Chapter 2

CAP. VIII.—En que trata del ser y virtudes de Inca Yupanqui, é de cómo, apartado que fué de sus compañeros, se puso en oracion; é cómo tuvo, segun dicen los autores, revelacion del cielo; é cómo fué favorescido y dió batalla á Uscovilca y le prendió y mató en ella, y de otros casos y cosas que acaecieron.

Inca Yupanqui era mancebo muy virtuoso y afable en su conversacion; era hombre que hablaba poco para ser tan mancebo, é no se reia en demasía de manera, sino con mucho tiento; y muy amigo de hacer bien á los pobres; y que era mancebo casto, que nunca le oyeron que hobiese conocido mujer; y que nunca le conocieron los de su tiempo decir mentira é que pusiese cosa que dejase de cumplir. É como él tuviese estas partes de virtud y valeroso señor, aunque mancebo, y fuese de grande ánimo, considerando su padre á este ser de Inca Yupanqui su hijo, reinó envidia en él y aborresciale, porque quisiera que un hijo mayor suyo, que se decia Inca Urco, tuviese este ser de Inca Yupanqui; y como él viese que esta virtud reinase en Inca Yupanqui, no consentia que se pusiese delante dél, ni daba ocasion para que nadie conosciese dél que leamaba; porque, como viese que tenia tan grandes partes, temia que despues de sus dias los señores del Cuzco é la demás comunidad le alzasen á este por tal Señor, é que aunquél dejase á Inca Urco por tal Señor, los tales señores le privarian deste estado, por ver en él que era algo simple é que no reinaba en él aquella capacidad é ser que en Inca Yupanqui; al cual amaban todos de gran voluntad, como ya habeis oido.

É como el Viracocha quisiese á Inca Urco dejarle en su lugar despues de sus dias, hacia que le hiciesen los señores de la ciudad del Cuzco y la demás gente aquel acatamiento y respeto que hacian á su persona; y ansí, le hacia servir é que le sirviesen los señores del Cuzco con las insinias reales que á su persona hacian; que eran, que delante dél no parescia ninguno, por señor que fuese, ni ninguno de sus hermanos, con zapatos en los piés, sino descalzos y las cabezas bajas todo el tiempo que delante dél estuviesen hablando ó que le trujesen algun mensaje; comia solo, sin que nadie osase meter mano en el plato quél comia; traíase en andas y hombros de señores; si salia á la plaza, sentábase en asiento de oro; tenia tirasol hecho de pluma de avestruces teñidas de colorado; bebia en vasos de oro, y ansímismo eran las demás vasijas del servicio de su casa, de oro; tenia muchas mujeres; de todo lo cual era muy ageno Inca Yupanqui, por ser, como ya habeis oido, aborrecido de su padre, y tener amor á Inca Urco. Y ansí, cuando vido Viracocha Inca que se habia quedado Inca Yupanqui en la ciudad del Cuzco, holgóse dello, pensando que allí acabaria sus dias, y cuandole invió á pedir el socorro que ya habeis oido, no lo quiso socorrer.

É apartándose Inca Yupanqui de sus compañeros la noche que ya la historia os ha contado, dicen que se fué á cierta parte do ninguno de los suyos le viesen, espacio de dos tiros de honda de la ciudad, é que allí se puso en oracion al Hacedor de todas las cosas, que ellos llaman Viracocha Pachayachachic, y questando en su oracion, que decia en esta manera: "Señor Dios que me hiciste é diste ser de hombre, socórreme en esta necesidad en que estoy; puesto eres mi Padre, y tú me formaste y diste ser y forma de hombre, no permitas que yo sea muerto por mis enemigos; dáme favor contra ellos; no permitas que yo sea subjeto dellos; y pues tú me hiciste libre y sólo á tí subjeto, no permitas que yo sea subjeto destas gentes que ansí me quieren subjetar y meter en servidumbre; dáme, Señor, poder para podellos resistir, y haz de mí á tu voluntad, pues soy tuyo." É cuando[25]estas razones decia, las decia llorando de todo corazon. É que estando en su oracion, se cayó dormido, siendo vencido del sueño; y questando en su sueño, vino á él el Viracocha en figura de hombre, y que le dijo: "Hijo, no tengas pena, que yo te enviaré, el dia que á batalla estuvieres con tus enemigos, gentes con que los desbaratar y quedes victorioso."

É que Inca Yupanqui, entónces, recordó deste sueño que seria ya hora que queria amanescer, y como estuviese deste sueño alegre, tomó ánimo, y que se fué á los suyos, y que les dijo que estuviesen alegres, porque él lo estaba, é que no tuviesen temor que no serian vencidos de sus enemigos, que él ternia gente cuando menester la hobiese; y no les quiso decir más, ni otras cosas de qué, ni de cómo, ni de dónde, aunque ellos se lo interrogaron. Y que de allí adelante, cada noche se apartaba de sus compañeros é se iba al sitio do su oracion habia hecho, á do siempre la continuó hacer ni más ni ménos que la primera vez lo hizo, y no para que le viniese cada noche el sueño que la primera.

Mas de que, la postrer noche, questando él en su oracion, que tornó á él el Viracocha en figura de hombre, y estando despierto, y que le dijo: "Hijo, mañana te vernán los enemigos á dar batalla, y yo te socorreré con gente, para que los desbarates y quedes victorioso." Y otro dia de mañana, dicen que descendiendo Uscovilca con su gente por Carminga [Carmenca] abajo, que es un cerro que estaba á la descendida á la ciudad del Cuzco, yendo de la ciudad de Los Reyes, y como descendiese este Uscovilca con todo su poder y gente, que asomaron veinte escuadrones de gente no vista ni conoscida por Inca Yupanqui ni los suyos, la cual gente asomó por la parte de Collasuyo, y por el camino de Acha, y por el camino de Condesuyo; y como llegase esta gente á do Inca Yupanqui estaba, el cual estaba mirando con sus compañeros cómo descendianá él sus enemigos, y que como á él llegasen los que en su favor venian, que le tomaron en medio diciéndole:Apu Capac Inca aucaccata atipullac chaymiccanqui hina (?) punchaupi[26]; que dice: "Vamos, solo rey, y venceremos á tus enemigos, que hoy en este dia ternás contigo prisioneros," Y que ansí se fueron á la gente de Uscovilca que venia con todo hervor los cerros abajo, y encontrándose, trabaron su batalla y pelearon desde la mañana, que fué la hora que se juntaron, hasta medio dia; y fué de tal suerte la batalla, que de la gente de Uscovilca murió muy mucha cantidad de gente, é ninguno fué tomado á mano que no muriese. En la cual batalla el Uscovilca fué preso y muerto; y como los suyos le viesen muerto y viesen la gran matanza que en ellos se hacia, no acordaron de aguardar más, y dando la vuelta por el camino por do habian venido, huyeron[27]hasta llegar al pueblo de Xaquixaguana, donde se tornaron á recoger y rehacer.

Y escapando deste desbarate algunos capitanes de Uscovilca, enviaron á hacer saber esta nueva luego á su tierra, y que les inviasen socorro; y ansimismo inviaron á hacer saber esta nueva á los capitanes Malma y Rapa, capitanes que habian ido conquistando por las provincias de Condesuyo hasta la de los Chichas, como ya la historia lo ha contado; los cuales volvian yavictoriosos y triunfando de las provincias que en esta jornada habian sujetado y conquistado, y venian muy prósperos, y traian grandes despojos. Y ansimismo inviaron sus mensajeros los capitanes desbaratados que en Xaquixaguana hacian junta, á los otros dos capitanes que ansímismo habia inviado Uscovilca desde su pueblo de Paucaray á descubrir y conquistar las provincias y pueblos que hallasen; los cuales habian entrado por la provincia de los Andes y habian ido conquistando hasta aquella parte de los Chiriguanaes, que es doscientas leguas y más, á donde llegaron desde este Paucaray; los cuales capitanes se llamaban Yana Vilca y Teclo Vilca, á los cuales toparon los mensajeros, que venian ya de vuelta victoriosos y con grandes [despojos?]. Y como los unos y los otros supiesen la muerte de su señor Uscovilca, y cómo le hobiesen desbaratado y de la manera, diéronse toda la más brevedad que pudieron, ansí los unos como los otros, con los capitanes que del desbarate de Uscovilca habian escapado, que hacian juntas en Xaquixaguana, como ya habeis oido; donde siendo ya todos juntos, los dejaremos y volveremos á hablar de Inca Yupanqui, que estaba victorioso.

CAP. IX.—En que trata cómo Inca Yupanqui, despues de haber desbaratado y muerto á Uscovilca, tomó sus vestidos y ensinias de Señor que traia, é los demás capitanes prisioneros que habia traido, y las llevó á su padre Viracocha Inca, y las cosas que pasó con su padre, é cómo ordenó el padre de lo matar, y cómo se volvió Inca Yupanqui á la ciudad del Cuzco; é cómo desde cierto tiempo murió Viracocha Inca, y de las cosas que entre ellos pasaron en este medio tiempo; é de una costumbre que estos Señores tenian en honrar los capitanes que de la guerra venian victoriosos.

