XVII

XVII

Comida en casa de Bachiller.—Noche.—Panadería de Viena.—Romero Rubio.—Mariscal.—Juan José Baz.—Escuela de Sordo-mudos.—Express.—Comercio.—Lluvia.—Salida de Nueva-York.

Circunstancias muy privadas y personales hacian dolorosa para mí la separacion de Nueva-York, y por una fatalidad de mi destino, los halagos de la vuelta á la patria mucho se enturbiaban por las condiciones de la salud de mi hijo, y por motivos no para narrados en estos tan accidentados como verídicos Viajes.

Ya he indicado en otro lugar que la familia del Sr. Lic. D. Antonio Bachiller y Morales, á la que pertenecen los Sres. Dres. Landeta y Castro, y el Sr. Lic. Néstor Ponce de Leon, se encargaron de aliviar mis penas, me crearonfamilia y me llenaron de atenciones, que recuerda con profundo reconocimiento mi corazon.

La familia inteligente y bien educada de mi país, se ofrecia allí á mis ojos con todos sus encantos.

Pretextos para sabrosas comidas, discusiones al parecer tempestuosas que se deshacian en lluvias de flores, interes por mi salud, alivio á mis dolores, todo lo encontraba, pero tan sincero y espontáneo en todos, que más parecia que las satisfacciones de que me rodeaban eran más por el sentimiento egoista de procurarse mis amigos placer, que por el designio de hacerme olvidar mis penas.

De ponerse tablados era cuando en competencia con las señoras y acariciando mis más bellas memorias, exponia á la atencion curiosa de mis oyentes nuestro popular Paseo de la Viga, nuestro Chapultepec romancesco; y los cubanos, en revancha, me pintaban las risueñas perspectivas de su Jesus del Monte y su Guanavacoa, su paseo de Isabel II y su Jardin Botánico.

Entónces yo, á guisa de diestro luchador, hacia reminiscencias de nuestros paseos en burro, nuestras temporadas de San Angel y otros solaces cuya belleza no se percibe con los ojos pegados al cuadro, pero que á cierta distancia tienen encantos indecibles.

Bachiller es un jurisconsulto eminente y un literato distinguido; en la Habana, su patria, hizo sus estudios y desempeñó puestos importantísimos; su erudicion es vastísima y su criterio luminoso y seguro.

Pero aparte de sus clarísimos talentos y de sus obras científicas y literarias de exquisito mérito, sobresalen en Antonio dos cualidades que mis lectores me dirán si no son perlas y diamantes para los que tenemos la fortuna de ser sus amigos.

Allá va la una. Es un amor á México que llega al fanatismo, como debe ser el amor: mucho sentimiento y mucho anhelo por el bien de la persona amada.

Antecedentes de familia, reminiscencias muy queridas para mi amigo, fomentan y robustecen aquella pasion por México.

Posee en su archivo curiosidades de nuestra historia, anda perpétuamente á caza de noticias y periódicos de México, y constantemente se halla en correspondencia con personas notables de nuestra patria, comunicándoles cuanto cree que puede contribuir á su bienestar y adelantamiento.

Cuando en 1842 salió de México el eminente poeta Rodriguez Galvan para no volver á su patria jamás, yo, que conocia de nombre al Sr. Bachiller, por haber hablado de mis versos enEl Diario de la Marina, le recomendé á mi malogrado amigo, que debia pasar por la Habana: allí cayó enfermo y murió Rodriguez.

Bachiller fué un amigo y un padre para Rodriguez, le abrió las puertas de su casa, tratándole como de su familia, lo relacionó con los más eminentes literatos, esencialmente con Milanés, quien le leyó su "Conde de Alárcos,"y de quien son los lindísimos versos que yo atribuí á Turla equivocadamente, al tratar de mis impresiones de Orleans, y cuando enfermo y en su muerte le llenó de cuidados, prodigándole generoso toda clase de auxilios.

Mi gratitud á Bachiller por todos estos antecedentes, la hice sensible en relaciones cariñosas y no interrumpidas, durante más de treinta años en que yo no he dejado de recibir atenciones de tan cumplido caballero.

Ardia la casa de Bachiller en impaciencia por mi llegada; el finísimo Dr. Landeta se preparaba á hacer los honores de la casa con la exquisita elegancia que tiene de costumbre. Néstor Ponce tenia lista cerveza suprema, y las señoras se disponian á celebrar mis sorpresas por los guisos al estilo de mi tierra, y los dulces deliciosos que recuerdan la especialidad que para postres y reposterías tienen nuestras mexicanas.

Parece que veo el cuadro. Bachiller, sosegado y dulcísimo, con su leviton de lienzo, rodeado de sus preciosos y juguetones nietecitos, que me recordaban á los mios.

La esposa con sus hermosas hijas, agrupadas junto de una amplia ventana en cuyo marco se divisaban flores y enredaderas, y la tropa masculina charlando y fumando frente al bufete del sabio, convertido con desacato en mostrador de cantina.

Dióse la voz salvadora dela sopa está en la mesa, y en tropel risueño nos dirigimos al comedor, donde los chicos gritaban y repicaban sus trinchis en copas y vasos, las señoras esperaban modestas y nosotros los hombres nos arrellanábamos á gozar,sin ser de nadie y sin pensar en nadade los hechiceros encantos de la gula, cuando llega á seducirnos acompañada del buen humor.

Despues de los primeros contentamientos á la tiranía animal, contentamientos que, como se sabe, se hacen en medio del silencio, la conversacion se hizo general y cada uno se esforzaba por acreditarse de alegre convidado, sin cuidarse de sexo ni edad. Por supuesto que la conversacion corrió, despues de culebrear un tanto, á los viajes, y á lo mucho que me faltaba que decir.

VIAJE DE FIDELLIT. H. IRIARTE, MEXICOLa casa del Presidente.

