Chapter 5

EL PRIMER BIÓGRAFO DE CERVANTES,DON GREGORIO MAYÁNS Y SISCAR(1699-1781)

EL PRIMER BIÓGRAFO DE CERVANTES,DON GREGORIO MAYÁNS Y SISCAR

(1699-1781)

Más de una centuria había transcurrido desde la muerte del ingenioso hidalgo Miguel de Cervantes Saavedra, y ni la popularidad que alcanzara su nombre, ni las numerosas ediciones que de sus obras habían gemido las prensas del orbe civilizado, ni el constituir el más legítimo orgullo de la raza neolatina, hubieron de ser causas suficientes que obligaran á los humanistas, historiadores y críticos á darnos una siquier sucinta biografía del ilustre "Manco", digna de ser tan conocida, por lo menos, como lo era la del loco manchego que Cervantes concibiera con su creadora fantasía y dió forma con el mágico estilo de su bien cortada pluma.

Hubo necesidad de que un hispanista ilustre, ferviente admirador del más excelso de los novelistas, se diera cuenta del imperdonable olvido en que se tenía al "Príncipe de los ingenios" é hiciese partícipe de sus ideas al más docto escritor que en aquel tiempo florecía en España, el insigne y eruditísimo valenciano don Gregorio Mayáns y Siscar.

Era don Gregorio, á la sazón, bibliotecario del rey Felipe V, cargo que se le había conferido por su profundo saber y talento portentoso. Habíase distinguido Mayáns por sus trabajos de biografía y crítica literaria, y á él se dirigió lord Carteret, conde de Grandville, en súplica de que honrara la memoria de Cervantes escribiendo su azarosa y singular vida.

No tardó mucho tiempo el polígrafo Mayáns en complacer al noble hispanista inglés, y el año 1737 salía en Madrid, de las prensas de Juan de Zúñiga, la "Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, autor don Gregorio Mayáns y Siscar, bibliothecario del Rei Catholico"[1].

El conde de Grandville, deseoso de corresponder al obsequio de don Gregorio, la hizo reimprimir en Londres, en 1738, al frente de la bellísima edición delQuijote, por los hermanos Juan y Roberto Tonson[2].

En la "Dedicatoria al barón de Carteret", intenta Mayáns explicar el desvío de los literatos hacia Cervantes, diciendo que era "dignísimo de mejor siglo, porque aunque dicen que la edad en que vivió era de oro, yo sé que para él y algunos otros beneméritos fué de hierro. Los envidiosos de su ingenio y elocuencia le murmuraron y le satirizaron. Los hombres de escuela, incapaces de igualarle en lainvención y arte, le desdeñaron como á escritor no científico. Muchos señores, que si hoy se nombran es por él, desperdiciaron su poder y autoridad en aduladores y bufones, sin querer favorecer al mayor ingenio de su tiempo. Los escritores de aquella edad (habiendo sido tantos), ó no hablaron de él, ó le alabaron tan fríamente, que su silencio y sus mismas alabanzas son indicios ciertos, ó de su mucha envidia, ó de su poco conocimiento".

Tarea dificultosa debió ser la de don Gregorio para reunir los datos de la biografía de nuestro gran novelista, tanto más si se tiene en cuenta que las veladas alusiones y detalles autobiográficos que se hallan esparcidos en las diferentes obras de Cervantes no se presentan, en la mayoría de los casos, con aquella claridad que hubiera deseado el historiador, y se prestan muchas veces á torcidas interpretaciones.

No obstante, la publicación de laVida de Cervantesobtuvo lisonjero éxito, siendo acogida por los doctos con verdadero entusiasmo, reimprimiéndose, tanto en España como en el extranjero, multitud de veces, y alcanzó el honor de ser traducida á varios idiomas, constituyendo por espacio de varios lustros la única fuente en la que pudieron saciar su sed los admiradores del "famoso ex cautivo de Argel".

La casualidad, unas veces, y el ímprobo trabajo de los cervantistas, otras, han venido posteriormente á poner en claro muchos puntos obscuros ósimplemente indicados en la obra de Mayáns. Hasta el año 1752 se tuvo como verdad inconcusa que la patria de Cervantes fué Madrid, pero el benedictino Fr. Martín Sarmiento hubo de leer en laTopographia é historia general de Argel, compuesta por el P. M. Haedo, los sucesos de Cervantes durante el cautiverio, donde se afirma que era un "hidalgo principal de Alcalá de Henares". Transmitida esta noticia á los amigos del sabio continuador de Feijóo, buscaron en aquella ciudad la partida de bautismo del autor deLa Galatea, documento que fué el primero en publicar don Agustín de Montiano y Luyando, en 1753, y que figura en la página 10 delDiscurso segundo sobre las Tragedias españolas, impreso en Madrid por el tipógrafo Orga, establecido más tarde en Valencia.

Los posteriores trabajos de los cervantistas Pellicer, Clemencín, Navarrete, Asencio, Pérez Pastor y otros son tan conocidos como las obras del inmortal creador deDon Quijote de la Mancha.

En cambio, la obrita de Mayáns ha sido injustamente olvidada, pues, aparte de haber sido la primera en el orden cronológico, todavía conserva en algunos puntos verdadero interés y se lee con delectación por la viveza de su estilo y las curiosas noticias que contiene.

J. GIL YCALPE


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