El cual, despues de haber muerto á Uscovilca, mandó tomar sus vestiduras é insignias que en la guerra traia, ansí de oro y plata, [y] joyas que sobre él traia, como de ropa de plumas, plumajes y armas y arreos de su persona; y metiéndose en unas andas, se partió para do su padre Viracocha Inca estaba, llevando consigo á sus amigos, los tres que con él habian quedado, como ya la historia os lo ha contado, Vicaquirao, Apu Mayta y Quiliscachi Urcoguaranga, y dos mill hombres de guerra que guardaban su persona.Donde, llegado que fué á donde su padre estaba, le hizo el acatamiento que á su Señor y padre debia, y ansimismo le puso delante las insignias, armas y vestidos del chanca Uscovilca, que él habia ya vencido y muerto; y rogóle que se las pisase aquellas insignias del enemigo que habia vencido, y ansimismo le rogó que le pisase ciertos capitanes de Uscovilca que presos él allí llevaba, haciéndoselos echar por tierra. Porque, habrán de saber, que tenian una usanza estos Señores, que cuando algun capitan y capitanes venian victoriosos de la guerra, traian las insignias y adornamentos de los tales señores que en la guerra mataban y prendian; y como entrasen los tales capitanes por la ciudad del Cuzco victoriosos, é traian delante de sí las insinias y prisioneros, é poniénlas delante de sus Señores, y los Señores, viendo el tal despojo é insinias y prisioneros delante de sí, levantábase el tal Señor, é pisábalo é daba un paso por encima de los tales prisioneros. Y esto hacian los tales Señores, en señal de que rescibian los tales que lo traian triunfo y favor del Señor, y era acetado en servicio el trabajo que ansí habian pasado en sujetar y vencer los tales enemigos. Y ansimismo, el Señor á quien era pedido que pisase las tales cosas y prisioneros, recibia y habia, haciendo aquello, posesion y señorío de las tales tierras que ansí eran ganadas y vasallos que en ellas vivian.

Y al fin de aquesto, queriendo tener Inca Yupanqui todo respeto á su padre, aunque no le habia querido dar favor, le trujo delante dél todas las cosas que habeis oido, para que su padre dél rescibiese aquelservicio y aprendiese la posesion de los tales enemigos por sus vasallos, sujetados por capitan suyo. El cual, como viese las tales insignias delante de sí, y los capitanes que ansí le traia presos en señal de su victoria, y quél le pidia que se los pisase como tal su Señor y padre, en esta sazon tenia consigo el Viracocha Inca un principal del Uscovilca que le habia sido enviado por el Uscovilca, para que con él concertase de la manera que se le habia de dar y las condiciones que con él queria poner; y como hasta aquella hora no hubiese dado órden, teníale él consigo, y no habiendo él sabido lo que le habia pasado con el Uscovilca, Viracocha Inca no tuvo por cierto ser aquello que el Inca Yupanqui traia delante dél, de Uscovilca, y que él le hubiese muerto y desbaratado; y como él no estuviese satisfecho de lo que via, mandó que paresciese allí delante aquel principal que con él estaba, el cual se llamaba Guaman Guaraca, que es el que Uscovilca inviaba para hacer los conciertos, como ya habeis oido; y como cosa que tenia por sueño, preguntó el Viracocha Inca al Guaman Guaraca: "Díme, ¿tú conoces estos vestidos y insinias que sean de tu señor Uscovilca?" Y como los viese el Guaman Guaraca, y conociese y viese los capitanes de su Señor echados por tierra, puso los ojos en el suelo y comenzó á llorar, y echóse allí en tierra con ellos.

Y como esto viese Viracocha Inca que era verdad que hubiese habido victoria de sus enemigos Inca Yupanqui, su hijo, tomó gran pesar y envidia dello, por gran ódio que le tenia, como ya os he contado; todo lo cual conoció en él Inca Yupanqui su hijo, con granpesar. Y no tiniendo respeto á aquello, sino á que era su padre y Señor, tornóle á rogar Inca Yupanqui que le pisase como su Señor y padre; á lo cual respondió Viracocha Inca, que lo mandase meter en cierto aposento y que lo pisase primero su hijo Inca Urco, que era el hijo quél más queria, en quien él pensaba dejar despues de sus dias su estado y lugar de su persona, como ya hemos contado. Á lo cual respondió Inca Yupanqui, que á él, como á su padre, rogaba que se lo pisase, que él no habia ganado victoria para que se lo pisasen semejantes mujeres como eran Inca Urco y los demás hermanos; que se lo pisase él como persona á quien él tenia por su Señor é su padre; si no que se iria.

Y estando en esto, hizo llamar Viracocha Inca un señor de los que consigo tenia, y hablándole á solas, le dijo que sacase secretamente la gente de guerra que consigo tenian, é que la llevase á cierta quebrada de monte y paja alta donde estuviese secretamente; y que tan de mientras quél iba, quél ternia en palabras á Inca Yupanqui en cierto aposento, mientras él emboscase allí á la gente; y que dentro del aposento, si él pudiese, á manos le mataria; y que si de allí escapase, que le matase él en la quebrada del monte por do habia de tornar á volver el Inca Yupanqui. Y esto concertado, salióse aquel señor á hacer lo que le mandaba Viracocha Inca.

Viracocha Inca volvióse á Inca Yupanqui é comenzóle de hablar con buenas palabras y á mostrarle rostro alegre. Ya que le paresció que habria hechoaquel capitan suyo lo que le habia mandado, levantóse el Viracocha Inca y rogó á Inca Yupanqui que metiese aquellas cosas que llevaba de Uscovilca dentro del aposento do ántes le habia rogado que las mandase meter, para que las pisase su hijo Inca Urco y que luego se las pisase él. Tornóle á responder Inca Yupanqui que las pisase él, si quisiese, y si no que se iria, como ya le habia dicho. Y viendo Viracocha Inca que no podia acabar con él que las pisase Inca Urco, pensando de le matar dentro del aposento, dijo que lo mandase meter dentro del aposento, questando ellos solos, lo pisaria delante dél. Y estando en esta porfia, llegáronse á Inca Yupanqui sus tres buenos amigos, y sospechando la traicion que Viracocha Inca queria hacer, no consintieron que Inca Yupanqui entrase en el aposento.

Y estando en esto, llegó á Inca Yupanqui un capitan suyo de los que él con la gente de guarda traia, y díjole que habian visto salir cierta gente de guerra de allí del peñol, los cuales habian salido uno á uno y de dos en dos, y que era mucha cantidad de gente la que habia salido, y que algunos de ellos llevaban lanzas y alabardas, é que iban por el camino do ellos habian venido; que sospechaba que aquestos fuesen á tomar algun paso para desque volviesen, ó que fuesen á tomar y robar lo que ellos en la cibdad del Cuzco tenian, y á tomársela. Y como aquesto le dijese aquel su capitan delante de sus tres buenos amigos, rióse Inca Yupanqui de ver que su padre le queria matar de aquella manera, y de conocer que reinaba envidia enél, y estándole él rogando que se sirviese de todo ello y que se lo acetase en servicio. Y como hubiese oido lo que aquel capitan le decia, dijo á los dos de aquellos sus tres amigos que tomasen la mitad de la gente que él en su guarda allí habia traido, y que ansí como habian salido los del peñol á le hacer traicion, que ansí los inviasen ellos uno á uno é dos á dos, los cuales fuesen en siguimiento de los que por Viracocha eran inviados, y que mirasen si los tales se emboscasen en algunos montes ó quebradas, y si iban al Cuzco; y con lo que ansí viesen y entendiesen, volviesen á el á le avisar de lo que ansí pasaba, para que él, teniendo entendimiento é siendo avisado de lo que era, diese órden en lo que habia de hacer con los que quedaban; é si caso fuese que los tales tuviesen hecha alguna emboscada, que allí do tuviesen razon y entendimiento dello, hiciesen alto, no avisando ni poniéndose de manera que los enemigos tuviesen entendimiento que los habian entendido; y que se fuesen luego con toda brevedad, porque él concluiria en breve con su padre, y con lo que ansí hiciesen luego se volverian.

Y ansí, sus buenos dos amigos, rogándole [rogáronle] que por ninguna via entrase á solas en el aposento con su padre, porque no le matasen en alguna traicion; y lo mismo encargaron á Apu Mayta, que quedaba con él, que mirase por su señor; y ansí salieron estos dos señores y mandaron entrar dentro do Inca Yupanqui estaba doscientos indios con sus hachas en las manos, á los cuales mandaron que se pusiesen en torno de donde Inca Yupanqui estuviese, y que le mirasen yguardasen, no le fuese hecha alguna traicion. Á la demás gente que allí quedaba, mandaron que se quedase á la puerta do Inca Yupanqui estaba, y que si sintiesen algun estruendo de gente dentro, entrasen de golpe todos, y que mirasen por su señor.