VIAJE DE FIDELLIT. H. IRIARTE, MEXICOLa casa del Presidente.

VIAJE DE FIDELLIT. H. IRIARTE, MEXICOLa casa del Presidente.

—Lo conozco, señores, repetia yo; pero vdes. convendrán en que un viaje al vapor no es un inventario.

—Es permitida la ligereza, decia Néstor con ironía.

—Si se trata de ligereza en el sentido de no profundizar, como en tratados especiales, todas las materias, convengo, decia Bachiller; pero ligereza en cuanto importe inexactitud de datos estadísticos, observaciones políticas y mercantiles, no convengo, porque muchos de esos datos los han suministrado oficinas públicas y documentos oficiales, y nos tiene asoleados Guillermo, aclarando fechas, haciendo rectificaciones y estudios detenidos, á Néstor, á M. Bryant, á Mantilla, á mí y á cuantos conoce.

—No, repetia mi contrario, yo lo digo por los cuentecillos y cosas fantásticas.

—Eso es otra cosa, ese es mi plan: yo he buscado una forma para popularizar mi libro entre gente que se moriria de fastidio con los números y las disertaciones gravedosas; yo quiero que el mandadero y el carnicero, la polluela parlanchina y el vejete recalcitrante, lean mis Viajes, y al fin adquieran ideas exactas de este pueblo, de que se suele hablar en mi país como de los habitantes de la luna.

—Yo lo que deseo es que hable vd. fuerte, muy fuerte, á estos patanes, sobre su codicia, porque para ellos no hay más Dios que el dinero.

—En efecto, decia Néstor, ya el señor ha hablado bastante de la omnipotencia deldollar; pero lo que le falta que agregar es que si el yankee es ávido para adquirir y no se para en medios, tambien gasta con suma liberalidad; aquí no se ve, como en la tierra de vd., ó si se ve es con ménos frecuencia, hombres acaudalados, tratándose converdadera miseria, peor que los obreros de estas fábricas.

—¿Ya ve vd. cómo se desarrolla aquí la fiebre del oro? Pues la dote en la mujer es desconocida, y esos pescadores de fortunas con el anzuelo del amor, ni se mientan.

—Eso sí es cierto, replicó una de las señoras; aquí ni se habla de esos gansos del amor conyugal, muertos de hambre, calculistas, esperanzados, para salir de penas, en triunfar del corazon de una polla trasañeja, epiléptica y contrahecha, ó de una vieja, aunque impertinente y llena de achaques, poderosa.

—Por otra parte, decia otra señora, sesuda y de claro ingenio, por regla general, cuando el marido yankee no es borracho, es un excelente marido; acaso los negocios y la frialdad de carácter le hacen fiel y dedicado á su familia, es pacientísimo con sus hijos; acaso su defecto capital sea que muchas veces se deja dominar de la mujer, que es enfermiza y poco hacendosa, aunque esto admite sus excepciones.

—¿Qué me está vd. diciendo?

—La verdad, dijo Bachiller; esas hermosuras deslumbradoras caducan mucho más pronto que en Europa; son bellezas de un dia, y vd., al apreciarlas de otra manera, ha incurrido en una equivocacion.

—Eso depende, dijo una viejecita, muy viejecita, con su dentadura muy blanca y su cabeza como unos algodones, de que esas niñas no comen: cuando diga vd. mantenerse de golosinas, lasyankas: por aquí las fresas; por allá la nieve; por acullá los candís, si tienen proporciones; y si no, todo se lo echan encima, es decir, todo lo gastan en vestirse: para algunas no importa que la casa esté como nido de aviones;pero el gorrito listo, nuevo el velo de gasa, ajustados los guantes y el calzado como de reinas.

—Eso tambien debe atribuirse á que no conoce vd. mujeres más callejeras que estas americanas.

A título de libertad, se van llevando á la casa al novio, sin que nadie les diga: "esta boca es mia," platican con él, salen y entran con él, sin que nadie se fije en el aparecido; de suerte que á veces, á los tres ó cuatro meses, va sabiendo el papá que aquel señorito que entra y sale y se aisla con la mayor desfachatez á platicar á solas con su hija en el salon, es nada ménos que su futuro hijo político.

—Es la verdad, decia Néstor; los vínculos de familia están bastante relajados en el Norte; pero es necesario fijarnos en el punto de partida de nuestro juicio: aquí no hay herencias forzosas, y esto, aunque sea por la conveniencia, mantiene el respeto en las familias; de suerte que no se da caso que un muchacho haragan y con las manos lavadas, finque las esperanzas de mejora de fortuna en que espichen los autores de sus dias, ni hay esos pleitos en que hijos y padres son desvergonzados difamadores, ni esas bandadas de buitres que con el nombre de herederos forzosos acibaran los últimos momentos de un infeliz que cometió el delito de formar un capital con su trabajo.

—¿Ve vd. este pueblo? me decia un hermano del Dr. Landeta, que estudia á los yankees sin cesar.... ¿Ve cuántos rasgos de inmoralidad y disolucion?

Pues advierta vd.: al marido honrado que ha sido objeto de las traiciones y víctima de la mala conducta de una mujer frívola que desconoce sus deberes, á ese marido jamás se le burla, no se permite ni al ridículo ni á la maledicenciaponer en evidencia su infortunio y la deshonra de los hijos; y esas sátiras al marido manso, al predestinado, al sufrido, se rechazan de la buena sociedad, no las explota la caricatura, y aun en el teatro, se mutilan las obras francesas para desviarlas de nuestra manía latina de hacer recaer sobre el marido, censuras que solo merece la mujer....

—Señores, todo está muy bueno; pero nos estamos quedando sin comer: ese asado es excelente, aquí se tiene especial cuidado con las carnes.

