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Texas.—Recuerdos históricos.—Aspecto de las llanuras de Texas.—Gérmenes de pueblos.—Algodon, cebada, maíz.—Manzanas.—Grande estacion.—Minger-Hotel.—S. G. Benavides.

El Estado de Texas linda por el Norte con Arkanzas; por el Este con el Estado de la Luisiana; por el Sur con el Estado de Tamaulipas de la República Mexicana y Golfo de México, y por el Oeste con Coahuila, Chihuahua y Nuevo-México.

Texas tiene, sobre la mayor parte de los terrenos de nuestra República, la ventaja de encerrar en su seno rios hermosos y navegables, beneficio que es acaso el único que falta en nuestro suelo privilegiado. Texas, por su feracidad y riqueza, por su clima y situacion, cuenta con todos los elementos para prosperar como nacion en la agricultura, la industria, el comercio y la navegacion.

Al aparecer ante el mundo la Nacion Americana, despues de haberse emancipado tras una lucha gloriosa con la Inglaterra, la acompañaron felices auspicios, los elementos constitutivos de su sér social la pusieron en vía de progreso sorprendente; y orgullosa con su prestigio y su pujanza, la hizo soñar, si no con el dominio, con la preponderancia absoluta en el Nuevo Mundo.

No se ocultaron las miras ambiciosas de la nacion naciente al célebre conde de Aranda, quien dijo: "Esta nacion ha nacido pigmeo; tiempo vendrá que llegue á ser gigante y aun coloso muy temible en aquellas vastas regiones. Su primer paso será apoderarse de las Floridas, para dominar el Golfo de México."

"A dos pueden reducirse sus ideas sobre este punto, decia el sabio Sr. Iglesias en un Estudio sobre el orígen de la guerra de Texas, de donde extracto algunas de estas noticias: una á sujetar á sus leyes y dominacion toda la América hasta el Istmo de Panamá; otra á abrirse paso por tierra hasta el Mar Pacífico, y hacerse de buenos puertos que pusieran en boga su navegacion. De esta suerte, establecida una comunicacion fácil, y de pocos dias entre ambos océanos, ninguna nacion podria competir con ellos: la misma Inglaterra tendria que ceder el campo á su afortunada rival; y ésta, dueña del comercio del mundo entero, poco tardaria en tocar el punto de engrandecimiento á que aspira."

Sea de esto lo que fuere, y sin poner de manifiesto las violencias de la fuerza ni la perfidia de la diplomacia, los americanos se hicieron dueños de las Floridas, el Oregon y la Luisiana.

Con pretexto de cuestiones de límites, avanzaron sus líneas los americanos, arrancaron á España los tratados de 1795 y 1802, y tendieron sus redes sobre el resto de las Floridas y de Texas.

Pretendian los americanos, con notoria injusticia, que los límites de la Luisiana eran el Rio Bravo del Norte, y de hecho comenzaron las tentativas de posesion, teniendo lugar un encuentro ruidoso en la mision de los Adaes, en que se manejó brillantemente el marqués de San Miguel de Aguayo.

El 22 de Febrero de 1819, el Gobierno de Washington, con el representante de España, D. Luis Onis, celebró un tratado en que se fijaron como límites de la Luisiana, el rio Sabina, y que se daban por terminadas todas las diferencias sobre este punto, afirmándose sólidamente la paz.

Entre tanto, México consumó su independencia: el primer anhelo de nuestra patria fué estrechar los vínculos con una nacion que realizaba los progresos que eran el ideal de nuestros padres.

Por su parte los Estados-Unidos se apresuraron á reconocer nuestra Independencia, y en este trabajo se hizo acreedor á nuestra gratitud Mr. Henry Clay, que siempre mostró las más vivas simpatías por México.

Para afianzar relaciones que tenian al parecer principios tan fraternales, enviamos en 1824, en calidad de Ministro plenipotenciario, á D. Pablo Obregon, y recibimos con el mismo carácter á Mr. J. R. Poinsett, que ha dejado entre nosotros funesta celebridad.

Despues de varias contestaciones, en 1832, se ratificó el tratado, y para algunos ilusos quedaron terminadas las cuestiones entre los Estados-Unidos y México.

Durante la época colonial, la suma prevision y energía del Gobierno español impidieron los motivos de conflicto. Se establecieron misiones y puntos de vigilancia, se rechazó la introduccion de extranjeros al territorio, y hasta 1819 no se dió á Moisés Austin la autorizacion para establecer en México una colonia, debido á que Austin se presentó con los suyos, como víctimas de sus creencias cristianas.