Y esto hecho, tomaron la gente que Inca Yupanqui les habia mandado, y echando delante cincuenta indios, uno á uno, dos á dos, cubiertas sus mantas (así), muy disimuladamente, bien así como habian salido los que habia mandado Viracocha Inca que delante saliesen; los cuales cincuenta indios fueron descubriendo y mirando por sus enemigos. Y como fuesen derramados y grande espacio unos de otros, un indio destos que delante iba, ya que llegaron junto á la quebrada de la leña y arroyo do la paja alta era, vió los enemigos que estaban emboscados; los cuales, como los viesen asomar, dejáronse todos caer sobre la paja, pensando que los habian visto. Y este indio, como los viese, sentóse en el suelo y hizo que se pasaba á atar cierta atadura de sus zapatos, la cual disimulacion era seña y aviso para sus compañeros que detras dél venian; al cual, como le viesen en la manera que habeis oido, de uno en otro volvió la nueva á los dos señores que detras dellos venian, los cuales, como entendieron que era emboscada, mandaron á todos los suyos que se recogiesen é juntasen allí do la voz les habia tomado, excepto á los cincuenta que delante habian salido; á los cuales mandaron que se anduviesen por allí mirando é descubriendo á los que estaban en la emboscada si salian ó pasaban delante, y avisasen al que ataba loszapatos, llegando un indio bajamente á él, el cual le dijese que mostrase que ataba y desataba sus zapatos y otras cosas de su traer, con lo cual mostrase disimulacion de lo que allí entendia.

Y dejando esto en este estado, volvamos á Inca Yupanqui, el cual, como hobiese proveido en lo que habeis oido, rogó á su padre que le pisase aquellas insignias de prisioneros que allí le habia traido de Uscovilca, al cual respondió Viracocha Inca, que no queria, si no lo pisaba primero Inca Urco; y á esto dijo Inca Yupanqui, que por ser él su padre y por le tener respeto y dalle obidiencia como á tal su Señor, habia él venido allí á su pueblo á que le pisase aquello, y ansímismo á le rogar que se volviese á su pueblo é ciudad del Cuzco; pues él, como su padre y en su nombre le habia ganado aquel empresa, que quisiese salir de allí y irse á la ciudad del Cuzco y entrase triunfando con aquellos capitanes y cosas de Uscovilca, porque aquella habia sido su intencion é á lo cual habia venido allí; que otra manera, que no tenia él que traer lo quél habia ganado á que lo pisase semejante Inca Urco, su hijo mayor. Y acabado de decir esto Inca Yupanqui á su padre Viracocha Inca, mandó tomar las vestiduras y lo demás de Uscovilca, y mandó levantar los prisioneros del suelo, que hasta aquella hora habian estado tendidos en tierra, é ansí se salió Inca Yupanqui, enojado y corrido de que su padre no hubiese querido pisarle sus prisioneros é lo que ya habeis oido. Y pesábale que su padre mostraba estar tan mal con él que le quisiese matar é procurar lamuerte, viendo él en sí que no le habia dado causa para que dél hobiese enojo é dél tuviese malquerencia, sino que ántes procuraba y habia procurado hacerle todo servicio, y hacerle todo placer y contentamiento; y como conociese que el enojo y pasion que dél tenia era por invidia de ver quel escedia á todos sus hermanos, tenia algun tanto de pasion por ello.

En ansí se salió de donde su padre estaba, considerando estas y otras muchas cosas; y cómo llegase á do sus dos buenos amigos estaban con su gente esperándole y tiniéndole avisado de la traicion que le tenian armada, pensando de le tomar descuidado, dijo allí á sus capitanes que hiciesen tres partes aquella gente, y que las dos dellas fuesen divididas, la una por la parte del camino, y la otra por la otra, y la otra que fuese allí con él; y que estas dos partes que ansí iban divididas, fuesen encubiertas lo más que ser pudiesen, y que él entraria por el camino y por medio del monte, y que diesen por do la emboscada; y como sus capitanes dijesen:C ac'ayacha yaque, que dice:¡Á ellos, á ellos![28], que luego su gente saliese, la que ansí iba cercando el monte, y que diesen en los enemigos, y que sin tener respeto á ninguno, no dejasen ninguno á vida.

Y esto ansí hecho y proveido, partió esta gente de guarda en la manera que ya habeis oido, é Inca Yupanqui con la que ansí quedó, é yendo por el caminoderecho; y llegando á la quebrada, Inca Yupanqui, do el monte estaba y la emboscada le era hecha, ya que iba al medio de ella, llevando su gente apercibida y avisada de lo que sospechaban, tiráronle[29]de dentro de la montaña una piedra á Inca Yupanqui y no le acertaron, mas de que dieron á uno de los que las andas llevaban; y visto esto por Inca Yupanqui y sus tres buenos amigos, dijeron en alta voz:¡Á ellos, á ellos!; y como su gente, que ya tenian el monte cercado, oyesen la voz, dieron en los de la emboscada de tal manera, que no se les escapó hombre.

Y llegado que fué Inca Yupanqui á la ciudad del Cuzco, mandó á su amigo Vicaquirao que volviese á su padre Viracocha Inca, y que le dijese que viniese á su ciudad, que le tenia guardadas las cosas ya dichas para que dellas triunfase; y ansí mandó que saliesen con él tres mill hombres que le guardasen y acompañasen. Y ansí, se partió Vicaquirao; y llegado que fué al peñol do Viracocha Inca estaba, hallólo que estaba en grande llanto él y los suyos por la muerte de los que Inca Yupanqui les matara en la emboscada, en la cual habian sido muertos muchos señores principales de los que con él tenia; y como tuviese nueva Viracocha Inca que de hácia el Cuzco venia gran golpe de gente de guerra, tenia que volvia su hijo sobre él á le matar á él y á los suyos que consigo tenia, y entró allí en breve consulta con los suyos, en la cual acordaron,que si de guerra venia su hijo sobre él y caso fuese que á plática viniesen de algun concierto ú otra cosa en que fuese pedille vasallaje, que hiciese todo aquello que por él le fuese pedido é demandado. É para saber quién venia, ó en qué demanda venia el que allí venia, mandó Viracocha que saliese un señor de los que con él estaban puesto de luto y llorando, y que ansí mismo con él otros diez indios en la misma manera, é que saliesen del peñol uno en pos de otro, y queste señor fuese delante y que los indios que detrás dél iban, mirasen de qué arte los recibian la gente que ansí venia, si les prendia ó hacian algun enojo, y de lo que ansí viesen le volviesen á avisar.

Y ansí, salió este señor en la manera ya dicha; y como llegasen á do Vicaquirao venia y llegasen á él, hizo su acatamiento, y lo mismo á él Vicaquirao; y como le viese ansí venir llorando, preguntóle que qué pasion habia habido, aunque él bien sospechaba lo que era, porque él le habia muerto por sus manos un hermano suyo en la emboscada. El señor le dijo que lloraba por un hermano suyo que en la emboscada habia muerto; todo lo cual el Vicaquirao le riñó y le dijo ser mal hecho y acordado. El señor le respondió que él no era culpante en ello, y que Viracocha Inca lo habia proveido sin darles parte. Á esto le respondió Vicaquirao, que si Viracocha Inca lo habia proveido, que lo que de allí habia ganado que lo guardase, que no restituía tan aina los amigos y deudos que allí habia perdido. El señor dijo que ya aquello era hecho, y que en ello no habia que hacer ni hablar,que en acuerdo loco lo habia proveido Viracocha Inca; que le rogaba que le dijese que á qué volvia y qué era su demanda. Vicaquirao se lo dijo, y entónces aquel señor le dijo á Vicaquirao el arma que les habia dado y acuerdo que habian tenido, y lo que en el tal acuerdo se habia acordado, y á lo que él habia salido. Todo lo cual oido por Vicaquirao, le tomó muy gran risa á él y á los suyos que allí estaban en torno, y fué tan de gana este reir, que aquel señor se rió con ellos. Ansí, todos juntos se fueron á do estaba Viracocha Inca; y como ansí fuesen un espacio, éste rogó á Vicaquirao que le dejase ir delante, para asegurar á Viracocha Inca, que le habia dejado alborotado á él y á todos los suyos con temor de lo que ya le habia dicho; y ansí se fué este señor á do Viracocha estaba y le dijo á lo que Vicaquirao iba. Y dende á poco, llegó Vicaquirao á do el Viracocha Inca, y hízole su acatamiento, y díjole la embajada que de parte de Inca Yupanqui le llevaba que ya habeis oido; al cual respondió Viracocha Inca quél holgara de hacello si no entendiera que volver á el Cuzco, habiendo salido dél huyendo, le era cosa afrentosa, y que no estaria á él bien entrar en la ciudad, habiéndola desamparado y habiendo habido vitoria un muchacho, como era su hijo Inca Yupanqui; que allí do estaba en aquel peñol de Cayuca Xaquixaguana[30], pensaba hacer un pueblo con la gente que consigo tenia, y allí pensaba morir;y que más no le esperasen en el Cuzco, que no pensaba entrar más en él en sus dias. Y así lo hizo Viracocha Inca, que pobló en aquel peñol, por cima de Calca, siete leguas del Cuzco, y hizo un pueblo las más de las casas de cantería.