—Eso merece un trago de este añejísimo Borgoña....

—No, yo no me puedo conformar, decia la bondadosa señora de Bachiller, con que no nos acompañe vd. á Saratoga.

—Al anuncio de los baños ó de las aguas de Saratoga, dijo un jóven elegante que estaba á mi izquierda, las casas se ponen en movimiento, los maridos aprestan los bolsillos.

Hay familias deladiesde tres á cuatro personas, que llevan quince ó veinte baúles, de esos baúles monstruosos que con cuatro ruedas y sus asientos, pudieran suplir á cualquier wagon.

Las familias, excepcionales por su riqueza y circunstancias, tienen sus casas ó residencias en Saratoga, muy elegantes y apartadas del bullicio; pero lo característico es la vida del hotel, y hay muchos y magníficos hoteles en Saratoga.

Los hoteles, como vd. sabe, son grandes edificios formados de dobles hileras de cuartos, que unos dan al exterior y los otros al interior del hotel: las familias toman cuartos dobles para mayor comodidad, no obstante que los paseantes de los corredores suelen hacer infernal ruido.

A poca distancia de los hoteles está el pintoresco edificio deCongress hall, en el centro de un parque cultivado con esmero. En el parque está el afamado pozo de las aguas medicinales.

En el brocal del pozo se hallan constantemente unos niños perfectamente vestidos, con unos palos que tienen sus vasos en el extremo para extraer el precioso líquido, que dizque cura las enfermedades del estómago; y no dije siquiera vientre, porque esas palabras se reciben como obscenas y están relegadas á la gente ordinaria, como camisas, piernas, etc.....

A primera hora se sirve el almuerzo con abundancia y variedad notables, y en el terraplen cercano se instala la música militar, á alentar, con sus marchas y canciones, la conversacion de las damas, los paseos de los viejos y los juegos de los niños.

Empréndense con suma frecuencia excursiones á un lago inmediato, delicioso por el paisaje que le rodea y por sus cristalinas aguas. Por supuesto que los paseos acuáticos son encantadores.

Verifícanse las comidas en el hotel, entre dos y tres de la tarde: terminada la comida, llegan por la concurrencia elegantísimos carruajes de todas formas, tirados por arrogantes frisones, y se forma el paseo del Parque, ostentacion de lujo y hermosura, más para vista que para descrita.

A las siete de la noche se sirve elthé.

Es de advertir que por costumbre los dueños de todos los hoteles se hacen la obligacion de dar un baile por turno cada noche (hop), baile de confianza, sin lujo, pero en quese pasan ratos muy agradables. Dura la diversion hasta las doce de la noche.

Es costumbre que los huéspedes de unos hoteles conviden á los de los otros, y de esa manera se generaliza el contento y se fomenta una benéfica competencia para atraer cada dueño de hotel mayor número de parroquianos.

Hay otros bailes de mayor rumbo y trueno, en que se sirven cenasgrátisá los convidados y desplegan mucho lujo las americanas. Duran hasta las dos de la mañana.

El Dr. Landeta, persona educada en la selecta sociedad de Paris, donde hizo su carrera, añadió, dirigiéndose al jóven que hablaba:

—Ha hablado vd. de las aguas medicinales; los lugares destinados á baños están rodeados del mismo ó semejante aparato de distracciones.

Mañana y tarde se anuncian los baños, suspendiéndose en cada baño una gran bandera á un alto mástil. Enarbolada la bandera, se da á entender que los baños están listos, porque su buen estado depende de la marea. Por lo demás, continuó el doctor riendo, ya vd. nos ha hablado bastante, describiendo áRokway, de ciertas exhibiciones; pero lo que no llamó á vd. la atencion y lo extrañé, es que esas exhibiciones, para vd. y para nosotros alarmantes, los yankees las ven con profunda indiferencia, nadie se permite un espionaje ofensivo, nadie excita á un compañero á una contemplacion irregular, nadie deja su copa, ni su baile, ni su conversacion, por el cultivo de las escenas de la escuela realista, y eso le quita mucho al espectáculo, del carácter de inconveniencia que pudiera tener entre nosotros.

Los postres estaban en la mesa, se entraba por las puertas del comedor una tortilla de huevos flamante, y al través del azulado incendio, sonreia la costra azucarada del manjar aleman.

Era la hora de las tiernas expansiones: mis amigos me dieron la dulcísima sorpresa de que una lindísima niña, por quien conservo recuerdos muy cariñosos, me recitara un bello romance de mi querido amigo Pedro Santacilia, que coloco aquí como una joya literaria, y que se ha convertido en la fórmula expresiva de los hijos de Cuba, que lloran á la patria ausente á las orillas del magnífico rio Hudson.

Habla María, que María habia de ser para que yo la amase con tanta ternura:

Tan léjos ¡ay! de su tierraComo él ¡quién no llorara!D. Delmonte.——

Tan léjos ¡ay! de su tierraComo él ¡quién no llorara!D. Delmonte.——

Tan léjos ¡ay! de su tierraComo él ¡quién no llorara!D. Delmonte.——

Tan léjos ¡ay! de su tierra

Como él ¡quién no llorara!