En 1820, Estéban Austin, hijo de Moisés Austin, dió principio á una vasta empresa de colonizacion entre los rios Bravo y Colorado.

La Independencia abrió de par en par nuestras puertas á la emigracion, se celebraba con ahinco ese grande elemento civilizador, y no se puso coto en cuanto á la liberalidad de las concesiones.

No obstante, alguna prevision sobre la futura suerte de la frontera, dictó restricciones que pronto echaron por tierra los entusiastas, aunque ciegos defensores de la soberanía de los Estados.

La Legislatura de Coahuila, que lo era ya de Texas, por haberse reunido en un Estado ambas provincias, expidió en 24 de Marzo de 1825, su ley de colonizacion, en que decretaba: Que todos los extranjeros que en virtud de la ley general de 18 de Agosto de 1824, deseasen establecerse en los terrenos del Estado de Coahuila y Texas, eran libres para hacerlo y se les invitaba por esa ley á verificarlo.

Además de las franquicias que se otorgaban á los colonos y de no pedirles remuneracion alguna por las tierras que ocupasen, se les exceptuó de toda contribucion por diez años, no dejando en realidad vínculo alguno con la patria que los adoptó como hijos.

Los colonos, en su mayor parte americanos, no hicieron caso alguno de nuestras leyes, se organizaron como en su patria nativa, y aun la abolicion de la esclavitud en México, ya los tenia rebelados de hecho, pues conservaban sus esclavos, aunque despues se invocaron otros pretextos, como la prohibicion de venta de terrenos del General Bustamante, la actitud resuelta del General Teran y la caida de la Federacion.

Al fin, agotados los medios de conciliacion con los texanos, despues de promesas y concesiones que nos hubieran sido, á más de funestas, humillantes y estériles, se abrió la campaña al mando del General Santa-Anna.

Las victorias del General Urrea (7 de Marzo de 1836) en San Patricio, el combate sangriento del Refugio, la ocupacion de la bahía del Espíritu Santo, la rendicion del Cópano y otras brillantes acciones, levantaron nuestro nombre y auguraban un éxito feliz á nuestras armas.

Santa-Anna, desde Béjar, destacaba una division al mando de Ramirez y Sesma, que marchó al Rio Colorado, y otra al mando de Gaona, que se dirigió á Nacogdoches. Filisola debia reunirse en Austin, capital hoy de Texas, á Ramirez y Sesma.

Por aquellos dias murió el Presidente interino Barragan, y entró al ejercicio del poder D. José Justo Corro.

Santa-Anna, que era el presidente propietario, al saber las noticias que acabamos de mencionar, se propuso marchar á México; pero al verificarlo, supo que el General Ramirez y Sesma se encontraba amagado por el enemigo, sin poder atravesar el Rio Colorado. Santa-Anna acudió al lugar del peligro, proveyó de medios para que atravesasen las fuerzasel rio, y ocupó Austin, que habian abandonado los texanos despues de incendiarla.

Houston, jefe de los rebeldes, se resolvió á disputar un paso del rio de San Jacinto; Santa-Anna se aprestó á librar en aquel punto una batalla....

En esa batalla sucumbieron nuestras armas, no sin recomendar la gloria nombres como el de Luelmo, acreedores á los honores de los héroes.

Los Estados-Unidos, entre tanto, propalando que veian como neutrales aquella lucha, protestando que sus fuerzas se limitaban al simple cuidado de sus fronteras, apoyaban con todo su poder á los texanos, cubriéndolos el General Gaines, que al fin consumó la violacion de nuestro territorio, ocupando Nacogdoches. Con este motivo dice el Sr. Iglesias:

"Para disculpar aquel atentado, los Estados-Unidos no alegaron más fundamento que el de que México no podia impedir á los indios de su territorio que hicieran excursiones hostiles contra sus conciudadanos.Este principio chocaba con las reglas establecidas en el derecho internacional, segun el que, un pueblo no puede ocupar militarmente el territorio de los demás con el pretexto de que defiende su frontera.

"Agregábase á esto que ese pretexto, que aun suponiéndolo verdadero, no hubiera nunca servido para justificar aquel hecho atentatorio, carecia de todo fundamento. Las hostilidades de los indios eran supuestas, ningun riesgo corrian las fronteras de los Estados-Unidos, el peligro que se aseguraba era inminente, no existia mas que en las suposiciones gratuitas de los gobernantes."