Y como entendiesen y conociesen todos los más que con Viracocha estaban en el peñol, que Inca Yupanqui era tan guerrero y tan amigable á todos, lo cual le conocian desde su niñez, y tenian que siendo señor, como era, y habiendo acabado una empresa tan grande, que no podria dejar de hacer grandes mercedes á los que á él se llegasen y le quisiesen servir, y considerando esto, muy mucha gente, de la que allí consigo tenia Viracocha Inca, se fué á la ciudad del Cuzco. Inca Yupanqui los recibió con rostro alegre; y desculpábansele los tales que ansí iban y decíanle, que si le habian desmamparado, que su padre los habia llevado; y él los respondía á esto que le decian, que no tenia enojo contra ellos, que si habian ido con su padre, que habian hecho como buenos, que su padre era su Señor y de todos ellos. Ansí, como llegaban do él estaba viniendose de donde su padre estaba, los rescibia bien, y dábales tierras, mujeres, y casas, y ropa, y nunca quitó á ninguno cosa de las que allí habia dejado, cuando con su padre saliera, como eran casas, tierras, depósitos de comida, é ropas que en sus casas ansí habian dejado; ántes les decia á los tales, que él habia quedado en guarda de sus haciendas, que como entendiese dellos que se habian ido á recrear con su padre, que él habia quedado en guarda de sus haciendastodas, que cada uno mirase si le faltaba alguna cosa de su casa, que él como guarda que habia quedado de ellas, les daria cuenta dello, é que á ninguno le faltaria cosa. Todo lo cual él habia hecho proveer; é mandó á ciertos señores que no consintiesen que entrase nadie en ninguna casa que ansí habian dejado despoblada, porque siempre tuvo que los tales moradores de ellas, constándoles á cada uno por sí su gran magnificencia, se volveria cada uno ansí á su casa; y ansí se volvian, como ya habeis oido.

É tornando á hablar de Vicaquirao, que habia quedado con Viracocha Inca persuadiéndole y rogándole que se quisiese venir á su ciudad, lo cual nunca pudo acabar con él; y pasados los tres dias que allí estuvo en su compañía, constándole que Viracocha Inca estaba en no querer volver al Cuzco, se volvió Vicaquirao. Llegado á la ciudad del Cuzco, dijo á Inca Yupanqui la respuesta que Viracocha Inca le dijera, que ya habeis oido, y lo demás que con él pasara; todo lo cual oido por Inca Yupanqui, pesóle, por ver que su padre no quisiera venir á ser Señor como lo era ántes.

CAP. X.—En que trata de cómo Inca Yupanqui hizo juntar su gente y les repartió el despojo; y lo que se hizo de la gente que el Viracocha le diera por la oracion que á él hiciera; y cómo tuvo nueva de la gente que hacian los capitanes de Uscovilca, y de cómo fué sobre ellos y los venció, y cómo, despues de esto, tornó otra vez á partir el despojo que en esta batalla hubieron; y de las cosas que en este tiempo pasaron.

Y viendo aquello, mandó juntar toda su gente la que con él al presente era, que dicen seria más de cincuenta mill hombres de guerra; y estos eran los que los señores comarcanos quedaron de le dar, si gente tuviese, que como viesen la multitud de gente que en favor de Inca Yupanqui venian, y como hubiesen quedado de le ayudar, lanzáronse ellos con toda su gente á le ayudar, con la gente que ansí venia en favor de Inca Yupanqui; [é] ansí le dieron favor estos comarcanos. Y dicen que acabada de dar la batalla á Uscovilca, y habido vitoria por Inca Yupanqui, que la gente que el Viracocha le inviara, que luego se le desapareciera y que no viera consigo más destos cincuenta ó sesenta mill hombres, que fueron los quemezclaron los comarcanos entre la gente que habeis oido.

Y haciendo Inca Yupanqui juntar su gente, mandó que ante sí trujesen todo el despojo de la batalla, tomando dello lo mejor que le paresció, para hacer dello sacrificio al Viracocha, por el favor y vitoria que le diera de sus enemigos; y todo lo demás del despojo dió é repartió á todas sus gentes, conforme á su calidad y servicios. Y sabido que fué por la redondez y comarca desta ciudad la gran magnificencia del nuevo Señor y cómo sabia gratificar los servicios, hubo en toda la redondez gran contentamiento; y ansí se le vinieron muchos caciques y gente á se le ofrescer de todas partes y tener por Señor.

Y estando Inca Yupanqui en esta manera que ya habeis oido, vino á él un mensajero de un capitan suyo, que al presente estaba en guarda de la ciudad, dos leguas della, procurando saber de sus enemigos lo que hacian en la junta do se juntaban, por el cual le invió á decir, que los capitanes que se escaparon de la batalla huyendo do matóse á Uscovilca, que ya habeis oido, questaban ya rehechos en Xaquixaguana y confederados con los naturales della, y que de su tierra les habia venido mucha gente y socorro; y que ansimismo eran ya llegados allí los otros cuatro capitanes de Uscovilca que de Paucaray él les inviara á descubrir por las provincias de Condesuyo é Andesuyo, que ya la historia os ha contado; que como ya fuesen todos juntos, partian otro dia por la mañana á le dar la batalla y á vengar la muerte de su señor Uscovilca.

Sabida la nueva por Inca Yupanqui, mandó á los tres sus buenos amigos y á los demás caciques y señores que en su córte y servicio habian venido, que luego juntasen la gente de guerra y la sacasen á cierto campo, cada uno con sus armas, é que los contasen todos uno á uno. Y sacados y contados, hallaron de número cien mill hombres de guerra, la cual gente se le habia juntado por la gran fama que dél se publicó. Y dicen que los enemigos que eran casi doscientos mill hombres. Y ansí, mandó Inca Yupanqui que fuesen hechos cuatro escuadrones desta su gente, mandando que cada cacique señor de los indios que allí eran, fuesen caudillos de su gente; y así repartidos, [nombró?] por generales de los tres escuadrones á sus tres buenos amigos, tomando para sí el uno de ellos; y proveidos todos ellos de las armas necesarias, mandó marchar su campo en busca de sus enemigos; los cuales, como supiesen que eran salidos del Cuzco, tornáronse á volver á Xaquixaguana, donde le esperaron. Y el Inca Yupanqui con su gente, el dia de la batalla, como se viese á vista de sus enemigos, y para romper y frontar con ellos, dicen que volvió la cara atrás á ver su gente é escuadrones, los cuales estaban divididos y cada uno por sí, [y] dicen que vió tanta gente que se le habian llegado en aquella sazon para le ayudar, que no se pudo contar; y afrontóse con sus enemigos tomándolos en medio y dándoles por todas partes, que fué tan cruel y tan reñida esta batalla, que la comenzaron ya alto el sol, que seria á la hora de las diez, segun ellos señalan, y á hora de vísperas fué conocida vitoriadella por Inca Yupanqui, donde fueron muertos de la parte de Inca Yupanqui más de treinta mill hombres, y de los Chancas, que eran los enemigos, no quedó hombre á vida; entre los cuales se hallaban que se habian metido los naturales de Xaquixaguana, y se habian hecho inciensar[31]los cabellos.

Y conocida la vitoria y vencida la batalla, apartáronse á una parte todos los de Xaquixaguana, y todos juntos fueron delante de Inca Yupanqui, y echáronsele por tierra, á los cuales los de Inca Yupanqui quisieran matar por haber visto la muerte de los suyos. Inca Yupanqui se lo defendió, diciendo que no los matasen, que si con los Chancas se habian hallado, que seria por haber sido la junta en su tierra, é que no podian hacer otra cosa; y ellos ansímismo decian las mismas palabras y daban la misma satisfaccion. Y luego mandó Inca Yupanqui, que por cuanto eran orejones, que luego les fuesen trasquilados sus cabellos; y ansí ellos mismos se trasquilaron todos, viendo la voluntad del Inca y viendo que les hacia merced en aquello, y porquel traje de Inca Yupanqui y de los del Cuzco era andar atusados. Y esto hecho, mandóles que se fuesen todos á su pueblo, é que viviesen en paz; y mandó á sus capitanes que no consintiesen que á aquestos de Xaquixaguana nadie les hiciese enojo ninguno ni les tomasen cosa, y si alguna cosa de sus haciendas enaquel despojo les fuese tomada, luego se la hiciesen volver.

Y luego mandó que todos los prisioneros fuesen traidos delante de sí; á los cuales, como allí fuesen, les preguntó ¿qué habia sido la causa, constándoles que era su poder grande, que con él hiciesen otra vez batalla? Y siendo allí entre los prisioneros que allí fueron habidos los cuatro capitanes de Uscovilca que habian ido á descubrir, como ya la historia os ha contado, [dijeron, respondieron?] que la causa que les movió hacer la junta que hicieron en dar aquella batalla, que fué haber visto que su ventura era grande en las jornadas que habian andado é tierras que habian conquistado, dándole allí razon de las batallas y recuentros que en tal jornada cada uno dellos habia habido, y que en ninguna de ellas nunca habian habido desgracia, sino que siempre habian sido victoriosos; y como esto les hubiese acaescido, teniendo que siempre su vitoria estaba en pié, que habian querido dar aquella batalla, pensando restaurar aquella pérdida de su Señor y vengar su muerte. Á lo cual respondió Inca Yupanqui, que lo habian mirado mal, é que si fueran gentes de entendimiento, que habian de presumir, que si habian habido vitoria por la tierra que le decian que habian andado, que habian de considerar que la habian habido en ventura de su Señor Uscovilca, que en la tal demanda los habia inviado, y que como viesen y hobiesen sabido que su Señor era desbaratado y muerto, que habian de presumir que ya les era acabada la ventura, y que él ni ellos no la tenian ya; y que para que ellos fuesencastigados y otros mirasen é oyesen, que en aquel sitio serian castigados ellos y todos los demás; é porque no fuesen otra vez [á] hacer gente, la cual á él le desasosegase y fuesen causa ellos de que otros questaban inocentes de se hallar en semejantes casos por donde perdiesen las vidas, como habia sido muy muchos que ellos [á] aquella junta habian hecho juntar, que en aquel sitio serian castigados. Y ansí, los mandó llevar de delante de sí, y que en el sitio do la batalla se diera, y para que della hobiese memoria, en presencia de todos los de su campo mandasen hincar muchos palos de los cuales fuesen ahorcados, y despues de aderezados [ahorcados], les fuesen cortadas las cabezas y puestas en lo alto de los palos; y que sus cuerpos fuesen allí quemados y hechos polvos, y desde los cerros más altos fuesen aventados por el aire, para que desto hobiesen memoria. Y ansí mismo mandó que ninguno fuese osado de enterrar ningun cuerpo de los enemigos que ansí habian muerto en la batalla, porque fuesen comidos de zorros y aves y los gusanos [huesos] de los tales fuesen allí vistos todo el tiempo. Todo lo cual fué hecho generalmente en la manera que habeis oido.