D. Delmonte.

——

"—Bello rio, bello rio,El de las ondas de plata,El de las mil tradiciones,El de la corriente clara,El de los bosques sombríos,El de las praderas anchas,El de las verdes colinas,El de las montañas altas.——"¡Bellas son como ningunasLas flores que te engalanan,Y las naves que te cruzan,Y las aves que te cantan;Y bellos los caseríosQue del bosque entre las ramas,Como nidos de palomasEn tu orilla se levantan.——"Bellas, sí!—Pero yo dieraTus encantos y tus galas,Tus pueblos y tus bajeles,Tus flores y tus montañas,Y las nubes de coloresQue en tu cauce se retratan,Por ver tan solo un momentoDel Cáuto las claras aguas.——"¡El Cáuto!—¡Cómo se agitaLlena de emocion el almaAl evocar en la ausenciaLos recuerdos de la patria!¡Cómo de dolor henchidaLa imaginacion se exalta,Al recordar los lugaresEn que pasó nuestra infancia!——"Si ver pudiera los camposDe mi tierra infortunada;Si bajo el coposo mango,Sentado allá en la sabána,Escuchara en el silencioDe alguna noche estrellada,La tórtola cuando llora,El ruiseñor cuando canta;——"Si á lo léjos en el monteViera las índicas palmasQue inclinan las verdes pencasAl suave soplo del aura,Y entónces la voz oyera,Perdida allá en la distancia,DelmonteroenamoradoCantando dulce trovada;——"Si ver pudiera las floresQue bordan nuestras montañas,Los lirios en el arroyo,El bambú junto á la playa,Los plátanos en el valle,El ganado en la sabána,Los cafetos en la lomaY en la llanura las cañas,——"¡Oh cómo de gozo llenoEl corazon palpitara,Y cuán alegre las cuerdasPulsara entónces del arpa;Pero léjos de mi Cuba,Proscripto y en tierra extraña,Tan solo llanto en los ojosTengo y dolor en el alma...."——Así, mirando una tardeDel Hudson las claras aguas,Un desterrado cubanoSe acordaba de su patria,Y era su trovada tristeY cantándola lloraba.Tan léjos ¡ay! de su tierraComo él ¡quién no llorara!Pedro Santacilia.

"—Bello rio, bello rio,El de las ondas de plata,El de las mil tradiciones,El de la corriente clara,El de los bosques sombríos,El de las praderas anchas,El de las verdes colinas,El de las montañas altas.——"¡Bellas son como ningunasLas flores que te engalanan,Y las naves que te cruzan,Y las aves que te cantan;Y bellos los caseríosQue del bosque entre las ramas,Como nidos de palomasEn tu orilla se levantan.——"Bellas, sí!—Pero yo dieraTus encantos y tus galas,Tus pueblos y tus bajeles,Tus flores y tus montañas,Y las nubes de coloresQue en tu cauce se retratan,Por ver tan solo un momentoDel Cáuto las claras aguas.——"¡El Cáuto!—¡Cómo se agitaLlena de emocion el almaAl evocar en la ausenciaLos recuerdos de la patria!¡Cómo de dolor henchidaLa imaginacion se exalta,Al recordar los lugaresEn que pasó nuestra infancia!——"Si ver pudiera los camposDe mi tierra infortunada;Si bajo el coposo mango,Sentado allá en la sabána,Escuchara en el silencioDe alguna noche estrellada,La tórtola cuando llora,El ruiseñor cuando canta;——"Si á lo léjos en el monteViera las índicas palmasQue inclinan las verdes pencasAl suave soplo del aura,Y entónces la voz oyera,Perdida allá en la distancia,DelmonteroenamoradoCantando dulce trovada;——"Si ver pudiera las floresQue bordan nuestras montañas,Los lirios en el arroyo,El bambú junto á la playa,Los plátanos en el valle,El ganado en la sabána,Los cafetos en la lomaY en la llanura las cañas,——"¡Oh cómo de gozo llenoEl corazon palpitara,Y cuán alegre las cuerdasPulsara entónces del arpa;Pero léjos de mi Cuba,Proscripto y en tierra extraña,Tan solo llanto en los ojosTengo y dolor en el alma...."——Así, mirando una tardeDel Hudson las claras aguas,Un desterrado cubanoSe acordaba de su patria,Y era su trovada tristeY cantándola lloraba.Tan léjos ¡ay! de su tierraComo él ¡quién no llorara!Pedro Santacilia.

"—Bello rio, bello rio,El de las ondas de plata,El de las mil tradiciones,El de la corriente clara,El de los bosques sombríos,El de las praderas anchas,El de las verdes colinas,El de las montañas altas.——"¡Bellas son como ningunasLas flores que te engalanan,Y las naves que te cruzan,Y las aves que te cantan;Y bellos los caseríosQue del bosque entre las ramas,Como nidos de palomasEn tu orilla se levantan.——"Bellas, sí!—Pero yo dieraTus encantos y tus galas,Tus pueblos y tus bajeles,Tus flores y tus montañas,Y las nubes de coloresQue en tu cauce se retratan,Por ver tan solo un momentoDel Cáuto las claras aguas.——"¡El Cáuto!—¡Cómo se agitaLlena de emocion el almaAl evocar en la ausenciaLos recuerdos de la patria!¡Cómo de dolor henchidaLa imaginacion se exalta,Al recordar los lugaresEn que pasó nuestra infancia!——"Si ver pudiera los camposDe mi tierra infortunada;Si bajo el coposo mango,Sentado allá en la sabána,Escuchara en el silencioDe alguna noche estrellada,La tórtola cuando llora,El ruiseñor cuando canta;——"Si á lo léjos en el monteViera las índicas palmasQue inclinan las verdes pencasAl suave soplo del aura,Y entónces la voz oyera,Perdida allá en la distancia,DelmonteroenamoradoCantando dulce trovada;——"Si ver pudiera las floresQue bordan nuestras montañas,Los lirios en el arroyo,El bambú junto á la playa,Los plátanos en el valle,El ganado en la sabána,Los cafetos en la lomaY en la llanura las cañas,——"¡Oh cómo de gozo llenoEl corazon palpitara,Y cuán alegre las cuerdasPulsara entónces del arpa;Pero léjos de mi Cuba,Proscripto y en tierra extraña,Tan solo llanto en los ojosTengo y dolor en el alma...."——Así, mirando una tardeDel Hudson las claras aguas,Un desterrado cubanoSe acordaba de su patria,Y era su trovada tristeY cantándola lloraba.Tan léjos ¡ay! de su tierraComo él ¡quién no llorara!Pedro Santacilia.