México, representado dignamente por el Sr. D. Manuel E. Gorostiza, reclamó con dignidad y firmeza, y los ministros Gorostiza y Ellis, representante en México de los Estados-Unidos, se retiraron de sus puestos, sin obtener solucion satisfactoria las reclamaciones.

No obstante haber motivos más que suficientes para un rompimiento, México atendió las quejas de los americanos por sus supuestos perjuicios, y se obligó á pagar cerca de tres millones de pesos, haciendo desembolsos y aun imponiendo préstamos para el pago de los abonos.

Las principales potencias habian reconocido entre tanto la Independencia que proclamó Texas, los Estados-Unidos disimularon y como que vacilaron; pero creyendo percibir aprestos de guerra de parte de México, arrojaron la careta y declaró su ministro Shannon que la política de la Union habia sido, hacia veinte años, apoderarse de Texas, y que cualquiera agresion de México contra Texas, se considerase como ofensa propia.

México, en vez de una declaracion de guerra, protestó contra la agresion de Texas á los Estados-Unidos.

El 1.º de Marzo de 1845 declaró la Cámara de diputados de Washington incorporado Texas á los Estados de la Union Americana y consumada la usurpacion inícua.

Santa-Anna habia sido derribado del poder por la revolucion del 6 de Diciembre de 1844.

El gabinete del Sr. D. J. Joaquin de Herrera defendió, como base de su política, el pensamiento de conformarse ántes con la independencia de Texas, que con su incorporacion á los Estados-Unidos. La oposicion se desencadenó frenética contra ese pensamiento.

El Gobierno persistió en su política, tomó en consideracion, autorizado competentemente, las proposiciones hechas por Texas, en que se comprometia á no agregarse á ningun otro país.

Ingiriéronse en estos negociados los Estados-Unidos. México rehusó recibir al Ministro Slidell y se sostuvo en su resolucion.

En tan graves circunstancias, se pronunció (1846) Paredes contra Herrera, derrocando la administracion de Diciembre.

Hiciéronse entónces sensibles agresiones de americanos en varios de nuestros Estados, recibió el Gobierno autorizacion de repeler la fuerza con la fuerza, y entre tanto, siguiendo los Estados-Unidos con su conducta pérfida, protestaban el deseo de evitar todo rompimiento, á la vez que sus buques ocupaban nuestras costas y sus tropas avanzaban en nuestro suelo.

Por fin, la invasion se presenta en toda su brutal desnudez: el General Taylor atropella nuestro suelo, con el pretexto de defender los límites de la Luisiana, y despues de combates sangrientos, en que se salvó la honra de México, se terminó la lucha, borrando el tratado de Guadalupe de nuestro mapa, uno de los territorios más privilegiados por Dios, y haciendo aparecer, la usurpacion y la violencia, enriquecido el pabellon de las estrellas con la estrella de Texas.

En 1847, se calculaba la poblacion de Texas en 20,000 almas.

Con los anteriores recuerdos y otros que me callo, porque estoy hasta aquí (señalándome el copete) de sério y prudente, dí mis primeras ojeadas al Estado de Texas.

Tendidas llanuras, cercas, limitaciones pintorescas y sementeras deliciosas.

De trecho en trecho descubriamos un gran jacalon: era una estacion de ferrocarril, ó como quien dice, el venero de pobladores que convertirán en pueblos florecientes aquellas comarcas.

Montado á caballo un gran jacalon sobre unos morillos, se distingue á distancia la estacion.

Su parte interior se divide por un tabique de tablas; en una seccion hay un cuarto en que se toman y se dejan los equipajes portátiles y que sirve para los viajeros. Del otro lado, es decir, en la otra seccion, hay un pequeño mostrador coronado por su reloj de palo, y aquella es la oficina ferrocarrilera; en uno de los rincones de la pieza funciona el telégrafo que es un contento, y de partes afuera del jacalon, coquetea elbar-roomen amigable ayuntamiento con latas, comestibles, zapatos, sombreros y lo que podriamos llamar una tienda mestiza.

Generalmente cercan la estacion dos barandales de latas, por cuyo centro entran y salen los wagones y se hace su carga y su descarga.

A corta distancia de la estacion se perciben los grandes almacenes.

