarcó con su gente en dirección á Paria, de donde fué rechazado por los españoles delcélebrefortín, cuya guarnición se mantenía aún por Ordaz, viéndose precisado á hacer rumbo á la Margarita. En esta isla reunió Cedeño otros ochenta hombres y seis caballos, pidió auxilio á Puerto Rico, donde aún continuaba siendo Contador por S. M. y marchó contra Paria, recuperando entonces á viva fuerza el disputado fuerte de madera, que había construido á una legua de distancia del aduar del caciqueTuripari.
Triunfante Cedeño en Paria, retorna á la isla de Trinidad á poblar. En el entre tanto, Alonso de Herrera, el teniente de Ordaz, pasa desde la islaCubaguaá Tierra Firme y se apodera nuevamente, en Paria, del fortín en cuestión. Sabedor de ello Cedeño, en Trinidad, no pudo marchar en seguida contra Herrera, porque acababa de ser atacado por los indios de aquella isla, quienes se habían reunidoen un formidable cuerpo de tres mil combatientes. Del primer encuentro resultaron veinticinco españoles heridos y cinco caballos fuera de combate. Apurados los españoles tuvieron que levantar trincheras. Estando en este difícil trance, llegó á manos de Cedeño una provisión de la Real Audiencia de Santo Domingo, ordenándole que Alonso de Herrera, teniente de Ordaz, fuera reconocido como Gobernador de Paria. Entonces, se le amotinó la gente á Cedeño; y después de preso y maltrecho pudo darse por feliz con retornar vivo á Puerto Rico. ¡Qué perniciosos ejemplos de odios y asechanzas recibían los aborígenes, que presenciaban estos combates sangrientos entre los hombres nuevos llegados á sus costas!
Quedó al frente de Paria, Alonso de Herrera, teniente que había sido de Ordaz, nombrado Gobernador interino de aquella comarca por la Real Audiencia de Santo Domingo, en lo que el Emperador Carlos V. resolvía otra cosa. Entre tanto, Gerónimo de Ortal, tesorero que había sido de Ordaz, obtuvo en la Corte la gobernación de aquellos nuevos países de Tierra Firme y preparó en Sevilla una armada. Llegado Ortal á Paria, nombró por su teniente á Herrera, á quien encontró al frente de la guarnición del tristemente disputado fortín.
Mas, ya en esa época los pacíficosAruacas, á quienes se les cazaba cruelmente para venderlos á los mineros de La Española y San Juan, y á los pescadores de perlas de Cubagua, por haberse agotado los cuarenta mil indefensosyucayosde las islas Bahamas,estaban declarados en completa rebelión en muchas partes de Costa Firme.
Oigamos al cronista Oviedo[111]: “Toda aquella provincia (Meta) y la costa estaban de guerra, muy alterada, por muchos desatinos é malas obras que los christianos, que allí estuvieron primero, habían fecho á los indios; así por estar sin gobernación é haber faltado Diego de Ordaz, como por las contenciones de Antonio Cedeño, que también pretendió ser aquello de su gobernación. E, por tanto, nunca Gerónimo de Ortal pudo traer los indios á la paz, como primero habían estado en tiempo de Ordaz.”
Escusamos anotar que la aldehuelaAruacayfué completamente destruida por los conquistadores; y así mismo todas las rancherías que tenían losAruacasen las márgenes del Orinoco y en la costa de Paria, teniendo que refugiarse los perseguidos indígenas en los intrincados bosques para defender su libertad y sus vidas.
Ortal y Herrera volvieron á remontar el gran río, bien ayudados de hombres y caballos. Herrera era un valiente que sabía más de matar enemigos que de poblar lugares, dice el Cronista arriba citado; pero, á pesar de su empuje y valentía, murió á manos de los indómitosCaribes, sorprendido él y su destacamento por cien indios flecheros. Herrera reposaba en un bohío y los soldados estaban colectando maíz en un sembrado. El ataque fué rápido; y Herrera fué herido con flecha envenenada. Fracasó por completo la expedición.
No contento Cedeño con los pasados descalabros, envió desde Puerto Rico nueva gente á Tierra Firme, al mando de un tal Juan Bautista; y además otro navío comandado por Hernandez de la Vega. Estos expedicionarios tuvieron choques con los soldados de Ortal; pero éste tuvo la habilidad suficiente para prender los capitanes de Cedeño y atraerse los soldados á su enganche.