"—Bello rio, bello rio,

El de las ondas de plata,

El de las mil tradiciones,

El de la corriente clara,

El de los bosques sombríos,

El de las praderas anchas,

El de las verdes colinas,

El de las montañas altas.

——

"¡Bellas son como ningunas

Las flores que te engalanan,

Y las naves que te cruzan,

Y las aves que te cantan;

Y bellos los caseríos

Que del bosque entre las ramas,

Como nidos de palomas

En tu orilla se levantan.

——

"Bellas, sí!—Pero yo diera

Tus encantos y tus galas,

Tus pueblos y tus bajeles,

Tus flores y tus montañas,

Y las nubes de colores

Que en tu cauce se retratan,

Por ver tan solo un momento

Del Cáuto las claras aguas.

——

"¡El Cáuto!—¡Cómo se agita

Llena de emocion el alma

Al evocar en la ausencia

Los recuerdos de la patria!

¡Cómo de dolor henchida

La imaginacion se exalta,

Al recordar los lugares

En que pasó nuestra infancia!

——

"Si ver pudiera los campos

De mi tierra infortunada;

Si bajo el coposo mango,

Sentado allá en la sabána,

Escuchara en el silencio

De alguna noche estrellada,

La tórtola cuando llora,

El ruiseñor cuando canta;

——

"Si á lo léjos en el monte

Viera las índicas palmas

Que inclinan las verdes pencas

Al suave soplo del aura,

Y entónces la voz oyera,

Perdida allá en la distancia,

Delmonteroenamorado

Cantando dulce trovada;

——

"Si ver pudiera las flores

Que bordan nuestras montañas,

Los lirios en el arroyo,

El bambú junto á la playa,

Los plátanos en el valle,

El ganado en la sabána,

Los cafetos en la loma

Y en la llanura las cañas,

——

"¡Oh cómo de gozo lleno

El corazon palpitara,

Y cuán alegre las cuerdas

Pulsara entónces del arpa;

Pero léjos de mi Cuba,

Proscripto y en tierra extraña,

Tan solo llanto en los ojos

Tengo y dolor en el alma...."

——

Así, mirando una tarde

Del Hudson las claras aguas,

Un desterrado cubano

Se acordaba de su patria,

Y era su trovada triste

Y cantándola lloraba.

Tan léjos ¡ay! de su tierra

Como él ¡quién no llorara!

Pedro Santacilia.

Hubo un momento de silencio: pasó sollozando en el horizonte de nuestras almas, la memoria de la patria.

Terminada la comida, espié un momento para escaparme, porque tenia resuelto no despedirme de aquella casa, á la que tanto debí y á la que amo tanto......

Me escapé al fin, sin que nadie lo apercibiese, y al hallarme solo en la sombría calle 26, oyendo á lo léjos, como las caidas de agua de la montaña, el rumor de las avenidas de la gran ciudad, no cesaba de repetir: "Amor y bendiciones para los que acogen al extranjero como á hermano, y le sientan en su hogar y calientan su corazon con el cariño. Que la prosperidad les acompañe, y que la salud y el contento aderecen su mesa y hagan mullido su lecho de descanso; que la virtud y la sabiduría estrechen á su seno á las hijas y á los hijos de esta familia, y que la Providencia divina derrame como lluvia benéfica, sus más preciosos dones sobre esas flores de mi corazon......"

Vagué unos momentos al acaso, me senté en la plaza de Madisson, y veia con indiferencia de autómata el círculo trasparente en que, á guisa de vistas disolventes, se suceden figuras, que es una forma singular de avisos.

Aquella fantasmagoría me producia un efecto semejante á la locura: ya era una fisonomía á la que yo encontraba semejanza estrambótica; ya un barco medio hundiéndose, que yo traducia por agüero de futuro naufragio; ya unos gorritos de niños, que yo animaba con los cabellos rubios y los rostros angélicos de mis nietecitos: aquella vista me hacia mal.

Tomé, pues, la calle de Broadway para dirigirme á mi hotel.

Serian las doce de la noche, y los aparadores de las mil tiendas, en la parte alta de la ciudad, estaban abiertos, como si se quisiera dar un chasco á la noche.

Vino á mi mente la idea de hacer compras para los chicuelos, y no pude hacerlo: esto me condenó á un positivo martirio.... las horas negras revolaban sobre mi cabeza con sus alas de cuervo.

Al pasar por lo que se llamaPanadería de Viena, que estaba luciente y concurrida como un salon de baile, quise tomar un refresco.

Es de advertir que laPanadería de Vienase llama así, porque allí se fabrica pan exquisito, especial, como no lo habia comido en mi vida; pero en realidad es uno de los más elegantes cafés de Nueva-York.

LaPanadería de Vienaestá situada en un recodo de la calle 9 que da á Broadway; el ángulo está guarnecido de un hermoso barandal de hierro, que resguarda un pintoresco jardin, en que hay un techo saliente sostenido por delgadas y esbeltas columnas, y del que cuelga una profusa cortina de lona.

Entre las flores, arbustos y macetas del jardin, se ven repartidas simétricamente, mesitas con su tabla de mármol y sus piés de fierro.

Los efectos que se sirven en el café de Viena, son de la mejor calidad.

Mi curiosidad se despertaba al ver servir los chocolates en grandes tazas, sumamente aguado y con cucharita, como si fuerathé.

Me caia en gracia ver llegar á los criados por su helado, que no sé por qué le llaman (ladrillo helado), y el criado, ó el caballero, ó lalady, lo conducian muy orondos, hecho piedra realmente, en su cajita de carton; y me divertia la canastita curiosa de mimbres en que se sirve el pan, y la servilletita cuadrada de alemanisco, con sus rayas encarnadas, que solo sirve para limpiar los dedos y la boca, y no como fungen las servilletas en nuestras mesas.