Y en la llanura descombrada, como sobrepuestas y al trasladarse, se ven filas de carretas, barriles, tercios é instrumentos de labranza.

Las carretas tienen cierta ordenacion como para una feria; arriba, bajo el toldo y en el suelo, entre las ruedas, está alojada una familia, y otra, y otra más, que entran y salen como abejas en sus colmenas.

A poca distancia se ven construyendo armazones de casas, y hay casitas á medio construir y construidas, con sus amplios corredores, sus columnas, su pórtico, sus vidrieras y persianas, y los anuncios de la comodidad y el bienestar.

Y así como de las habitaciones rodantes ó sean carretas, salian figuras carnavalescas y estrambóticas de hombres y mujeres, viejos como sacos destripados, muchachas con sugardesoleilcomo unas escobas, y muchachos enjutos y cabelludos como limpia-chimeneas, en los corredores habia sus preciosos niños con sus aros y sus carretelitas, susladiesairosas y sus campesinos de sorbete, pipa en boca, calzon remangado y botazas hasta las rodillas.

Lo singular era que en las casas por hacer, en las carretas y en los palos clavados en el suelo, habia sus rubros que decian:Grande hotel continental—Academia de música—Galería de pinturas—Correo—Empresa de gas—Avenida Fulton—Sucursal del Banco H***, etc., etc.

El pueblo nace de en medio de sus elementos de vida y desarrollo; es un canevá el terreno, en que borda la poblacion, que lleva en cada uno de sus gérmenes la dote de condiciones políticas y sociales, para desenvolverse independientemente cada familia y robustecerse instantáneamente por el conjunto.

Así son multitud de pueblecitos como laTroupe,Palestiney no sé cuántos más.

Grandes estancias de ganado, espaciosos campos sembrados de algodon, milpas de maíz como en nuestra patria; de entre esas milpas ví salir dos rancheros sobre sus sillas de montar, á la mexicana, sus sombreros anchos como nuestros rancheros y su fisonomía y aspecto como de gente del Bajío; quise gritarles unadios, amoque los dejara boquiabiertos; pero me contuvo Francisco, para que fijase la atencion en unas manzanas y duraznos lindísimos que llevaban en sus cestos unas preciosas muchachitas que venian de un mercado cercano....

A las oraciones de la noche tocábamos en la grande estacion de San Antonio, y de ella fuimos trasladados alMinger-Hotel, donde habia concurrencia inmensa y estupendo movimiento de viajeros.

Minger-Hotelestá situado en una altura, al frente de una extensa plazuela que lleva su corriente á la calle principal de San Antonio.

La fachada del hotel está hermoseada por corpulentos árboles; el despacho, que está en el tránsito de la calle al patio, es amplio, le limita largo mostrador y da al patio por uno de sus extremos, teniendo á su frente salones para los viajeros.

El patio del hotel es cuadrado; tiene su barandal de fierro, corrido en todo el cuadrado, y sus cuartitos pequeños, pero aseados.

En la parte inferior, contiguo al patio, está el gran comedor con sus rasgadas ventanas, sus mesas albeando y su competente servidumbre.

A nuestra llegada, el hotel se hundia á gritos; poco ántes de nosotros habia caido como una manga de agua una de esas falanges de viajeros que hacen por aquel tiempo alegres excursiones, y que son la cosecha y el regocijo de los grandes hoteles.

Cantos, disputas, carreras del despacho á los corredores, de los corredores al comedor....

En el hotel no habia desocupado un hueco en que cupiese un grano de trigo; pero los dueños se habian procurado unas piezas vacías á donde confinaban á los huéspedes sobrantes, con dependencia del hotel. Allí fuimos consignados; Francisco fué renegando.

Ocupamos un cuartito pequeño con catres por todas partes, arrimamos á las paredes nuestros equipajes y nos propusimos descansar.

La pieza en que estábamos era baja, las puertas que daban á la calle quedaron completamente abiertas, porque el cuarto era un horno.

Mucho mejoraron en aquellas circunstancias nuestra situacion, las atenciones del Sr. General Benavides, quien con finura extrema hizo que se nos atendiese y que al dia siguiente se nos alojase convenientemente.

El calor nos empujaba del cuarto; Francisco se sepultó en su catre, como quien se suicida. El General Benavides y yo quedamos en plática en unas sillas que sacamos á la calle; yo, al último, me mantuve en vela, dando rienda suelta á mis recuerdos.


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