Sabedor Cedeño en Puerto Rico de lo que ocurría en Costa Firme con sus tenientes, marchó allá en persona con mucha gente de á pie y de á caballo. Enterado Ortal de la llegada de Cedeño, se retiró áCubaguapara evitar un choque, ya desalentado de los infructuosos resultados de las exploraciones del Orinoco. También esta expedición de Ortal, como la anterior de Herrera, fué un desastre.
El activo Cedeño desembarcó en Tierra Firme, en el lugar llamadoMaracapana. Corría el año de 1536. El impetuoso Capitán saltó en tierra con 170 hombres y 20 caballos. Pudo atraer á sus banderas la gente que era de Ortal, y reunió un fuerte escuadrón de 400 hombres y 98 caballos. Los indios deMaracapanaeran todos pacíficosAruacas. Los tenientes de Cedeño penetraron tierra adentro, en territorios que no eran de su gobernación, pues ya sabemos que esta se limitaba exclusivamente á la isla de Trinidad, y se dedicaron á la guerra de montería humana, á la caza de infelices indígenas, regresando á la costa, donde les esperaba Cedeño, con unas 450 piezas, entre chicos y grandes.
Mientras Cedeño salteaba indios en Tierra Firme, para venderlos á los mineros de La Española ySan Juan y á los pescadores de perlas deCubagua, Ortal se quejaba á la Real Audiencia de Santo Domingo de las usurpaciones del ambicioso Contador de Puerto Rico, y el Supremo Tribunal dominicano envió al lugar de la disputa á su propio Fiscal el licenciado don Juan de Frías, como juez en comisión, para dirimir la contienda. Cedeño, que era hombre de pelo en pecho y audaz á toda prueba, retuvo preso al Fiscal de S. M.; y en tan crítica situación, sólo la inesperada muerte de Cedeño vino á poner término por un momento á estos escándalos de Costa Firme. Hemos hecho hincapié en estos relatos para que se vea patente la comprobación de los pacíficosAruacasy los indómitosCaribes, en Venezuela.
La expedición de Ojeda, en 1499, confirmó todas las observaciones de Colón respecto á los indios dePariay sus hábitos bondadosos y hospitalarios; viniendo á darse Ojeda con los terriblesCaribesen el lugar llamado hoyPunta de Chichiriviche. El viaje de Pedro Alonso Niño y Cristóbal Guerra testimonió tambien que los naturales deCurianayCumanáeran pacíficos y generososAruacas. Niño y Guerra fueron rechazados también enChichiriviche, al igual de Ojeda; pero en otros sitios hicieron tranquilamente valiosos rescates en perlas. Los segundos viajes de Guerra y Ojeda fueron de rapiña. Ojeda saqueó traidoramente á losAruacasdeCuriana, después de haberse hechoguaitiao(amigo) de ellos; y Guerra se atrevió hasta llevar indios esclavos á España (1501), cuyo cargamento de carne humana el gobierno le obligó á restituirlo á las Indias, como hizo Isabel la Católica con el que remitió Colón dehaytianos. La mayoría de estos conquistadores de Tierra Firme pereció á manos de los terriblesCaribes.
La culpabilidad de esta inhumana cacería de indígenas, que se hacía en Venezuela, correspondía á los empleados de Santo Domingo y Puerto Rico, que faltos de brazos para el laboreo de las minas, por la desaparición del indo-antillano á consecuencias de la ruda labor, del mal trato y de la escasa alimentación, recurrían al Gobierno para que les permitiera traer indios del inmediato Continente, agotadas ya las otras islas del Archipiélago. El Rey concedió se esclavizaran los indomablesCaribesytodoslos que no quisieran recibir de paz á losChristianos. Levantada la compuerta, el torrente se desbordó; y los más audaces se fueron á Roma por todo. Este escandaloso é inhumano tráfico, ocasionó, como era natural, la desaparición primero de cuarenta mil pacíficos isleños de las Bahamas; y después, el desastre de los bondadososAruacasde la península y golfo dePariay costas deCumaná; salvándose de esta destrucción horrenda los indígenas que pudieron acogerse á los intrincados y cenagosos territorios del Delta del Orinoco; de cuyos fugitivosAruacasdescienden los actuales indiosGuaraúnos.
Vamos á aducir más comprobantes sobre nuestra opinión, de que había dos pueblos importantes, losAruacasy losCaribes, en Venezuela, en el período colombino.