Y esto acabado, mandó hacer Inca Yupanqui que se recogiese todo el despojo y joyas de oro y plata que en el tal despojo se habia habido, todo lo cual fué fecho; y traido delante dél y visto por él, mandó que ansí junto como estaba, lo llevasen á la ciudad del Cuzco, donde lo pensaba repartir y dar á sus amigos. Todo lo cual fué ansí llevado á él y se partió juntamente con ello para la ciudad del Cuzco, donde, llegado que fué,dió y repartió el tal despojo á los suyos, dando á cada uno lo que le paresció que le bastaba y conforme á la calidad de su persona. Y esto hecho y repartido, mandó que de su ropa é grandes ganados que en la ciudad habia, [é] de otros bastimentos, mandó (así) que le fuese allí traido cierta cantidad, la que á él le parescia que á todos bastase; todo lo cual ansí traido, mandó á sus capitanes que lo repartiesen entre toda su gente; todo lo cual fué repartido.

Y hechas estas mercedes y otras muy muchas más que á sus capitanes él hizo, mandó que se fuesen á sus tierras á descansar, y agradecióles el favor y ayuda que le habian dado, y ansí se fueron todos, é Inca Yupanqui quedó en su ciudad con los suyos. É al tiempo que dél se despedian los tales señores para se ir á sus tierras, le rogaron que los quisiese rescibir debajo de su amparo y merced y por sus tales vasallos, é que querian tomase la borla del Estado y ser de Inca; todo lo cual les agradesció Inca Yupanqui y respondióles, que al presente era vivo su padre y Señor, y que no era justo que mientras su padre viviese, él tomase la borla del Estado; que si al presente estaba allí, que era porquél era capitan de su padre; y que les rogaba dos cosas que por él hiciesen, que era la una, que de allí, ansí como iban, fuesen á do su padre estaba y le respetasen y hiciesen lo que él les mandase como tal Señor que era; y ellos dijeron que ansí lo harian. É que la otra era, que le tuviesen á él por su tal amigo y hermano, y que cada y cuando que por él les fuese inviado á les rogar, que lo hiciesen; y ellos dijeron queellos no tenian otro Señor sino era él, y como á sus tales vasallos, de ellos podia hacer aquello que bien le estuviese; y él se lo agradeció.

Y ansí, se partieron[32], y Inca Yupanqui se quedó en la ciudad, y los tales señores caciques se fueron de allí derechos do Viracocha Inca estaba; y despues de le haber hecho su debido acatamiento, como Inca Yupanqui se lo habia mandado, le dijeron cómo Inca Yupanqui los inviaba allí a que viesen en qué era servido que ellos le sirviesen; y como Viracocha Inca los viese delante de sí y tan gran multitud de señores y de tanto poder, holgóse mucho de ello, porque dellos tenia gran necesidad al presente, para que le favoresciesen con algun tanto de sus rentas, para edificar aquel pueblo que allí queria hacer; é díjoles que fuesen muy bien venidos, é levantóse de su asiento y abrazólos á todos y tornóse á sentar en su silla, y mandólos á todos que ansí se sentasen; y mandó que sacasen muchos vasos de chicha, y que les diesen á beber; y luego les hizo sacar mucha cantidad de coca, una yerba preciada que ellos siempre traen en la boca, la cual yerba la historia adelante dirá. Y ansí repartida entre aquellos señores, levantóse en pié Viracocha Inca, [y] considerando, que pues su hijo le inviaba aquellos señores y ellos tanto le amaban y le querian por Señor, que era justo que él ansimismo en ello les animase, les hizo cierta oracion, por la cual él de su parte les agradescia loque por él y por su hijo habian hecho, y que ya sabian y habian oido decir que él hasta allí habia sido Señor del Cuzco, é que él se habia salido dél por causas que para ello le movieron; y que de allí adelante Inca Yupanqui, su hijo, habia de ser Señor en la ciudad del Cuzco, y que á él obedeciesen y respetasen, como su tal Señor, y que él desde allí se desestia de la insignia y borla real y la ponia en la cabeza de su hijo Inca Yupanqui. Todo lo cual oido por los señores, se levantaron en pié, y uno á uno fueron á él y le dieron grandes gracias, y mostraron que rescibian en gran merced ellos el hecho del tal desistirse de la tal dignidad y darla á su hijo Inca Yupanqui, que ellos tanto amaban é querian por Señor; y esto hecho, se tornaron á sentar.

Y Viracocha Inca les rogó, que por cuanto él queria allí en el peñol do estaba edificar un pueblo, y que para ello tenia necesidad de su ayuda y gente, que les rogaba que tuviesen por bien de darle aquella ayuda; á lo cual le respondieron aquellos señores, que ellos habian venido allí para que él viese lo que ellos le pudiesen hacer algun servicio, como su Señor Inca Yupanqui se lo habia mandado; é que aquello y otra cualquier cosa que él mandarles quisiese estaban prestos de lo hacer; que les dijese el tiempo y mes en que queria comenzar [á] hacer su obra, para que ellos inviasen allí sus principales é indios para que entendiesen en la hacer y hiciesen los tales edificios; y que él, entretanto, diese la traza del tal pueblo, y hiciese hacer de barro la figura de los tales edificios, que ellos leinviarian allí maestros que los supiesen bien hacer, ansí de cantería, como de la manera quél los quisiese. Y Viracocha Inca su hijo (así) se lo agradeció á todos ellos, y luego mandó sacar muchas cosas, como fueron hondas y petacas de coca, y ciertas piezas de ropa fina y otras muchas cosas entre ellos muy preciadas; todas las cuales fueron traidas delante dél, y siendo, él allí mesmo por sus manos las dió y repartió á aquellos señores; y esto hecho, mandóles dar á beber, y que asímesmo les fuese repartida cierta cantidad de coca. Y esto hecho, Viracocha Inca se levantó en pié y les agradeció la voluntad y amor que á él y á su hijo le mostraban y tenian; y díjoles el mes y tiempo en que habian de enviarle sus indios y gentes para que edificasen su pueblo; é ansí, los señores se levantaron en pié, é quedando con él de se los inviar, como dicho tenian, le hicieron su acatamiento, é ansí se despidieron dél; donde le dejaremos, y hablaremos de Inca Yupanqui.

CAP. XI.—En que trata de cómo Inca Yupanqui hizo la Casa del Sol y el bulto del sol, y de los grandes ayunos, idolatrias y ofrecimientos que en ello hizo.

Salidos que fueron aquellos señores caciques de donde Inca Yupanqui estaba, y fueron á do Viracocha Inca estaba, como ya la historia os ha contado,é Inca Yupanqui quedase solo en su ciudad con los suyos, despues de haber reposado dos dias, parescióle que tenian ya ociosidad, é habia tomado por recreacion el ejercer de su persona; é ansí, salió un dia de mañana de la ciudad del Cuzco, é llevando consigo los señores que allí consigo tenia, anduvo aquel dia todas las tierras que en torno de la ciudad eran, y lo mismo hizo otro dia siguiente; [y] despues de las haber bien visto y mirado, vió la mala reparticion é arte que el tiempo que allí su padre estuvo ellas tenian. El tercero dia, tambien ansímismo anduvo mirando, juntamente con los señores, el sitio donde la ciudad del Cuzco estaba fundada, todo lo cual, ó lo más dello, eran ciénagas y maniantales, como ya la historia os lo ha contado, y las casas de los moradores della eran pequeñas y pajizas é mal edificadas y sin proporcion de arte de pueblo que calles tuviese; y bien ansí como es el dia de hoy junto á esta ciudad un pueblo que llaman Cayaucachi, era en aquel tiempo las casas y pueblo que agora es la gran ciudad del Cuzco.