Sombría, hondamente sombría estaba mi alma, y no me puedo dar cuenta de por qué, ansiando tanto volver á México y sintiendo en medio de aquel bullicio, hasta mis huesos, el frio del aislamiento, hacia mi partida con tristeza, como si me esperasen á la entrada de la patria más hondas penas de las que yo sufria.

En los salones en que se advierte que se reciben señoras y caballeros, no hay cantina, reina la mayor compostura y son frecuentados por culta sociedad.

Algunos jóvenes, de regreso de los teatros y sus correrías; algunas parejas afortunadas cantando en voz baja el eterno y siempre nuevo duo del "yo te amo;" los picos del gas reverberante, pero alumbrando fisonomías soñolientas y flores como dormidas sobre sus tallos, todo tenia singular aspecto.

Al retirarme de aquel sitio, me pareció oir voces en español en una mesita colocada á la sombra; acerquéme con cierta confianza, porque yo no sé por qué dí y tomé en Nueva-York, que todos los que hablasen español tenian de ser mis amigos íntimos por fuerza.

En esta vez no salió fallida mi extravagante regla: en aquella mesita, y departiendo muy amigablemente, se encontraban mis amigos Manuel Romero Rubio é Ignacio Mariscal, á quienes, en union de Juan José Baz, habia visto en la mañana en el consulado.

Dos de estos amigos, Romero y Baz, desentendiéndose de los antecedentes que nos reunian en el extranjero, atentos solo á los recuerdos de afecto, y acaso en vista de mi mala posicion, fueron para conmigo finos y hermanables.

Baz, ántes, con esa franqueza que forma el fondo de su carácter, habia encontrado á mi hijo Francisco en la calle, y sin esperar saludo ni cumplimiento, le llamó.

—Ven acá; tú no has de tener dinero; que nada te falte; aquí me tienes, pídeme; poco te importa que esté ó no contento con tu padre; tú eres su hijo y él es mi amigo.

Romero fué lo mismo conmigo, y cuando supo que hacia apuntaciones, que buscaba noticias, se hizo mi colaborador. De Mariscal ni se diga, lo quiero con el alma, tengo idea que es de los hombres que nos han hecho honor en el extranjero; él ha sido mi consultor y le debo muchas de las observaciones que pueden tener mérito en esta obrilla.

—¿No tomas nada?

—Ya tomé una grosella.

—Siéntese vd.

—¿Pronto la marcha?

—Muy pronto.

—En fin, y se puede decir, replicaba Romero, que has visto todo por encima, sin detenerte en nada.

—Para detenerme necesitaba yo, como vd., decia yo á Mariscal, vivir ocho ó diez años en Nueva-York.

—¿Viste por fin la casa de Appleton?

—La ví y tengo ya mis apuntaciones.

—¿Y el Correo?

—Consta en mi cartera.

—¿Y la Escuela de ciegos?

—Idem.

—¿Y la de sordo-mudos?

—La ví y no la estudié, porque de esos establecimientos conocemos por lo que hemos leido de Europa, porque la escuela de México da idea de estos adelantamientos, y sobre todo, porque cuando supe que tú habias ido, tuve esperanza de que me darias detalles.

—Los detalles, continuó Manuel, serian frios y no tendrian interes; los procedimientos de la enseñanza ya los conoces; pero puesto que lo quieres, te contaré misImpresiones de viaje:

"Se me habian hecho grandes elogios de la institucion de sordo-mudos, proyectada en 1817, planteada en el de 1818, y que tuvo por uno de los primeros presidentes de su Junta Directiva, á Cliton.

"Desarrolló un plan completo de mejoras en 1831, Mr. Henry P. Peet, y hoy cuenta 400 pupilos en un hermosísimo edificio, en el centro de un parque, en Washington Heigts, número 162.

"De los treinta profesores del establecimiento, quince son sordo-mudos.

"Aunque la institucion se instaló y subsiste de la beneficencia privada, hoy la Legislatura la subvenciona y el Estado de Jersey mantiene allí cincuenta niños."

—Despues de esa introduccion, ya te supongo de viaje.

ASILO DE SORDO-MUDOS.

ASILO DE SORDO-MUDOS.

ASILO DE SORDO-MUDOS.

—Te equivocas, he hecho ya el viaje, y mi charla de guía fué para entretenerte en el camino.

Estamos á la puerta del grandioso edificio, y digo estamos, porque lo visitaba en compañía de otros mexicanos.

Saliónos á recibir el médico del establecimiento y otros caballeros (los supongo directores), que nos trataron con aquella finura y atenciones con que tratan á todos los viajeros.

Comenzaron aquellos señores por enseñarnos las oficinas todas del servicio del establecimiento, haciendo curiosas reseñas de la organizacion administrativa; ya conoces esto: la cocina con todas sus secciones, comunicacion de vapor, tubos, asadores, etc., la lavandería, el comedor, todo perfectamente aseado.

Despues de recorrer estanques, leñeros, ventiladores y lo más íntimo, ascendimos á la primera seccion de enseñanza para los niños que comienzan, y tienen doce años lo ménos.

El sistema es una combinacion de señas, y como ilustracion el objeto.

Hay un salon con grandes pizarrones, cada niño tiene su jis. En el centro de la pieza se ve una mesa con varios artículos; por ejemplo, sombreros, bastones, guantes, velas, vasos, etc.

Se designa y tiene en la mano el objeto, se dice por señas su nombre, se escribe en seguida.

—Sin duda un estudio profundo ha demostrado á los autores del sistema, añadí yo, que nosotros percibimos grupos ó conjuntos y que la particularizacion de esos objetos es el nombre sustantivo: así se podrán comparar dos bastones y los distinguirá el adjetivo, etc.