En 1518 escribía el licenciado Zuazo, desde la ciudad de Santo Domingo, á Monseñor de Xevres, del gobierno del Emperador, y pedíale, entre otrascosas, para elremedio de las Indias, lo siguiente:
“Hay necesidad también de que losCaribesde Tierra Firme, que comen carne humana, se puedan traer por esclavos á esta Isla, porque viven bárbaramente. Señálese el lugar donde se puedan traer, que ha de ser junto á nuestrosguaitiaos, que quiere decir nuestrosamigos, ó que están de paz en servicio de S. M.LosCaribesse los comen é hácenles mucho daño. Aprovecharse han dos cosas desto, la una es que esta Isla será muy aprovechada de gente, que es bien menester, porque los indios della van de caida. La otra es, que nuestrosguaitiaosserán favorecidos é defendidos, cuya defensa é amparo será ocasión del rescate que ahora hay con ellos de perlas; é para que otros pueblos é comunidades se junten con los dichosguaitiaos, viendo la honra que se les hace por los castellanos, é como los defienden é amparan de sus enemigos.”[112]
Completaremos este estudio é investigación sobre losAruacas y los Caribesdel inmediato continente meridional con elInformehecho en 1520 por el licenciado Rodrigo de Figueroa acerca de la población india de las islas y costas de Tierra Firme y la sentencia que dió en nombre de S. M. Dice así el importantísimo documento:
“Por mí, el licenciado Rodrigo de Figueroa, juez de residencia é justicia mayor desta isla Española é juez de la Audiencia Real de las apelaciones, en estas partes; é repartidor de los caciques é indios desta dicha Isla, por la Reyna é Emperador, nuestros Señores;
Vista la Instrucción á mí dada por la Majestad de la Reyna é del Emperador, nuestros Señores, en que me mandan haber larga información de las islas é parte de Tierra Firme, en que los indios é pobladores dellas sonCaribes, é pueden, é deben ser de los chrystianos traidos é tenidos por esclavos, é que dello haga declaración por sentencia;
Vista la Información sobre lo susodicho por mí habida, é las otras contenidas en la dicha Instrucción á lo susodicho anexas é concernientes, la qual fué quanto en esta Isla se pudo haber de los pilotos, maestres é marineros, capitanes é otras personas que han usado ir á la costa de Tierra Firme é islas é partes andadas é descubiertas en el mar Océano, é la que así mesmo pude haber de religiosas personas, é vista otra Información, que cerca de lo susodicho, hubo el licenciado Zuazo; por lo qual dió ciertas licencias, la qual mando poner en el cabo de la mía, para enviar á S. M.
Fallo, que debo declarar é declaro: que todas las islas que no están pobladas de chrystianos, excepto la de Trinidad, Lucayos, Barbados, Gigantes[113], é la Margarita las debo declarar é declaro ser deCaribes, gentes bárbaras, enemigos de los chrystianos, repugnante la conversión dellos, tales que comen carne humana, é no han querido, ni quieren, recibirá su conversasión á los chrystianos, ni á los predicadores de nuestra Santa Fe Católica.
E quanto á lo de Tierra Firme, en lo que hasta ahora por la Información habida de las cosas della se pudo averiguar, debo declarar é declaro, que en lo de más arriba de la dicha Costa, que han alcanzado los que de estas partes van á laCosta de las Perlas, hay una provincia que se diceParacuya, la cual es deguaitiaos.