Y como Inca Yupanqui viese tan mal parado este pueblo del Cuzco, é ansímismo las tierras de labranzas que en torno dél eran, parescióle, viendo que tenia tiempo y gran aparejo para de nuevo reedificarla, y que primero que en el pueblo hiciese casa, ni el reparto de las tierras, que seria bien hacer y edificar una casa al sol, en la cual casa pusiesen y fuese puesto un bulto en el lugar do el sol reverenciasen y hiciesen sacrificios; porque, aunque ellos tienen que haya uno que es el Hacedor, á quien ellos llaman ViracochaPachayachachic, que diceHacedor del mundo, y ellos tienen que éste hizo el sol y todo lo que es criado en el cielo y tierra, como ya habeis oido; caresciendo de letras, y siendo ciegos del entendimiento en el saber, casí muchos varian en esto en todo y por todo, que unas veces tienen al sol por hacedor, y otras veces dicen que el Viracocha; y por la mayor parte, en toda la tierra y en cada provincia della, como el Demonio les traiga ofuscados, y en cada parte que se les demostraba les decia mil mentiras y engaños, y ansí los traia engañados y ciegos, y en los tales lugares do ansí le vian ponian piedras en su lugar, á quien ellos reverenciaban y adoraban. Y como les dijese unas veces que era el sol, y á otros en otras partes decia que era la luna, y á otros que era su Dios y Hacedor, é á otros que era su lumbre que los calentaba y alumbraba, é que ansí lo verian en los volcanes de Arequipa[33]; en otras partes decia que era el Señor que habia dado el ser al mundo, y que se llamaba Pachacama, que dice,Dador de ser al mundo; y ansí los traya, como tengo dicho, engañados y ciegos.

Y volviendo á nuestra historia, este Señor Inca Yupanqui, como quisiese hacer casa y adoratorio á quien él reverenciase y los demás de su pueblo, quiriendo lo hacer á reverencia y semejanza del que habia visto ántes de su batalla, y considerando él quel que ansí viera, á quien él llamaba Viracocha, que le vió con gran resplandor, segun ellos dicen, y en tanta manera quele paresció que todo el dia era allí delante dél y su lumbre, lo cual viendo delante de sí, dicen que hubo gran pavor, y que nunca le dijo quién fuese; considerando él en sí, cuando esta casa queria edificar, que aquel que viera, segun la lumbre que en él habia visto, que debia de ser el sol, y que como llegase á él y la primera palabra que le dijese "Hijo, no tengas temor," y ansí los suyos, como la historia os ha contado, le llamaron despues Hijo del Sol; y tiniendo él ansí lo que ya habeis oido, propuso de hacer esta Casa del Sol.

Y como la propusiese, llamó los suyos y los señores de la ciudad del Cuzco que allí consigo tenia, y díjoles lo que ansí tenia pensado y que queria edificar esta casa; y ellos le dijeron que diese la órden y traza del edificio della, porque tal casa como aquella, ellos, los naturales y propios de la ciudad del Cuzco la debian edificar é hacer; é Inca Yupanqui les dijo que la casa debia ser edificada luego, porque él ansí lo tenia pensado. Y visto por él el sitio do á él mejor le paresció que la casa debia de ser edificada, mandó que allí fuese traido un cordel, y siéndole traido, levantáronse del lugar do estaban él y los suyos, y siendo ya en el sitio do habia de ser la casa edificada, él mismo por sus manos con el cordel midió y trazó la Casa del Sol; y habiéndola trazado, partió de allí con los suyos y fué á un pueblo que dicen Salu[34], que es casi cinco leguasde esta ciudad, ques do se sacan las canteras, y midió las piedras para el edificio desta casa, y ansí medidas, de los pueblos comarcanos pusieron las piedras que les fué señaladas y las que fueron bastantes para el edificio desta casa; y juntamente con esto, trujeron todo lo demás que para el edificio desta era necesario; y siendo ya allí, pusieron por obra el edificio della, bien ansí como Inca Yupanqui la habia trazado y imaginado. Andó él siempre y los demás señores encima de la obra, mirando cómo la edificaban, y ansí él como los demás, trabajaban en el tal edificio; la cual obra, como allí tuviese juntos los materiales y menesteres della, que en breve tiempo fué acabada.

Y como ya fuese acabada esta otra Casa del Sol que habeis oido, mandó Inca Yupanqui que luego fuesen juntas quinientas mujeres doncellas, y como allí fuesen traidas, ofreciólas al sol, para que allí siempre estas tales doncellas sirviesen al sol y estuviesen allí dentro, bien ansí como las monjas son encerradas; y luego, allí, llamando á un señor anciano y natural de la ciudad del Cuzco que á él le pareció que era hombre honesto y de buen exemplo y fama, que estuviese y regiese allí en la Casa del Sol, y que fuese mayordomo del sol y de la tal casa. Y luego mandó que allí fuesen entregados doscientos mozos de servicio del sol; y ansímismo en aquella hora señaló ciertas tierras para el sol, en que sembrasen estos doscientos yanaconas.

Y esto hecho, mandó Inca Yupanqui á los señores del Cuzco que, para de allí á diez dias, tuviesen aparejado mucho proveimiento de maíz, ovejas y corderos,y ansímismo mucha ropa fina, y cierta suma de niños y niñas, que ellos llaman Capacocha, todo lo cual era para hacer sacrificio al sol. Y siendo los diez dias cumplidos y ésto ya todo junto, Inca Yupanqui mandó hacer un gran fuego, en el cual fuego mandó, despues de haber hecho degollar las ovejas y corderos, que fuesen echados en él, y las demás ropas y maíz, ofreciéndolo todo al sol; y los niños y niñas que ansí habian juntado, estando bien vestidos y aderezados, mandólos enterrar vivos en aquella casa, que en especial era hecha para donde estuviese el bulto del sol; y con la sangre que de los corderos y ovejas habian sacado, mandó que fuesen hechas ciertas rayas en las paredes desta casa; todo lo cual hacia y los sus tres amigos é otros; todo lo cual sinificaba una manera de biendecir y consagrar esta casa; en el cual sacrificio andaba Inca Yupanqui y sus compañeros descalzos y mostrando gran reverencia á esta casa y al sol. É ansímismo con la misma gente [sangre?] el Inca Yupanqui hizo ciertas rayas en la cara [á] aquel señor que era señalado por mayordomo desta casa, y lo mismo hizo á aquellos señores, sus tres amigos, y á las mamaconas monjas que para el servicio del sol eran allí. Y luego mandó que todos los de la ciudad, ansí hombres como mujeres, viniesen á hacer sus sacrificios allí á la casa del sol; los cuales sacrificios que ansí la gente comun hizo, fué quemar cierto maíz y coca en aquel fuego que ansí era hecho, entrando cada uno destos uno á uno y descalzos, los ojos bajos; y al salir que ansí salian, despues de haber hecho su sacrificio, á cadauno destos por sí mandó Inca Yupanqui que aquel mayordomo del sol hiciese la raya misma que habeis oido, con la sangre de las ovejas, en los rostros destos que ansí salian, á los cuales les era mandado, que desde aquella hora hasta que el bulto del sol fuese hecho de oro, todos estuviesen en ayuno, y que no comiesen carne ni pescado ni áun guisallo, ni llegasen á mujer, ni comiesen verdura ninguna, y que solamente comiesen maíz crudo y bebiesen chicha, sopena que el que el ayuno quebrantase, fuese sacrificado al sol y quemado en el mismo fuego. El cual fuego mandó Inca Yupanqui que siempre estuviese ardiendo de noche y de dia; la leña del cual fuego mandó Inca Yupanqui que fuese labrada y quemada mientras al ídolo se hiciesen en el fuego sacrificios, los cuales mandó que durante este tiempo hiciesen las mamaconas del sol; las cuales ansímismo estaban en grande ayuno y lo mismo el Inca Yupanqui y los demás señores.

Y esto hecho y proveido, mandó Inca Yupanqui que viniesen allí los plateros que en la ciudad habia, y los mejores oficiales, y dándoles todo aparejo allí en las Casas del Sol, les mandó que hiciese un niño de oro macizo y vaciadizo, que fuese el tamaño del niño del altor y proporcion de un niño de un año y desnudo; porque dicen que aquel que le hablara cuando él se puso en oracion estando en el sueño, que viniera á él en aquella figura de un niño muy resplandeciente, y que él vino á él despues, estando despierto, la noche ántes que diese la batalla á Uscovilca, como ya os he contado, que fué tanto el resplandor que vió que délresultaba, que no le dejó ver qué figura tenia; y ansí mandó hacer este ídolo del tamaño y figura de un niño de edad de un año; el cual bulto se tardó de hacer un mes, en el cual mes tuvieron grandes sacrificios y ayunos.