Para cerciorarse el profesor de si ha comprendido el discípulo, escribe el nombre del objeto y el niño lo designa ó lo conduce.

Despues, por medio de cambio de lugares de los objetos, da idea del verbo, que es el enlace de los nombres, su accion y la vida del idioma.

Esto puede decirse que es lo rudimental; pero el apoteósis del esfuerzo humano, la lucha con el infortunio, estribaen hacer hablar á los sordo-mudos, y esto, aunque lo habia oido decir, me maravilló.

Careciendo el discípulo de idea del sonido, no se pudo aprovechar ese elemento; pero se aprovecharon las ideas de los signos y se inventaron figuras que correspondiesen á los movimientos de los labios, á la posicion de la lengua y á la emision del aliento sonoro, de suerte que hubo una especie de escala para las vocales, etc.

Hecha la articulacion, aparece la letra y hace visible la palabra que comprueba la presencia del objeto, así con el signo convencional, así al frente, y el preceptor delante armado de infinita paciencia, balbute "papá," "mamá," "amo," y palabras fáciles como "baba," "papa," "ama," etc.

En este ejercicio se adiestran tanto los niños, que por el movimiento de los labios comprenden á sus preceptores, platican y entran en perfecta comunicacion.

—Yo no sé, continuó Romero, por qué me conmovió tanto aquella gloriosa restitucion del hombre á la sociedad.

El sabio y venerable preceptor nos pidió, sin duda para presentarnos una prueba especial de los adelantamientos de sus discípulos, que escribiésemos alguna cosa para que lo repitiese una preciosa niña, brillante de inteligencia y hermosura.

Un amigo escribió no sé qué sentencia en español.

Aquello lo tradujo la niña en sus signos, y articuló la sentencia en español, con la misma propiedad que uno de nosotros.

Entramos por último al salon de adultos, que alumbraban rasgadas ventanas, y que columnas, muebles, plataformas y techumbre, eran grandiosos.

El director nos presentó á sus discípulos como mexicanos notables, con expresiones de cortesía.

En seguida ordenó que escribiesen alguna cosa alusiva á nuestro país.

Cientos de manecitas como palomas con sus picos blancos, volaron sobre los pizarrones, y dejaron líneas como huellas de su tránsito.

¡Qué elevacion de ideas! ¡qué conocimiento de nuestra historia! Muchas inscripciones decian, que algunos creian que habia diferencias entre su nacion y la nuestra, que dios era la paz, y el triunfo de la razon y la justicia, la grande aspiracion de los pueblos....!

Repito, dijo para terminar Romero, que yo estaba abismado y que nunca olvidaré mi visita á la institucion desordo-mudos. Esta es la causa porque lamentaba que la hubieses mentado de paso, y que no te hubieses detenido á examinarla.

Dí las gracias á mis amigos por sus atenciones, y me retiré al hotel, que estaba sepultado en profundo sueño.... Ardia, sin embargo, la luz de la desconocida de la leyenda dela Monja.... ¿Me detengo?.... ¿Disparo contra esa puerta un adios postrero.... que tiemble el mundo....? Juicio,Fidelillo, y á dormir.

Dormí muy poco y con extremada agitacion. Antes del alba, Maguet estaba de pié junto á la mesita en que yo escribia, poniéndome la mano en la frente, con aquella su tiesura de palo, para cerciorarse si estaba yo enfermo: por sí ópor no, me llevaba un tazon de té en que cómodamente me hubiera podido dar un baño.

Con mucha formalidad, y siguiendo una espontánea inspiracion de mi gratitud y mi ternura, me puse á escribir los nombres de aquellas personas con quienes tenia obligaciones contraidas y á las que deseaba decir adios, fuera de aquellos de quienes he hecho especial mencion.

El Sr. Dana, director delSun, y persona en quien no se sabe qué admirar más, si la probidad ó el talento, fué la primera persona que ocupó mi lista.

Le merecí franca y leal amistad; pero además, todo mexicano le debe especial consideracion.

Por un sentimiento espontáneo de simpatía, porque estén de acuerdo con sus ideas las que nosotros defendemos, ó por lo que se quiera, jamás se tratan las cuestiones de México, sin que M. Dana esté de nuestra parte, con un conocimiento exacto de las cosas y con admirable desinteres.

Los Sres. García, deLas Novedades; los redactores deLa Voz de Cuba; el Sr. Macías y otros literatos distinguidos, merecen mi profundo reconocimiento.

Los Sres. Cisneros, Aguilar, Agramonte, Jardines, Roselló, á todos queria hacer patente mi reconocimiento, y me disponia á salir, cuando Francisco, que habia arreglado lo conducente á la marcha, me dijo que queria que le acompañase á tomar los boletos.

Emprendimos el viaje hasta la parte baja de la ciudad, en donde están los despachos de líneas de vapores, ferrocarriles,express, y como quien dice, las llaves para abrir todas las puertas del mundo.

Cuartos y salones extensos tapizados de mapas, guías,derroteros, instrucciones para viajeros, todo se encuentra allí explicado por corteses dependientes, que se esmeran en particularizar detalles, y que le llevan á uno como por la mano á los puntos á que quiere dirigirse.

En estantes, á la entrada de esos salones, hay grátis y al alcance de todo el que quiera, mapas y directorios utilísimos.

Quedó arreglado el envío del equipaje, el cochero que habia de pasar por nosotros á las siete de la noche, y cuanto podiamos apetecer.

La ciudad me parecia más bella y animada; sus altas paredes, sus magníficos edificios, sus cúpulas, sus torres, sus banderas, como que salian á verme partir, y me señalaban entre aquel tumulto de coches, de carros, de vendedores, de hombres de negocios y de paseantes.