E de ahí abajo, viniendo por la costa hasta elgolfo de Paria, hay otra provincia que llega hasta la que se dice deAruaca, que se tiene por deCaribes; é pasada la dicha provincia por el dicho viaje abajo, está la dicha provincia deAruaca, la qual debo declarar, é declaro, por deguaitiaos, amigos de los chrystianos, é dignos de ser amigos de los castellanos é ser muy bien tratados. E pasada la dicha provincia por el dicho viaje abajo está la provincia deUríapana, la qual debo declarar, é declaro, ser deCaribes, enemigos de los chrystianos, é comen carne humana. E más abajo, por la misma costa delgolfo de Pariaestá otra provincia que se diceUníraco, la qual debo declarar é declaro, deguaitiaos, amigos de los chrystianos é que tratan é conversan con ellos pacificamente, é con los otrosguaitiaos, que son amigos de los chrystianos. E más abajo, en la dicha costa del dichoGolfo, está otra provincia por donde pasa un río, que se diceTaurape; los indios de la qual provincia debo declarar, é declaro, serCaribes, sujetos a la misma condición de los susodichos. E más abajo, en la ensenada del dichoGolfo, está otra provincia, que se dicede losOleros, los quales así mesmo debo declarar, é declaro, serCaribes. Los de la provincia deParianá, hasta la punta de laBoca del Dragón, de mar á mar, debo declarar, é declaro, serguaitiaos, é muy pacíficos, é amigos de los chrystianos. E dendeCariaco, entrando la misma provincia é todo lo que está en la costa deCariaco, además de Cumaná,ChiribichíéMaracapana, hasta el ríoUnarí, por toda la dicha costa, debo declarar, é declaro, serguaitiaos, pacíficos é muy amigos de los chrystianos. E dende la dicha provincia de Unarí, por la costa abajo, con el cabo de laCoderaéCoquíbacoa, al presente debo declarar, é declaro, no estar suficientemente averiguado si sonCaribesóGuaitiaos; é me reservo de lo declarar así, cuando más suficiente información de lo susodicho se pueda haber. E dende la provincia deCoquíbacoa, la costa abajo, debo declarar, é declaro, ser al presente habidos y tenidos porguaitiaos, é por amigos de los chrystianos, é que los reciben á su contratación, exceptos losInotos, los quales no sé declarar de la condición que son, hasta que se pueda haber mayor información.
E dendeCoquibacoahasta el río deCenú, que cae á cinco leguas del Darien, porque no se ha averiguado al presente seanCaribesóGuaitiaos, reservo en mí el declarar, hasta que más información tenga.
En quanto á los indios, que caen la tierra adentro, en las dichas provincias de suso declaradas, desdeUríapanahasta el cabo delIsleo Blanco, que es junto al puerto de laCodera, dejados losguaitiaosya nombrados, los debo declarar, é declaro, serCaribes. E la isla de la Trinidad especialmente declaro, que debe ser habida é tenida por deguaitiaos, amigos de los chrystianos; é así la debo declarar é declaró.
A las quales provincias é tierras, declaradas deCaribes, los chrystianos que fueren con las licencias é condiciones é instrucciones, que les serán dadas, pueden ir, é entrar, é los tomar, é prender, é cautivar, é hacer guerra, é tener, é traer, é poseer, é vender por esclavos dichos indios de las dichas tierras é provincias é islas; é pueden haberlos comoCaribesdeclarados en qualquier manera; con tanto, que los chrystianos que fueren á lo susodicho, no vayan ha hacerlo sin el veedor ó veedores, que les fueren dados por las Justicias ú Oficiales de S. M., que para las dichas armadas diesen licencia. E que lleven consigo indiosguaitiaosde las islas é de las partes comarcanas á dichosCaribes, para que vean é se satisfagan de ver como los Chrystianos no hacen nada mal á los indiosguaitiaos, y sí á losCaribes, pues losguaitiaosse van con los castellanos é quieren ir con ellos de buena gana.
E quanto á las demás islas é tierras de la dicha costa, declaradas por deGuaitiaos, é de las que esta sentencia hace mención, desde lo de más arriba hasta lo de másabajo, que no son declaradas por deCaribes, declaro, é mando, é defiendo, que ninguna persona de qualquier estado é condición que sea, fuere en armada, ó de otra manera, sea osado de les hacer á los indios vecinos, pobladores, ó estantes en las dichas tierras é provincias, guerra, ni fuerza, ni violencias, ni extorsiones;ni tomar por fuerza é contra su voluntad, de las dichas partes, personas, ni ganados, ni mantenimientos, niguanines, ni perlas, ni otra cosa alguna; porque las dichas guerras, fuerzas, é extorsiones, é tomas, están prohibidas, defendidas, é no concedidas por la Majestad de la Reyna é Emperador, nuestros Señores. Pero declaro, é digo, que llevando la dicha licencia é instrucción que será dada á las personas que á las dichas armadas quisieren ir, puedan ellos con su voluntad rescibir, é rescatar, todas las dichas cosas, con tanto que los indios que rescataren del poder de las tales gentes seanCaribes, que de otra manera, no lo seyendo, no las puedan traer, ni traidos sean habidos por esclavos.