Y este bulto acabado, mandó Inca Yupanqui que aquel señor que habia señalado por mayordomo del sol, que tomase el ídolo, el cual le tomó con muchas reverencias, y vistióle una camiseta muy ricamente tejida de oro y lana é de diversas labores, y púsole en la cabeza cierta atadura á uso y costumbre de ellos, y luego le puso una borla segun la del estado de los Señores, y encima della le puso una patena de oro, y en los piés le calzó unos zapatos,uxutas[35]que ellos llaman, ansímismo de oro. Y estando ansí el bulto, llegó Inca Yupanqui á do el bulto estaba, el cual iba descalzo, y como llegase á él, hízole sus mochas[36]y gran reverencia, mostrándole gran respeto; é ansí, tomó el bulto del ídolo en sus manos y llevólo á do era la casa y lugar do él habia de estar; en la cual casa estaba hecho un escaño, hecho de madera y muy bien cubierto de unas plumas de pájaros tornasoles de diversas maneras y colores, de las cuales y con las cuales era muy vistosamente labrado; en el cual escaño puso Inca Yupanqui el bulto del ídolo. Y siendo allí puesto, hizo traer un brasero de oro, y siendoencendido en él fuego, mandóle poner delante del ídolo, en el cual fuego y brasero hizo echar ciertos pajaricos y ciertos granos de maíz, y derramar en el tal fuego cierta chicha; todo lo cual dijo que comia el sol, é que haciendo aquello, le daba de comer; y de allí adelante se tuvo aquella costumbre ordinariamente; lo cual hacia aquel mayordomo dél, ansí como si fuera persona que comiera y bebiera; ansí se tenia especial cuidado de le guisar de comer diversas comidas y maneras de manjares, y ansí las quemaban delante, á la tarde y á la mañana en braseros de oro y plata, en la manera que ya habeis oido. Y dende allí adelante adoraban en aquel ídolo; y no entraban dentro del ídolo donde estaba, sino eran los señores principales, entrando con mucha reverencia y veneracion, los zapatos quitados, y las cabezas bajas; y el Inca Yupanqui entraba sólo, y él mismo por su mano sacrificaba las ovejas y corderos, haciendo él el fuego y quemando el sacrificio. Y cuando él ansí estaba haciendo el sacrificio, ningun señor osaba entrar dentro, y todos se quedaban en el patio, y allí hacian ellos fuera sus sacrificios y sus mochas y adoramientos. Y para en que la gente comun adorasen allá fuera, porque no habian de entrar allá dentro si no fuesen señores, y éstos en el patio, hizo poner en medio de la plaza del Cuzco, donde agora es el rollo, una piedra de la hechura de un pan de azúcar, puntiaguda para arriba y enforrada de una hoja de oro; la cual piedra hizo ansímismo labrar el dia que mandó hacer el bulto del sol, y esta piedra, para en quel comun adorase, y el bulto,en la Casa del Sol, los señores; la cual casa era reverenciada y tenido en gran reverencia, no solamente el bulto, mas las piedras della y los sirvientes y yanaconas della eran tenidos por cosa bendita y consagrada.

Y al tiempo que la edificaban, estando asentando cierta piedra, quebróse de la juntura de la tal piedra un pedazo como tres dedos en ancho y largo, y mandó Inca Yupanqui que luego fuese allí derretida cierta plata y vaciada de tal manera en la piedra y quebrado della, que viniese al justo de lo que la piedra se quebró; todo lo cual era de cantería, y la juntura de la tal cantería de piedra con piedra era tan sotilmente asentado, que parescia raya hecha con un clavo en una piedra. En la cual se enterraban los señores principales en los patios y aposentos, excepto donde el ídolo estaba; y el dia quel ídolo se puso en la casa, entraron en la ciudad, que no lo saben ni pueden inumerarlo, mas que dicen que la vez que ménos ovejas y corderos allí sacrificaron, que pasaba de más de quinientos.

CAP. XII.—En que trata cómo Inca Yupanqui hizo juntar los señores de toda la tierra que hasta allí á él eran subjetos, y cómo fortaleció é hizo repartir las tierras en torno de la ciudad del Cuzco; y cómo hizo hacer los primeros depósitos de comidas é otros proveimientos que para el bien de la república en el Cuzco eran necesarios.

Acabado de dar órden Inca Yupanqui é de haber hecho los ídolos y casas del sol, que habeis oido, mandó en la ciudad del Cuzco que en un cierto dia señalado fuesen juntos en ella todos los señores, caciques y principales que en las provincias y comarcas de en torno de la ciudad del Cuzco vivian y á él habian dado obidiencia, para [por] que tenia ciertas cosas que comunicar con ellos; é oido el mando por los principales del Cuzco, luego inviaron sus orejones por las provincias y comarcas que ya habeis oido, con los cuales inviaban á mandar á los tales señores de ellas el mando que el Inca Yupanqui tenia hecho, y que para aquel dia señalado fuesen todos á la ciudad. Y como los tales señores supiesen el mando que el Inca Yupanqui mandaba, con la más brevedad que posible les fué, se vinieron á la ciudad del Cuzco; y siendo ya todosjuntos, Inca Yupanqui les dijo, que ya vian que el sol era en su favor y que no era justo que se contentasen con poco; que le parescia que, porque andando el tiempo la guerra no les daria lugar á hacer sus tierras y repartirlas[37]de la manera que de una vez queria que se repartiesen, que para perpetuamente ellos y sus descendientes sembrasen y se sustentasen, que le parescia que seria bien que cada uno tuviese sus tierras señaladas y conoscidas, para que las sembrasen y aderezasen cada uno dellos con la gente de sus casas y amigos, todo lo cual decia á los señores y moradores de la ciudad del Cuzco. Y ansí, todos juntos, viendo la merced grande que les hacia de darles las tierras que conosciesen para perpetuamente á cada uno de ellos, todos juntos y á una voz le dieron grandes gracias, llamándolo é intitulándoloIntipchuri, que dice "Hijo del sol."

Y luego de allí mandó Inca Yupanqui que todos fuesen á cierto sitio do las tales tierras estaban pintadas, donde, como allí fuesen, dió y repartió las dichas tierras, dando á cada uno de ellos las tierras que le paresció que le bastaban. Y esto hecho, mandó luego que aquellos tres señores sus amigos se las fuesen á repartir á todos los de la ciudad, bien ansí como se las habia dado y señalado, y que esto hecho, volviesen todos ellos delante dél. Y ansí, los señores fueron ydieron y repartieron las tierras, y metieron en las posesiones de ellas á los tales que ansí les fué hecha la dicha merced por el Inca Yupanqui. [¿Mandó?] á los señores caciques que allí estaban, que le trujesen por cuenta cada uno de ellos los indios que allí consigo tenian; y luego los señores caciques le trujeron por quipo, que dice cuenta, la suma de los indios que tenian; y sabido por el Inca Yupanqui los indios que habia, mandó[38]á los señores que luego los repartiesen por casas; y ansí fué hecho. Y mandó que luego otro dia, que cada uno de los del Cuzco, como le habia cabido la suerte de las tierras, saliesen á las aderezar y reparar y hacer sus caños y regaderas, todo lo cual fuese reparado y hecho de piedra de cantería, porque fuese el tal edificio de tal manera hecho, que para perpétuamente durase, mandándoles que pusiesen sus linderos y mojones altos, de tal manera hechos, que nunca se perdiesen, debajo de los cuales mojones y de cada uno dellos fuese puesta cierta carga de carbon, diciendo, que si en algun tiempo se cayese el mojon, que por el carbon que allí se hallase conocerian los linderos de las tales tierras. Y esto proveido, Inca Yupanqui estuvo algunos dias, mientras en el aderezar de las tierras se daba órden, holgándose y recreándose viendo como cada uno trabajaba y aderezaba la parte que le habia cabido, y al que via que con algun trabajo lo hacia, dábale ayuda.

Y como viese que el edificio y reparacion de las tales tierras iba largo y que segun iban los reparos que los tales hacian, y que era edificio que no se podia acabar sin[39]ayuda, mandó que los señores y caciques que allí eran se juntasen en su casa cierto dia, y luego fueron juntos bien ansí como él lo mandó; y siendo allí en su casa, díjoles que habia gran necesidad que en la ciudad del Cuzco hubiese depósitos de todas comidas, ansí de maíz como de aji y frísoles é chochos, y chichas y quínua, y carnes secas, é todos los demás proveimientos y comidas curadas que ellos tienen; y que para aquello habia necesidad que de sus tierras lo mandasen traer. Y luego los señores caciques dijeron que les placia de toda voluntad de lo mandar traer, que mandase que de la ciudad del Cuzco fuesen algunos orejones en compañía de los indios que ansí ellos inviasen, para que en sus tierras les constase á los que allá eran que era su voluntad que el tal proveimiento hiciesen á la ciudad del Cuzco, porque aquel era el primero que ellos hacian, y por ellos muy mucho deseado de hacer el tal servicio á la ciudad del Cuzco y á su Señor Inca Yupanqui. Todo lo cual les fué agradecido por Inca Yupanqui y mandó luego á aquellos señores del Cuzco que proveyesen allá en sus posadas, juntamente con aquellos caciques y señores, los orejones que ansí habian de ir por los pueblos y provincias á juntar y traer las tales comidas y mantenimientos.Y ansí, fueron los señores é sus capitanes é hicieron allá su junta ellos y los caciques, y repartieron lo que cada una provincia habia de traer y contribuir. Y ansí se les repartió á los caciques que allí eran los depósitos que ansí habian de hacer, y se les mandó y señaló el tiempo que de tantos á tantos años se le hiciesenin perpetuum, si por el Inca no les fuese mandado otra cosa; todo lo cual acetaron de hacer los tales caciques, porque entendian que Inca Yupanqui era Señor que sabia bien satisfacer todo servicio que le fuese hecho.