El almuerzo fué tristísimo; se trataba de cosas indiferentes; pero el eco de la voz tenia amargura, y no se atrevian á encontrarse nuestras miradas.

La lluvia se desató á torrentes; yo me encerré en mi cuarto, y para distraerme del fastidio que me agobiaba, me puse á copiar y extractar delNew-York Timeslo siguiente, que me pareció curioso.

Pero es el caso que dentro del periódico, y como por vía de introduccion, habia puesto no sé cuántas sandeces que en aquellas circunstancias se avenian con la disposicion de mi espíritu, como un par de pistolas con un Santocristo.

No quiero, rematadamente no quiero poner ni quitar letras: allá va el extracto con todo y copete inadecuado y estrambótico.

Ahora que reviso mis apuntaciones, como quien repasa un exámen de conciencia, veo lo muy superficial de mis estudios, el mucho tiempo perdido en fandangos y bureos y lo mal que corresponde el anuncio deViaje á los Estados-Unidos, con el diminuto y mal perjeñado texto deFidel.

Me consoló un tanto de tan amargas reflexiones, convencerme que este defecto mio es de familia.

Tenia un tio (que por algo se ha de empezar), que se la daba de muy entendido en esto de mapas y estudios geográficos.

Anunció un dia que se iba á encerrar con sus libros, y cátenlo vdes. invisible para el comun de los mortales: los que lo espiábamos por el agujerito de la chapa de la puerta, le veiamos amontonando pergaminos, extendiendo papeles, tirando líneas, y estudiando, lleno de afan, hasta las altas horas de la noche.

Un dia salió del estudio con un gran libro en las manos, reclamando los honores del triunfo; abrió el libro con cierta prosopopeya, entre asombrados circunstantes que leyeron en la portada:

Gran Mapa de la Catedral.

Voltearon hojas y hojas que contenian varios dibujos de flores, bailarinas, barcos y figuras caprichosas: como al medio del libro se repitió el letrero de la portada:

Gran Mapa de la Catedral.Agosto 10 de 1812.—Este dia hubo ahorcado....

Todos quedamos estupefactos del modo de hacer mapas del señor mi tio.

Pero mi pariente, á su vez, tuvo un padre venerable que preparó en su casa una espaciosa galera con grandes divisiones. La galera tenia escrito en la puerta:

Gabinete de Historia Natural.

Al cuarto nadie penetraba. Cuando murió el naturalista, abrieron la bodega y encontraron un gato y una guitarra.... Yo no sé cuáles serian los planes del tio ni la analogía que aquel sabio encontró entre el instrumento músico y el gato.

De consiguiente, de esa escuela son mis Viajes.

Tratando de reparar en lo posible mi falta de gravedad, pedí noticias, revolví volúmenes, y al cabo me encontré unos papelejos que pueden dar en conjunto idea, aunque ligera, del movimiento mercantil é industrial de Nueva-York, cosa, aunque indicada varias veces, no considerada de un modo especial en estos tan asendereados como contingentes Viajes.

Vamos al extracto:

"En la bahía de que hemos hablado muchas veces, que tiene seis millas, pueden caber gran número de buques, y en años en que ha dado abrigo el puerto hasta siete mil, no se han embarazado en sus movimientos.

En los rios del Norte y del Este hay extensas líneas de muelles para descarga de las embarcaciones.

En las costas de New-Jersey, de Long Island, y al frente de Broklyn, hay diques y represas las mejores del mundo, y además grandes almacenes para depósito de toda clase de efectos.

La exportacion del año fiscal que concluyó en Junio de 1877, fué:

La exportacion de Nueva-York en el mismo tiempo, fué:

Esto representa poco más de la mitad del tráfico de exportacion, por los 89 distritos de aduana de los Estados-Unidos. Lo que sigue en importancia á Nueva-York es Orleans, que manda al extranjero 70 millones en mercancías, de las cuales, 64 millones son de algodon.

La exportacion de los Estados-Unidos á México fué 4.509,041, y esto nos parece exagerado, segun los datos de que ya hemos hecho mérito.

Innumerables ferrocarriles cruzan en todas direcciones y ligan entre sí los diversos Estados de la Union; los lagos y los rios son vehículos poderosos que activan y desarrollan las riquezas; el telégrafo lleva por los aires la palabra en alas del rayo, para desenvolver en todas partes los elementos de vida, y se ensaya el teléfono para que, íntegra la voz humana, trasmita la expresion de la voluntad resguardada en su túnel de gutta perca, que se balancea en el viento.

Muchos millones de fanegas de maíz y trigo se conducen por vapor á Buffalo, y desde ahí, por vapores de canal, al Canal Erie. El tráfico del Erie y otros canales del Estado durante el año, es de cuatro millones de toneladas de Oeste á Este y de diez millones de Este á Oeste, y su valor doscientos millones. El valor del comercio interior del Estado es de dos mil millones de pesos.

En el Estado de Nueva-York habia en 1865, 164 caminos de hierro, teniendo un total de 11,019 millas de largo, ó sean tres mil quinientas setenta y tres leguas.

El costo de su construccion y equipo fué 598.543,930, y trasportaron 33,555,595 de carga, valiosa en 1,376.720,254.

Segun el último censo, habia en uso, en las 1,624 fábricas establecidas en la ciudad, 1,261 máquinas de vapor, 129,577 obreros que devengan 63.824,049, siendo el capital invertido 129.925,262, miéntras el costo de los materiales empleados, ascendia á 178.628,930, y el producto á 332.951,120."

Dejé el papel, hostigado de los números, y esperé, pero con susto y temeroso de quedarme á solas conmigo: solté la pluma, iba y venia de uno á otro punto, tomé la pluma de nuevo y escribí en mi cartera los siguientes versos:


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