Contra la qual provisión é defendimiento mando, por virtud de los poderes que de S. M. tengo sobre dicho caso, que ninguna persona sea osada de ir, ni pasar, so pena de muerte é de perdimiento de bienes. Los quales aplico, los dos tercios para Cámara é Fisco de S. M., é el otro tercio para la persona, ó personas, que lo denunciaren ó acusaren. En las quales dichas penas, mando que caigan é incurran qualesquier personas que contra la dicha provisión é defendimiento fueren, así de esta Isla Española, como de las otras Islas é Tierra firme destas partes del Mar Océano, é de los Reynos de Castilla, ó de otras qualesquier parte. Las quales dichas penas no se entienden con los que de poder deGuaitiaosrescataren é trujeren, con su voluntad, de los indios que no seanCaribes; mas de no serles dados por esclavos, según dicho es.
La qual declaración é sentencia mando que sea pregonada en esta Isla, en esta ciudad de Santo Domingo, en tres lugares públicos della, é llevada así mismo á las islas de Cuba é de San Juan, para que allá sea también apregonada, é ningún pueda pretender ignorada; con cartasrequisitorias á los jueces de las dichas islas que las hagan apregonar. E por esta mi sentencia, juzgando así, lo declaro, é pronuncio, é mando en estos escritos.—El licenciadoRodrigo de Figueroa.—Copia autorizada por Diego Caballero, Escribano de S. M. en la ciudad de Santo Domingo.”[114]
Hemos transcrito íntegro este documento por muchas razones. Primeramente, nos comprueba la existencia de losAruacasen el interior y en las costas de Venezuela, luego, junto á ellos aparecen losCaribes, disputándoles los territorios y las márgenes del Orinoco y las de sus afluentes. Las tribusAruacas, sin gran enlace entre sí, sin confederación alguna, solían coger el nombre del jefe guerrero que las comandaba, ó el de cualquier otro cacique anterior, ya muerto, pero conservado su nombre y culto porTotemismo; y de este modo vemos que surgen en la historia de Venezuela y Colombia un sinnúmerode pueblos indígenas con distintas denominaciones, todos ellosguaitiaos, es decir, amigos de los conquistadores; teniendo la generalidad iguales usos y costumbres, comerciando con las mismas cosas que los naturales de las islas, como dice Colón y hemos anotado anteriormente, entendiéndose bien con los intérpretesquisqueyanosyboriqueñosy á la vez siendo enemigos mortales de losCaribes.[115]
Nosotros opinamos, que todo el suelo de Venezuela y Colombia estuvo ocupado, con anterioridad al período colombino, por las tribusAruacas, cuyos dominios se extendieron hacia el Amazonas, por un lado, y hacia el istmo de Panamá por el otro, hasta el lagoManagua; y que este pueblo indígena fuérudamente combatido por las tribusCaribes, que poco á poco, con sus terribles hordas guerreras, venidas de las márgenes del Amazonas, iban anexionándose los territorios que violentamente arrancaban á losAruacas.
Lo ocurrido en el Archipiélago antillano á la venida del Descubridor europeo, (de ocupar ya losCaribesparte de las islas), había sucedido también en determinadas comarcas del Continente meridional. Al ponerse en contacto los conquistadores con los indios de Tierra Firme los clasificaron primero enpacíficosyguerreros, usando el vocabloguaitiaopara designar alAruacay dejando el deCaribepara el batallador. Luego, cuando unos y otros se pusieron en abierta oposición á los españoles se originó la dificultad de diferenciarles. Según fué avanzando la conquista en Tierra Firme, los españoles usaron el sistema de aplicar á las tribusAruacasy lo mismo á lasCaribes, el nombre del cacique principal que las dirigía en el combate, ó averiguaban la designación particular que ellas se daban, ó les aplicaban caprichosamente un mote cualquiera.[116]
El cronista Oviedo ya hizo una observación sobre esta costumbre, anotando, que los cosmógrafos mudaban los nombres en las cartas de navegar, poniendo los que los navegantes les decían; y que cada día quitaban y ponían nuevos nombres,al sabor de temerarios, lo que ponía confusión en todo. Lo que sucedía con las costas, pasaba con las regiones del interior. Tantos epítetos, aplicados á los indígenasde Venezuela y Colombia, originó gran dificultad para precisar los puntos ocupados por losAruacas. Pero, la Filología nos da la luz necesaria en este caso, como nos la ha dado en otros, para determinar con exactitud hasta donde se extendió el poderío de las tribusAruacas. En el capítulo dedicado al lenguaje indo-antillano nos ocuparemos de esta otra prueba que tenemos á favor de la tesis desarrollada en este capítulo con documentación histórica fehaciente.
Carátulas. Mortero. Macha boriqueña. 25 centim.