Y luego allí en su junta los señores señalaron los orejones que habian de ir, é ansí mismo los caciques, los principales que con ellos inviaban; é ansí, se partieron estos orejones y principales á traer las tales comidas y proveimientos. Y los señores caciques salieron de su junta y fueron do Inca Yupanqui estaba, al cual le dijeron lo que ansí habian hecho y ordenado, como [á] ellos habian ordenado y avisado, y que los señalase los sitios y lugares do habian de ser hechos los depósitos, porque los que cada uno de ellos habia de hacer, ya entre ellos los tenian repartidos. Y luego Inca Yupanqui les señaló ciertaschapas[40]y laderas de sierras que en torno de la ciudad del Cuzco están y á vista de él, y allí les mandó que luego fuesen edificados los tales depósitos, para que, cuando el tal proveimiento fuese traido, hallasen en qué lo meter. Yluego fueron los señores á los sitios que por el Inca les fueron señalados y pusieron por obra y edificio los tales depósitos. Y tardóse en hacer estos depósitos y repartir las tierras cinco años, porque fueron muy muchos los depósitos que hicieron, los cuales mandaba hacer Inca Yupanqui, por tener mucha cantidad de comida y tanta que no le faltase. Y mediante la comida que ansí tuviese, queria edificar la ciudad del Cuzco de cantería y reparar los arroyos que la cercan; y tenia en sí, que teniendo bastimentos en tanta cantidad que no le faltasen, que podia echar la gente que él quisiese [á] hacer y edificar los edificios y casas que ansí reedificar queria.

Y los depósitos hechos y proveidos, y siendo ya las tierras repartidas y acabadas de repartir, Inca Yupanqui mandó juntar los caciques y señores que, en todo lo ya dicho, le habian hecho servicio, y pareciéndole que era justo hacelles algunas mercedes y dalles algun contentamiento, y siendo ansí juntos, dióles y repartióles muchas joyas de oro y plata que mediante aquel tiempo que en la obra estuvieron las habia mandado labrar; y ansímismo les dió á cada dos vestidos de las ropas de su vestir, é á cada uno dellos les dió una señora naturales del Cuzco, de su linaje, para que fuesen cada una destas mujeres principal del cacique á quien ansí le habia dado, é que los hijos que en las tales hubiesen, fuesen herederos de los tales estados é señoríos que sus padres tuviesen; fundándose Inca Yupanqui por el deudo que con ellos por esta vía habia, que nunca ninguno dellos en sus dias se le rebelaria, é quehabria entre ellos é de los de la ciudad del Cuzco perpétua amistad y confederacion. Todo lo cual ansí hecho, y visto por los caciques las grandesinjurias[41]que les hacia, todos se inclinaron á le besar los piés y á le dar grandes gracias. Á los cuales mandó Inca Yupanqui que se fuesen á descansar á sus tierras, y que dende á un año volviesen á la ciudad del Cuzco, é que en este tiempo, cada uno de ellos en sus tierras hiciesen sembrar muchas sementeras de todas comidas, porque tenia que seria menester, andando el tiempo; é que les encomendaba que en sus tierras no hobiese ociosidad en los mancebos y en las mujeres, porque no fuesen causa las tales ociosidades de tener los suyos resábios de mal ejemplo; que procurasen ejecutar [ejercitar], todo tiempo que no entendiesen en hacer sementeras, en las cosas de guerra, que los [y en los] semejantes ejercicios, como era en saber esgrimir hondas, tirar flechas, jugar con hachas á manera de pelea en batalla, blandir lanzas con rodelas en las manos; todo lo cual habian de hacer en sus tierras los mancebos, haciendo poner tantos á un cabo como á otro. Todo lo cual oido por los caciques, dijeron que ansí lo harian y que los decia lo que era bueno. Y ansí el Inca los despidió, y ellos, haciendo su acatamiento, se salieron y se fueron.

CAP. XIII.—En que trata de cómo se juntaron, despues de un año pasado, los señores caciques, y cómo Inca Yupanqui hizo reparar los dos arroyos que por la ciudad del Cuzco pasan; y cómo casó los mancebos solteros que habia, y cómo dió órden en el proveimiento de comidas que en la ciudad del Cuzco eran necesarias y república dél.

Idos que fueron los caciques á sus tierras, aquel año que los tales caciques habian destar en sus tierras é Inca Yupanqui, mediante este tiempo, que no tuviese que hacer, tomó por ejercicio de irse á cazar, lo cual hacia los más de los dias; y otros dias se andaba por la ciudad mirándola y el sitio della, imaginando él en sí la órden que le habia de dar y el edificio é reedificacion que en ella pensaba hacer, como viese que aquellos dos arroyos que la ciudad tomaban en medio, que eran gran perjuicio en ella; porque, como las lluvias viniesen cada año, ellos venian de avenida, é como ansí viniesen siempre, comian la tierra y se iban ensanchando y metiendo por la ciudad, y via que aquello era perjuicio para la ciudad y para los moradores della, y que para hacer sus edificios y casas que en ella pensaba edificar, que era necesario reparar primero las veras deaquellos dos arroyos, y que éstos reparados, podria edificar todo cualquier edificio sin temor que las tales avenidas se los desluciesen.

Y el año cumplido que á Inca Yupanqui le pareció que ya era tiempo que tales señores comarcanos viniesen, invióles sus mensajeros, por los cuales les inviaba á decir, que ya era tiempo que viniesen á la ciudad, como ya él les habia dicho cuando de allí fueron; y que ansímesmo trujesen todos los más ganados que pudiesen, é comidas é mantenimientos, porque era ya llegado el tiempo que dellos é dello ternia necesidad. Todo lo cual oido por los caciques, como ellos tenian ansímismo en cuidado lo que así les mandara cuando dél se partieron, luego se pusieron en camino, porque ellos ya tenian junto todo aquel menester para traerlo, y ansí estaban ya en camino; con todo lo cual se partieron é vinieron á la ciudad del Cuzco é trujeron consigo toda la más gente que pudieron.

É llegados que fueron á la ciudad del Cuzco, hicieron su acatamiento al Inca en esta manera, porque esta era la usanza que se tenia cuando delante dél se vian: que como delante dél fuesen, alzaban las manos é los rostros al sol, haciéndoles sus mochas é acatamientos, é luego ansímesmo las hacian al Inca no ménos; y las palabras que ansí le decian cuando ansí le saludaban, que le decian: "¡Ah, Hijo del sol amoroso é amigable á los pobres!" Esto dicho, poníanle delante sus presentes que ansí le traian, é luego le sacrificaban ciertas ovejas é corderos delante dél con todo respeto é acatamiento, como á hijo del sol; y esto ansí hecho,el Inca los saludaba diciéndoles que fuesen bien venidos, y preguntándoles si venian buenos é si lo estaban ansímesmo sus tierras. Todo lo cual que habeis oido hicieron estos señores caciques con Inca Yupanqui, cuando delante dél se vieron, y él ansímismo dijo lo que habeis oido. É díjoles que diesen aquello que ansí traian á aquellos señores del Cuzco que allí estaban, é ansí se salieron de do el Inca estaba, y ellos y aquellos señores del Cuzco fueron do los depósitos eran, é pusieron todo el mantenimiento que traian á recaudo.

Y despues de haberse holgado con el Inca é con los señores del Cuzco cinco dias, en sus fiestas é regocijos, Inca Yupanqui les dijo lo que pensaba hacer, é como queria reparar é fortalescer aquellas veras de aquellos dos arroyos que por la ciudad pasaban, contándoles el perjuicio que la ciudad rescebia; y ellos dijeron questaban prestos para hacer todo aquello que por él les fuese mandado; que les dijese la manera quen ello se habia de tener, porque proveerian lo que para ello fuese necesario. É ansí, Inca Yupanqui les señaló los nacimientos de los arroyos, y desde á donde á él le paresció que habian de comenzar los tales fortalecimientos y reparos, hasta la junta de los dos arroyos, que es el remate de la ciudad do ellos llaman Pumachupa [Pumapchupan], que dice "cola de leon"[42]; é de allí mandó que este fortalecimiento é reparo llegase hasta Muyna[43], ques cuatro leguas desta ciudad. É ansílos señores caciques medieron con sus cordones el espacio que habia desde el comienzo de donde Inca Yupanqui [dijo] que comenzasen, hasta la junta de los arroyos; é ansí medido, repartieron entre sí la parte que á cada uno cabia del edificio que ansí habian de hacer; y esto hecho, mandólos Inca Yupanqui que hiciesen traer mucha piedra tosca, porque de piedra tosca habia de ser el reparo, é que la mezcla que habia de entrar entre piedra y piedra, que mirasen que habia de ser un barro pegajoso, que ya que el agua lo mojase, no lo despegase, y que ántes estuviesen las piedras más asidas unas con otras y el agua no comiese la tal mezcla. Y ansí, los caciques dieron órden en buscar el tal barro é mezcla é traer la piedra tosca que ansí les era mandado todo; lo cual ansí traido, comenzaron su edificio. É mandó que este edificio é fortalecimiento llegase hasta la Muyna[44]; porque, como fuese reparado este arroyo de la ciudad de abajo, por donde las tierras é sementeras eran, y á las lluvias viniesen las tales avenidas, este arroyo no rompiese las barrancas é se entrase por las tierras é hiciese mal y daño en los tales sembrados.


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